Mis lagrimas recorrieron mi rostro como río que recorre ciudades.
Mis ojos se aguaron como el vapor que golpea las paredes.
Mi voz angustiada de repente se volvió muda
se fue como el viento,
y al igual que el viento tus palabras dulces fueron a los oídos de otra.
Quisiera que amarte no fuera tan fácil,
pero tienes ese no sé que donde cualquier persona puede caer profundamente.
Eres como un infierno infinito,
¿Cómo puedo dejarte ir si eres como la sangre en mis venas?
Te siento tatuado con tinta ardiente en mi corazón.
¿Crees que algún día podrías volver a voltear tus ojos hacia mi?
Extraño tus pupilas dilatadas por mi,
me gustaba ser tu droga
y no me malinterpretes, me sigue gustando.
Pero han pasado años desde la última vez que lo sentí.
-S.M Doufor