Si fueras ella

CAPÍTULO 56

ALEXANDER

Violeta me tiene en sus manos, extraño su boca, su cuerpo… ¡Me está volviendo loco! Paso mis manos por mi cabello, estaba estresado y solo deseaba tenerla conmigo. Para distraerme y no pensar en ella, invité a mi familia a comer a un restaurante, me estaba alistando en mi habitación, mi celular suena anunciando un nuevo mensaje.

“Tu hermano acaba de salir, lo estaré vigilando. -Raúl “

Raúl se encargó de pagar la fianza, no quería verle la cara a Diego. Merecía unas semanas más, pero mi madre me tenía presionado con el mismo tema, todos los días. Busco mi chaqueta, me la coloco, agarro mi teléfono y salgo. En el pasillo me encuentro a mi abuela y nos dirigimos a la sala. Mi mamá ya estaba lista al igual que Ross, la última, viene corriendo hacia mí y toma mi mano. Salimos de la casa, el chófer abre la puerta del auto y subimos, el viaje fue tranquilo, mi hermana no paraba de hablar. Noto a mi madre un poco extraña hoy.

Llegamos, bajamos del auto ayudando a mi abuela, entramos, el mesero nos lleva a nuestra mesa, nos sentamos y al mirar, Serena está a una distancia prudente de nosotros junto a un hombre que desconozco. Su mirada se encuentra con la mía, desde que tuvimos aquella discusión no habíamos hablado de lo sucedido. Le extraño, muchos años de amistad y jamás habíamos discutido de esta manera, me da una pequeña sonrisa, merece ser feliz. Ordenamos nuestra cena, una botella de vino y agua para Ross.

Mi abuela no para de contar los momentos que pasó junto a mi abuelo, me encanta escucharla adorar a mi abuelo, a pesar de no estar con nosotros. Es una excelente mujer, a pesar de haber pasado tanto en la vida. La noche estaba tranquila hasta que mi madre lo arruinó.

—Violeta trabajará hasta mañana con nosotros.

Mi hermana comienza a llorar.

—No, Vio no…

Mi abuela trata de tranquilizarla, mucha gente comienza a mirarnos y a susurrar al ver a mi hermana en ese estado, incluso Serena.

—Deja el drama Ross, no estamos en la casa —La reprende mamá.

—No quiero meterme en tus asuntos madre, pero... ¿Por qué motivo? Desde que llegó ha hecho bien su trabajo, mientras que tú estabas atrás de tu hijo, arreglando el desastre que tiene como vida —Ella me mira—. Violeta ha estado cuidando de tu hija.

—Alexander tiene razón —Comenta mi abuela.

—¿Ahora todos la van a defender? —Se enfurece—. Es una decisión ya tomada, no quiero ninguna queja.

Ross no quiso comer, solo lloraba, mientras que mi mamá la regañaba. Decidimos irnos, pagué la cuenta y subimos a la limusina. Quise hablar con mamá e intentar hacerla cambiar de opinión, pero me evitó en todo el camino de regreso a casa.

Al llegar a casa, mi madre es la primera en bajar, mi abuela acompaña a Ross a su habitación. Mi madre ya sabe sobre mi interés en Violeta, es la única razón que encuentro, mi madre no es de tomar decisiones tan apresuradas.

Violeta no puede quedarse sin trabajo y mucho menos por mi culpa, me sentiría demasiado culpable, necesito ayudarla, necesito solucionar esta situación. Le ordeno a la sirvienta que me prepare un café y lo lleve a mi despacho, entro y me siento, cierro los ojos, estaba agotado. Necesitaba un poco de tranquilidad, es mejor acostarme, mañana solucionaría este enredo, salgo del despacho y subo a mi habitación, entro y me acuesto sin quitarme la ropa, estoy demasiado cansado.

****

La alarma suena, me levanto con mucho cansancio y voy al baño, comienzo a alistarme para ir a la empresa. Al estar listo, voy a la habitación de mi madre y no está. Al bajar, voy al comedor, la sirvienta me trae mi desayuno, le pregunto por mi madre.

—Su madre está en el despacho con la Señorita Violeta, desde temprano están ahí, señor.

Mamá no podía hacernos esto.

Escucho unos pasos, mi mamá aparece junto a Violeta. Veo tristeza en sus ojos.

—¿Puedo despedirme de Ross? —le susurra ella.

—Está durmiendo —¿Desde cuándo mi madre se volvió tan insensible? Me sorprende su actitud, ella no es así—. Además, es lo mejor, espero que me entiendas.

Ella asiente y me mira. Quiero abrazarla y hacerla sentir mejor, pero no puedo, la veo irse.

—Solo quería despedirse de Ross ¿Por qué no la dejaste? —le recrimino.

Molesto con mi madre, salgo de la casa. No tenía motivos para despedir a Violeta, solo lo hizo por alejarme de ella, pero está muy equivocada, ¡la quiero en mi vida, le guste o no! Me subo al auto y manejo, espero encontrarla, veo su pequeña figura, siento alivio, me estaciono y bajo la ventanilla.

—¿Me dejarías llevarte a casa? Me portaré bien, te lo prometo —Me sonríe, abre la puerta y entra —. Perdón, jamás pensé que mi madre pudiera hacerte esto.

—Lo vi venir —La miré por un segundo, sin entender nada —Desde hace días la he notado extraña conmigo.

—Es mi culpa, debió sospechar lo que pasaba entre nosotros. Como tiene la idea de que Serena y yo estemos juntos, ese es el motivo, por eso te pido nuevamente perdón Violeta, por mi culpa estás sin empleo.

—No te preocupes, mi vida no se acaba por eso, buscaré otro empleo. Además, con el dinero que me dio tu madre, puedo sobrevivir unos meses más —me sonríe.




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