Santiago James
16 de junio, ya han pasado dos semanas desde que todos pasamos con excelentes calificaciones las pruebas finales. Hoy Enora y yo cumplimos dos meses de estar juntos, aún no lo puedo creer.
Es increíble lo rápido que pasan los días y los meses, pensar que hace apenas unos meses me la choqué por primera vez en la cafetería, sin duda alguna el segundo mejor día de mi vida, el primero fue cuando le pedí ser mi novia y dijo que sí.
El día fue muy relajado, Nora se emocionó mucho cuando le dí el ramo de flores, le encantan demasiado, le encanta que la casa huela a flores, especialmente a rosas y girasoles.
Decidí pedir pizza para cenar y los diablillos Aiken casi arman una guerra de comida porque vimos una película de Marvel y como siempre luego de esas películas uno saca conclusiones, pero estos dos se pasan y casi que arman una guerra campal en casa. Por cosas como estas recuerdo porque no me gusta ver películas con ellos.
Luego de comer y de casi tener una guerra en la mesa nos fuimos a las habitaciones.
Nora se puso su pijama y yo igual.
—¿Lista para dormir? –pregunté sonriendo, pero sus ojos se desviaron.
Algo pasaba.
—De hecho, hay algo que quiero que veas. –estaba nerviosa.
—¿Qué cosa princesa? –sinceramente empezaba a preocuparme.
—Ten. –me entregó un sobre con una carta, la abrí.
Ganó la beca para estudiar arte, ella anhelaba con ir a estudiar arte allá en Cambridge, sí, es lejos, pero solo será un año.
—¡Fuiste aceptada para la beca! Eso es increíble. –estaba emocionado.
—Es en Cambridge, Inglaterra. –murmuró, lo decía como si fuera algo malo.
—Oh. –de cierto modo, el hecho de que ella lo dijera en voz alta me afectó más de lo que esperaba.
—Ten. –me dió otra carta.
—¿Qué es esto? –la miré abriéndola, pero no me dejó terminar de leerla.
—La carta de rechazo. –murmuró.
¡¿Qué?! Está loca si cree que puede rechazar la oportunidad de su vida.
—¿Qué? ¿No vas a ir? –pregunté confundido.
—No.
—¿Qué no es tu sueño? –ahora me perdí.
—Sí, pero mi sueño cambio cuando apareciste en mi vida. –sus ojos se llenaron de lágrimas y mi corazón se hizo pequeño al verla así- No quiero irme James, no si tú no estás conmigo, mi sueño es ser una artista, sí, pero todo artista necesita una musa y tu Tiago James eres la mía, si te pierdo es como si perdiera todo lo que soy. –las personas no son eternas, se lo dije antes, si a mí me pasa algo más adelante y ella rechaza la beca ahora, puede que se arrepienta.
—No puedes dejar tu sueño por mí, esto ayudará mucho a tu carrera como artista, no puedes dejarlo. –era cierto, mi madrina me había dicho que Cambridge al final de la beca elegía al mejor estudiante para que haga su propia galería de arte, yo no puedo quitarle esa oportunidad.
—Si puedo, porque allá no estás tú. –empezó a llorar- Me enamoré de ti James, no puedo irme si tú no vas a estar ahí conmigo. –y yo de ti.
—Enora yo... no sé qué decirte, te apoyo en cada decisión que tomes y lo sabes, estoy aquí para apoyarte, pero es tu sueño, ¿lo pensaste bien? –pero por más enamorado que estuviera debía hacerla entrar en razón.
—Sí. –dijo segura y eso solo me decepcionó, no quería que renunciara a la oportunidad de su vida por mí- Solo quiero dormir contigo. –murmuró.
—Vamos princesa. –le dije aún pensando bien lo que haría.
Nos acostamos en la cama y me abrazó con fuerza, yo me aferré a ella, tal vez esta sea la última noche que duerma con ella.
—Buenas noches princesa. –murmuré haciéndole mimos en el cabello.
—Buenas noches James. –murmuró ella entre lágrimas, no dejaba de llorar.
Estuvo llorando por casi una hora y de la nada habló otra vez.
—James, ¿sigues despierto?
—Si solecito ¿Qué ocurre? –pregunté.
—Te amo, te amo con cada fibra de mi ser Tiago James. –murmuró y se quedó dormida en mi pecho.
Pasaron unos minutos hasta que por fin obtuve una respuesta.
—Yo también te amo solecito y espero que algún día puedas perdonarme. –murmuré y me levanté de la cama con cuidado de que no se despertara.
Busqué mi maleta y empecé a recoger mis cosas, guardé todo rápidamente y saqué la maleta del cuarto, me dirigí a la habitación de Tom para hablar con él.
—¿Tom? ¿Sigues despierto?
—Obvio, apenas son la 11 ¿Está todo bien? –dijo al ver mi cara.
—Tenemos que hablar.
—Dime.
—Me voy al Instituto Tecnológico de California, esta mañana me llegó la carta de aceptación, esperan que llegue la próxima semana, pero no hay problema si me voy antes.