ALEXANDER
Estábamos todavía en la clínica esperando las indicaciones del Doctor y poder irnos a casa. Mi abuela estaba en el mueble con Ross en las piernas, estaba dormida. Mi mamá me mira.
—No me gustó para nada la forma cómo me hablaste delante de Violeta.
—Es que no sé de qué manera quieres que te diga que Serena y yo solamente somos amigos. Jamás hemos pensado llevarlo más allá —Espero que esta vez entienda.
—No entiendo por qué, los dos son más que perfectos juntos —El dolor de cabeza me está atacando de nuevo— ¿Te gusta Violeta? Es eso, verdad.
Creo que ya llegué hasta el límite, que manía de querer manejar mi vida a su antojo.
—No entiendo por qué tienes que meter a Violeta en este asunto. En vez de querer casarme con Serena, deberías preocuparte por Diego, está por la vida haciendo desastres y tú estás cegada. Así que lo que haga o no con mi vida amorosa, es mi asunto, si quiero estar con Violeta, estaremos juntos, sería mi decisión, así que no quiero seguir más con el tema.
Mi abuela nos mira, cuando mi mamá está a punto de hablar, entra el médico, nos informa que en los exámenes todo salió perfecto y que me puedo ir, me receta unos medicamentos y sale. Me levanto y voy al baño a cambiarme, al salir, ya todos están afuera, caminamos hacia la salida. Agradecí que llamaran al chófer, nos subimos y nos fuimos a la casa, en todo el trayecto todo fue silencio. A veces no entendía su obsesión de quererme casar con Serena, con Anne jamás fue así.
Al comienzo mi mamá no soportaba la presencia de Anne en mi vida, pero la paciencia y la dulzura de ella, la fue envolviendo hasta que fueron muy unidas. Ahora veo que lo mejor que pudo hacer fue despedir a Violeta, era lo mejor, mi madre le haría la vida imposible y lo que menos quería era eso. Llegamos a la casa y salí del auto enseguida. Sabía que quería seguir discutiendo, pero yo no, estaba cansado del mismo tema todos los días, necesito un respiro y ser feliz. Justo en este momento lo que quiero es estar con Violeta, el tiempo que tenga que durar. Al final, creo que terminaré cayendo en los brazos de Violeta, esa mujer me encanta.
Todavía tenía dolor en el cuerpo, pero no quería permanecer un día más en la clínica, fui a mi habitación, quería descansar y olvidarme por un momento de las peleas sin sentido con mi madre. Sería mejor planearle la boda a ella con Serena, así se calmaría un poco. Me quito como puedo la ropa y me acuesto, me tomo las pastillas que el Doctor me recetó para el dolor, agarro mi teléfono y le mando un mensaje a Violeta.
“Sueña conmigo, yo haré lo mismo”
Lo pongo en la mesita de noche y me duermo.
****
Muchos me decían que sentías el verdadero dolor al día siguiente, ¡cuánta razón hay en esa frase! El dolor pareciera que se hubiera triplicado, no podía moverme y sentía que con cada movimiento el dolor aumentaba, traté de calmarme un poco, respiré varias veces, me quedé un rato acostado, la puerta se abre y entra mi abuela con el desayuno.
—Buenos días, hijo ¿Cómo amaneces? —Coloca la bandeja en la cama.
—Por lo que cabe, bien —Me acomodo y comienzo a desayunar.
—Deberías hablar con tu madre, solo te pido que no seas tan duro con ella, hijo.
—No lo soy abuela, es que no sé de qué manera hablarle para que entienda que Serena y yo solo somos amigos, los dos lo hemos decidido así, pero me molesta que quiera meterse en mi vida, estoy cansado —Me quejo. ¡Dios, esto dolía demasiado! —Solo quiero que no me hable más del tema, abuela.
—Está bien, acaba de salir —Me dice— Saldré con tu hermana a la clínica —La miro, ¿está enferma?—. Solo es un chequeo médico, nos vemos ahora, le informé a las sirvientas que estuvieran pendiente por cualquier cosa que necesites.
Beso su mejilla y sale, agarro mi teléfono y le envío un mensaje a Violeta.
“Quiero verte, ven a la casa”
Tenía que aprovechar estos momentos que estoy solo, tocan la puerta y es Mercedes, creo que así se llama, lleva años trabajando con nosotros, y no conozco ni a la mitad de la servidumbre, deja un vaso de agua en la mesita de noche y me pasa las pastillas, recibo un mensaje.
“¿Estás loco? No tengo como ir y Marcos está en el trabajo”
Para todo hay una solución.
—Dile al chófer que busque a Violeta a su apartamento —Ella me mira y asiente.
“El chófer va por ti, no tienes excusa”
Decido llamar a Ignacio y preguntarle como están las cosas en la empresa, si no tuviera este dolor, estaría allá trabajando, odiaba estar así, cierro los ojos y me quedo dormido.
****
Me desperté por unas caricias. Al abrir los ojos, estaba Violeta mirándome con una sonrisa que me encantaba.
—Creo que me acostumbraría a despertar así —Le sonrío.
—No te emociones, campeón.
—¿Llevas mucho tiempo aquí? —Le pregunto.
—Acabo de llegar, cuando te vi durmiendo, quería irme, pero no pude, es una tortura tenerte tan alejado de mí.
La acerqué a mí y la besé, jamás me cansaré de probar esos labios, eran mi adicción. Aunque quería acabar con esta necesidad que tenía de ella, no podía, un mal movimiento causó un dolor fuerte en mi espalda, me quejo, ella se aparta.
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Editado: 08.11.2025