VIOLETA
Jamás me sentí tan atrevida como hoy, dejar en esa situación a Alexander me causaba demasiada risa. Desde el hotel hasta la casa de Emma no quedaba muy lejos, así que decidí ir caminando. Recibí varios mensajes de Margaret, diciéndome que pusiera cuidado cuando regresara. Apresuré el paso, ya estaba cayendo la noche, aunque era un lugar seguro y la mayoría nos conocíamos, después de lo de Rodrigo no me gustaba estar sola.
Llegué y sentí cierto alivio, cuando fui a abrir el portón, una mano toma mi brazo y al voltear, era él, ¿Hasta cuándo? ¿No se cansa?
—Pensé que te habías ido, pero veo que sigues aquí, con ese hombre —Se refería a Alexander.
—Lo que haga o deje de hacer con mi vida, no es tu asunto ¿No entiendes eso, Rodrigo? —Solté mi brazo.
—Eres mía, fui el primer hombre en tu vida, Violeta, eso no se olvida tan fácilmente —Se acerca a mí.
—Yo sí lo hice —Le dije molesta—. Estoy cansada de ti, déjame en paz —Cuando quiero entrar me jala de nuevo.
—Tú no te vas hasta que hablemos —Me está lastimando.
Cuando voy a decirle que me suelte, aparece Raúl.
—La señorita Violeta le dijo que la soltara, ¿Es sordo o no entiende?
Él quita sus manos de mí. Raúl se pone delante y al ser tan alto no veo a Rodrigo, solo veo que se aleja y respiro.
—¿Está bien, Señorita? —Me pregunta.
—Sí, Raúl —Le doy una sonrisa— Muchas gracias por todo.
Él no dice nada, asiente y se retira. Entro a la casa y Emma llega a mí, me abraza.
—Mi abuela se acostó —Caminamos hasta su habitación—. Pero yo no podía, estaba muy preocupada.
Nos sentamos en la cama. Comienzo a contarle todo lo que pasó con Alexander y, por supuesto, con Rodrigo. Ella no para de reírse con lo del señor amargado. Suena mi celular y es un mensaje.
“Te seguiré molestando Violeta”
Me río, este hombre se está adueñando de todo lo que soy.
****
Hoy dormí como jamás lo había hecho, al ver la hora eran las nueve de la mañana, me estiré en la cama y Emma no estaba. Me levanto, voy al baño, me cepillo y salgo de la habitación, escucho unas risas en la cocina, estaba Margaret, Emma y un chico como de mi edad.
—Buenos Días a todos —Me siento junto a Emma.
—Hola mi niña —Margaret besa mi frente.
—¡Oh, lo siento! —Se ríe Emma—. Óscar, te presento a Violeta, la amiga de la que tanto te he hablado.
—Un gusto —Le doy la mano.
—El gusto es mío, preciosa —Me río, muy coqueto el chico.
Pensé que Óscar era algo engreído, pero resultó ser todo lo contrario, era amable y pasamos una mañana agradable. Emma no paraba de reir con él, estudia para abogado en la universidad local, su sueño es mudarse a España, pero por falta de dinero no ha podido. Decidimos ir por unas donas a una cafetería, tenía años en funcionamiento. Era el lugar preferido de Emma y mío desde que estábamos en la preparatoria hasta hoy. Fui por mi chaqueta y mi teléfono.
Al estar todos listo, nos despedimos de Margaret y nos fuimos; caminamos entre risas y recordando viejos tiempos. Sentí que alguien nos seguía y al mirar atrás, estaba Raúl, pendiente de cada uno de nuestros pasos; bueno, los míos, por supuesto; le envié un mensaje a Alexander.
“¿Por qué tengo a tu guardaespaldas siguiéndome? ¿Qué está pasando, Alexander?”
Lo guardo en mi chaqueta y decido no prestar atención a que Raúl me esté cuidando, llegamos y estaba lleno. Óscar se desaparece, después de un rato vuelve con una de las camareras, nos consigue una mesa. Nos sentamos y pedimos dos cafés negros y uno con leche para mí con unas donas, que para eso vinimos, ¡eran las mejores!
Suena mi teléfono y es Alexander.
“Supe que tu ex te está molestando, solo quiero asegurarme de que no se te acerque en el tiempo que estaremos aquí”
¿Estaremos? ¿Cómo conoce a Rodrigo? Ah, qué puedo decir, el hombre es millonario, con una buena cantidad de dinero sabe hasta cuántas veces voy al baño. No le respondo, cuando estemos a solas hablaremos del tema, hoy solo quería disfrutar de mi amiga y Óscar.
Después de terminar de beber nuestros cafés y comer nuestras donas nos quedamos un rato más, ya era mediodía. Emma se queja porque no decidimos venir en el auto del papá de Óscar, él le jala su cabello y le dice que deje de quejarse que se va a poner vieja, ella le saca la lengua. Nos levantamos y salimos del lugar, el sol estaba un poco fuerte, llegamos, Óscar se despide de nosotras ya que tiene cosas que hacer, nos da un beso en la mejilla a las dos y se va.
Entramos a la casa, Margaret estaba haciendo el almuerzo, subimos a la habitación y me quité la ropa para ponerme algo más cómodo. Recogí mi pelo, puse mi teléfono a cargar, ayudé en lo que hacía falta a Margaret. Desde que tuve esa discusión con mi mamá y mi hermana no he sabido nada de ellas. Con los que hablo es con Sean y Roger. Mi hermano me dijo que antes de irme pasara por su casa, pero no estoy segura, mi mamá va muy frecuente para allá y lo que menos deseo es encontrarla, pero era mi hermano y sé que pasaría mucho tiempo para que nos volviéramos a encontrar.
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Editado: 01.10.2025