VIOLETA
Virginia irradiada amabilidad y amor, es una mujer valiente, estuvimos hablando de muchas cosas, que me olvidé por un segundo de Ross. Al verla, se había quedado dormida en la mesa con sus cuadernos alrededor, ya había pasado la mañana. Me levanto y cargo a Ross, la sirvienta se encarga de sus cuadernos.
Entramos a la casa, subo las escaleras con una pesada Ross en mis brazos, llego a su habitación, abro la puerta y entro, Virginia se había ido a su habitación. La acuesto en la cama, le doy un beso en su mejilla y apago la luz, al salir tropiezo con alguien, subo la mirada y me encuentro con Alexander. Pensé que lo podía evitar, no sé, tal vez una semana, así poder calmar a mi corazón que justo en este momento se quiere salir de mi pecho, es un traicionero; me separo de él y mantengo una distancia prudente, por mi bien y de mis hormonas.
—No pensé verte hoy —No puedo apartar mi mirada de sus labios.
—Trabajo aquí, por si no lo recuerdas —Cierro la puerta—. Es mejor que me vaya.
—Necesitamos hablar, Violeta.
—Creo que dejaste todo claro en Texas —Cruzo mis brazos.
—Me vas a escuchar, aunque no quieras, Violeta.
Una sonrisa burlona sale de mi <<“Está loco ¿Quién se cree para obligarme?” >> lo miro y sigo mi camino, cuando siento que todo se voltea y mi mirada cae en su perfecto trasero. ¿Qué está pasando? Este hombre está loco, lo veo caminar a su habitación, abre la puerta y entramos, si no me baja me voy a marear más de lo que estoy; con cuidado me sienta en la cama, agarro mi cabeza, veo cómo cierra la puerta.
—¿Qué haces? Déjame salir, ¿no entiendes que no deseo hablar contigo? —Le grito.
—Pero yo sí —Me alejo de él y me siento en una silla que está al otro lado del cuarto.
—Eres una malcriada —Se ríe.
No le contesto, si él quiere hablar, pues que lo haga, pero no conmigo. Agarro mi celular y comienzo a jugar, no caeré en sus encantos y menos en su palabrería barata que se gasta.
—¿Me vas a aplicar la ley del hielo? ¡Eso es tan infantil, Violeta!
Sigo pendiente del juego, cuando ya voy a ganar, me arrebata el teléfono.
—Oye, ya casi ganaba —Me quejo.
—Vamos a hablar.
—No, no lo haremos.
Se acerca a mí y se pone a mi altura. << “No dejes que logre su cometido, ¡corazón, necesitamos ser fuertes!” >> Sus labios están cerca de los míos, ¿por qué tiene que hacerme esto? me levanto y me alejo.
—No me hagas esto, Violeta.
Agarra mi mano, me jala hacia él y me besa, esta vez hay dulzura, extrañaba sus labios y todo lo que me hacía sentir, baja sus manos a mi cintura, abre mis labios un poco más hasta que mi mente reacciona y recuerdo a Ignacio, ¡no puedo hacerle eso, no lo merece!
Cuando voy a hablar, escuchamos golpes en la puerta.
—Hijo, necesito hablar contigo —Llevo mis manos a mi boca, La Señora Daniela ¿No había salido hacer no se que?
—Espérame en el despacho, mamá.
—¿Por qué mejor no hablamos aquí? Tengo que volver a salir, será algo rápido —Intenta abrir la puerta.
—Mamá, me voy a bañar…
—Está bien, no tardes, por favor.
Se va, respiro, mi vida es un caos desde que Alexander entró a mi vida. Miro con mala cara a Alexander y él solo se ríe, para él todo es un juego, incluso yo. Abro la puerta con cuidado y salgo, necesitaba estar sola. Fui en busca de un vaso de jugo, necesitaba bajar este susto que tiene mi corazón en un hilo. Voy a la cocina, busco un vaso y lo lleno de jugo de naranja, me despido de las chicas y voy al jardín. No podía ocultarle esto a Ignacio, no lo merece, le envío un mensaje.
“¿Estás ocupado para venir por mí?
Su respuesta llega de inmediato.
“Para ti, todo mi tiempo. Arreglo unos pendientes y me tienes completamente”
Me sonrojo por sus palabras, guardo el celular. Veo el cielo, hay un poco de tiempo, ya estamos en los meses de lluvia, algo que a mí no me agrada. El frío a causa de eso, incrementa mucho. Una gota y después otra empieza a caer, camino rápido, uso la puerta que está por la cocina y entro, las chicas se llevan un buen susto al verme de nuevo, me rio y voy a la habitación de Ross. Abro la puerta, está todavía durmiendo, voy a la sala y me siento a ver televisión. Escucho voces, es la Señora Daniela junto a Alexander, ella besa la mejilla de su hijo y sale de la casa. Alexander me mira por un segundo, se acerca a mí quedando muy cerca, lleva sus labios a mi oreja.
“!Lucharé por ti!”
Besa mis labios sin permitirme reaccionar y se va a su despacho, dejándome sin palabras. Necesito un psicólogo, este hombre está acabando con mi estabilidad emocional.
Llega la hora de irme, subo al cuarto para buscar mi bolso, le doy un beso a Ross, se estaba despertando cuando entré. Al salir, va saliendo Virginia de su habitación, nos despedimos y salgo de la casa, ya Ignacio estaba afuera esperándome.
Al salir, un frío me llena por completo, al subir al auto él me sonríe, solo hace que se me revuelva el estómago al recordar que besé a Alexander. ¡Me siento tan mal! Me invita a cenar y gustosa acepto, me lleva a un restaurante de comida italiana, llegamos y quedé más que encantada, era hermoso.
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Editado: 18.10.2025