ALEXANDER
Me sentía mucho mejor, me hacía falta descansar y olvidarme un poco de las preocupaciones. Me levanté y fui al baño, lavé mi cara y me cepillé, agarro mi toalla y me la coloco en la cintura, salgo, comienzo a vestirme, el traje es un color azul cielo, me veo en el espejo, agarro la corbata y me la pongo. Tocan la puerta, susurro un pase, la puerta se abre y es mi pequeña hermana, se acerca a mí de forma tímida, me río. << "Algo quiere" >> me siento, palmeo a un lado de mí y ella viene.
—¿Qué desea esta hermosa princesa? —Escucho su melodiosa risa.
—¿Puedes llevarme a ver a Violeta? —Junta sus manitos, en modo de súplica—. ¡La extraño mucho!
Mi hermana es la mejor, yo también deseo verla, al verme con Ross, no le dirá que no, y menos a mi hermana.
—Claro, ve a vestirte. —Ella besa mi mejilla y sale de mi habitación.
Me encanta verla feliz, solo eso deseo para ella, que nada le haga daño. Termino de vestirme y salgo de mi habitación. Voy en busca de Ross, ya se está tardando mucho y se me hace tarde para llegar al trabajo, saco mi teléfono y le envío un mensaje a Serena.
"Nos vemos en la tarde, estaré ocupado"
Mi hermana sale, agarro su mano y bajamos al comedor.
—Buenos Días.
—Buenos Días —Su mirada se dirige hacia Ross—. ¿A dónde vas?
—Voy con Alexander a ver a... —Interrumpo la alegría de mi hermana.
—Vamos a almorzar con Serena —Mi madre cambia de humor, al escuchar el nombre de Serena, me levanto— Ross, apúrate.
—Me alegra mucho saber eso, hijo. Serena es una excelente mujer para ti —Ruedo los ojos.
Salimos de la casa, el chófer abre la puerta, nos subimos, enciende el auto y comienza a manejar.
—¿Es malo ver a Violeta, hermanito? ¿Por qué mamá no puede saber? —Odio cuando Ross es tan curiosa.
—Porque es una sorpresa que le vamos a hacer a Violeta. Si le dices a mamá, ella se lo dirá a ella ¿Quieres eso? —Ella niega—. Así estamos mejor.
En todo el camino no dejó de hacerme preguntas, llegamos al edificio y nos bajamos del auto. Le agarro la mano, caminamos hacia su edificio, me sentía ansioso por verla. Ya estábamos frente a su apartamento, cuando voy a tocar, la puerta se abre, encontrándonos con Violeta, Ross corre hacia ella y la abraza.
—Veo que vas de salida, Ross quería verte.
—No, solo voy a botar la basura —Me permite ver, una pequeña bolsa—. Pasen, están en su casa, horita regreso.
Sale corriendo, entramos y nos sentamos en el mueble, la puerta se abre y ella entra.
—¿Quieren algo de tomar? —Nos pregunta.
—Así estamos bien, no te preocupes — me levanto —Solo quería preguntarte ¿Te quedarías con Ross hasta que salga del trabajo?
—Yo quiero —Grita de alegría Ross.
—Yo encantada, Alexander.
—Bueno, nos vemos ahora —Le doy un beso en la mejilla —Pórtate bien, cuídala Violeta.
Salgo del apartamento, respiro. ¡Que ganas tenía de besarla! ¿Por qué tiene que tener esa inocencia que me vuelve loco? Me coloco los lentes, el chófer abre la puerta y subo, recibo un mensaje de Ignacio.
"¿Dónde estás? Tienes que venir urgentemente"
¿Hasta cuándo tantos problemas?
Llegamos a la empresa, no espero por el chófer, abro la puerta y salgo. Hay gente aglomerada en la entrada, camino, al verme, los trabajadores me hacen espacio para poder pasar, escucho unos gritos, un hombre de mediana edad y ropa desgastada, me señala << "¡Como detesto este tipo de comportamiento!" >>
—¡Su hermano me debe dinero¡ No está en su apartamento, cuando lo encuentre, sabrá muy bien con quién se metió, por ahora necesito mi dinero —Su voz se escucha por cada rincón de la empresa.
Todos a mi alrededor nos miran, le hago seña que me siga, duda un momento, al final accede, entramos a la oficina y se sienta.
—¿Cuánto le debe mi hermano? —Sus labios forman una media sonrisa.
—Cinco mil dólares. Serían más, pero no quiero verlo en la miseria, mucho más de lo que ya está.
Le hago un cheque, se lo paso.
—Le prohíbo volver a formar estos espectáculos en mi empresa, no soy mi hermano, tengo el suficiente dinero para hundirlo en la cárcel por años —Señalo la salida— Largo de mi oficina.
Cuando me encuentro solo, me siento. ¡Ahora sí, Diego me va a conocer! Ya me cansé de limpiar sus desastres, mamá no lo salvará esta vez. No sabe que, al meterse con gente de esa calaña nos pone en riesgo a nosotros, pero esto no se va a quedar así, salgo de mi oficina. El chófer abre la puerta y subo, le indico dónde llevarme, estaba molesto. Llegamos a su residencia y me bajo del carro, subo las escaleras con la única intención de partirle la cara al imbécil que tengo como hermano. Abro la puerta y está acostado, viendo la televisión, pero no está solo, mi madre está hablándole, pero él no le hace el mínimo caso
—¡Llegó el que faltaba! ¿Tenemos reunión familiar o qué? —Se ríe.
—Te parece chistosa toda esta situación, por lo que noto. Bueno, lo que te voy a decir será mejor, a partir de hoy tú pagas el apartamento y tus deudas. ¡Me cansé! —Se borra de su rostro la estúpida sonrisa que tenía— ¿No te parece gracioso, hermanito?
—Mamá, no puedes permitir que haga eso. Eres el menor, no te olvides de eso —Se levantó y se acerca a mí.
—Pero soy el que tiene más cerebro, las cosas ahora serán a mi manera.
—Alexander, hijo, por favor... —Me suplica mi madre.
—No. Si quieres darle de tu dinero, no tengo problema —Le digo—. Esta mañana llegó un hombre cobrando una deuda, que el imbécil de tu hijo debía, la cancelé por esta vez. —Lo miro— Ahora verás qué hacer, porque ya no estaré para ti, olvídate que tienes hermano y si puedes, una familia.
Mi mamá comienza a llorar. Aunque me duela verla así, no voy a dejar que mi hermano juegue con nosotros a su antojo. Salgo del apartamento. Sé que le fallé a mi padre, antes de morir me hizo prometerle que cuidaría de Diego, él sabía en qué andaba, pero igual siempre estuvo para él. Pero yo no tenía la humildad y la paciencia que le tuvo el por años, conmigo no haría lo que le diera en gana, yo tenía un límite y hasta aquí llegó. No sería un juguete, si a él no le importaba su familia, a mí sí. No arriesgaría a mamá ni a Ross, ni siquiera a la abue
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Editado: 08.11.2025