ALEXANDER
Se fue y no me dijo nada, estaba más que molesto con ella, ni siquiera me contesta el teléfono. Al llegar a la casa, la busqué desesperado con la intención de hablar y dejar las cosas claras y poder besarla nuevamente. La deseaba mucho más después de aquella noche, pero me sorprendió mucho cuando le pregunté a mi madre por ella y me dice que hoy viajaba a Texas. Sentía tanta rabia, pero tenía que contenerme, mi madre podía sospechar y lo que menos quería era eso.
Estaba en mi cuarto intentando contactarme con ella, me levanté y fui al despacho. Cuando mi madre la contrató requirió una hoja de vida para saber todo de ella y poder evitarnos gente deshonesta, comencé a leerla hasta que encontré lo que quería. Guardo todo en mi teléfono y salgo del despacho, mi mamá no estaba en la sala, debe estar alistando sus cosas y la de Ross, ella también salía de viaje y se llevaría a mi hermana pequeña, solo espero que esté pendiente como lo está Violeta.
Agarro mi teléfono y le envió un mensaje a Serena.
“Necesito hablar contigo ¿Dónde estás?
Recuesto mi cabeza en el mueble y respiro una y otra vez, me duele un poco la cabeza, llamé a la sirvienta y le ordené que comenzara con el almuerzo, ella asiente y sale, mi mamá aparece, angustiada.
—Diego está en la cárcel, hay que hacer algo —Me dice.
—Nadie va hacer nada, lo dejaré ahí dos días. Escúchame, mamá —Agarré sus manos— No podemos dejar que termine arruinando su vida, más de lo que ya está, le estás tapando sus errores y queriendo solucionar cada uno de ellos, pero no eres tú, él tiene que madurar.
Ella comienza a llorar y yo solo la abrazo, sé que le duele, pero no podemos seguir así, él tiene que cambiar, así sea de una mala manera. Mi padre lo consintió mucho y no vió que lo estaba criando de una mala manera, pensó que al darle todo iba a ser un hombre correcto como él, pero solo consiguió un hombre malcriado y con un amor hacia el dinero.
—¿A qué hora te vas? —Ordené a la servidumbre un vaso con agua.
—Dentro de media hora. Ya Ross tiene todo listo.
—Mandé a preparar la comida, no te preocupes, siempre estaré con ustedes.
Ella asiente y besa mi mejilla, la sirvienta le trae el vaso de agua y se lo toma.
—¡Gracias, hijo! —Suspira—. Con respecto a lo de tu hermano, sé que tienes razón, aunque me duela verlo en esa situación, tengo que dejar que él arregle su propia vida.
Me alegra que haya entendido, no quiero pelear con ella y por culpa de las locuras de mi hermano, que ponen en juego la estabilidad de la familia.
Ya la comida está lista, vamos al comedor y nos sentamos. Suena el timbre, el ama de llaves va a abrir, levanto la mirada y es Serena, nos saluda y mi madre la invita a sentarse con nosotros.
Veo que está tensa, en la mesa había un silencio incómodo, terminamos de comer y mi mamá nos deja solos. Vamos al despacho y ella se sienta, está nerviosa, lo noto en la manera como mueve sus manos sobre su regazo.
—¿Qué tienes, Serena? —Ella me mira.
—Bueno… —Se levanta— Me bese con Ignacio y me estoy arrepintiendo como no tienes idea, no sé qué me paso.
Creo que jamás pensé que Serena pudiera cometer tremenda estupidez, además ¿a Ignacio no le gustaba Violeta? Esto está muy enredado.
—¡Estás completamente loca! —Comienzo a reírme.
—No te rías, imbécil. Me ha estado llamando como un loco —Me enseña su teléfono— ¿17 llamadas perdidas? Eso no es normal.
—Hasta yo te llamaría y más —Me acerco—. ¡Eres una Diosa del beso!
—¡Cállate! —Me regaña— ¿Qué hago?
—No le hagas caso, espera cuando estés lista y habla con él y déjale las cosas claras.
Nos quedamos un rato más conversando, se despide porque tenía unas cosas que hacer. Salgo del despacho y ya mi mamá estaba lista con Ross, mi hermana, al verme, viene corriendo hacia mí, la abrazo, iba a extrañarla estos días, igual como extraño a Violeta.
El chófer empieza a subir las maletas, me acerco a mamá y la abrazo.
—Sé que odias esto, pero… —Me mira—. Cuida a tu hermano, puede que él no vea en el hueco donde está metido, pero nosotros sí. Solo te pido eso, Alexander.
Beso su mejilla sin decir absolutamente nada, se suben a la limusina y las veo irse.
Regreso a la casa y voy a mi habitación, estaba preocupado. La situación de Violeta me tiene así, las llamadas y los mensajes que le he enviado no me los ha contestado. Agarro el teléfono y llamo a mi secretaria, le informo que mañana prepare el avión privado porque viajaré temprano. Cuando le dejo claro todo lo que quiero, cuelgo, dejo el celular en la mesita de noche, me empiezo a quitar la ropa y me doy un baño.
Hoy me quedaré en la casa, no tenía ánimos, salí y me puse un mono y una franela. Bajé a la cocina para que me prepararan algún aperitivo para comer, me siento en el mueble y prendo la televisión. Me pongo a ver las noticias y así aliviar un poco las ganas de salir y buscar algo de acción. Una de las chicas, Susy, me trae un pan y un vaso de jugo, lo pone en la mesita y se retira, comienzo a comer. Ignacio me envía que viene a hacerme un poco de compañía, no le respondo y lo espero.
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Editado: 01.10.2025