Si fueras ella

CAPÍTULO 72

ALEXANDER

Sus palabras tuvieron en mí, cierta alerta a mi corazón. Decidí ignorar eso, cuando estuve seguro de que Violeta estaba bien, me despedí de ella y le prometí que hablaríamos luego. Me sentía un poco mejor.

Salgo del edificio, estaba más calmado. Este tema con Diego se está saliendo de mis manos, no sé qué pretendía con Violeta, pero no es nada bueno. El chófer me abre la puerta y subo, mientras maneja, mi mente no deja de pensar lo sucedido de hoy, el miedo en Violeta. Necesito que esté a salvó. Llegamos a mi casa, bajo con cuidado, entro a la casa y está mi madre en la sala.

—¿Dónde estabas? —Se levanta—. Deberías cuidarte, no debes salir, y menos en esas condiciones.

—Estaba solucionando unos problemas —El dolor sigue aumentando, necesito descansar.

—Serena me llamó, quería saber cómo estabas —Me está reprochando—. Así que, ¿estabas con alguien más?

—Deberías superarlo, mamá.

La dejo sola, es mejor evitar ciertas conversaciones desagradables. Llego a mi habitación, entro. Me quito la ropa, entro al baño, el agua me relaja el cuerpo. Aprovecho, esos quince minutos. Salgo, mi mente me recuerda el asunto de mi secretaria. Necesito una y me encantaría que fuera Violeta, necesito hablar con ella. Comienzo a vestirme, la puerta se abre, dejando ver a mi abuela, está nerviosa.

—¿Qué pasa? —Me acerco—. ¿Abuela?

—Diego… —Su tono de voz me preocupada—. Está fuera de sí, dice incoherencias. Llevé a Ross a mi habitación.

¡Lo que faltaba! Dejo a mi abuela en mi habitación. Al llegar, no me gusta nada la escena. Mi mamá está llorando, mientras que Diego solo la insulta. Tiene los ojos rojos, está drogado. Notan mi presencia.

—¡Llegó el hijo perfecto! —Aplaude—. ¡No sabes cuánto te odio, Alexander! Siempre fuiste el hijo perfecto, el preferido de papá —Se ríe— No sabes lo que disfruté al verte sufrir, Anne era tu mundo. Verte sufriendo, fue una dicha, ver tu felicidad irse de tus manos —En su mirada, solo veo odio— Te arrebataron lo más preciado, así como hiciste conmigo. Mi papá me dejó a un lado por ti. Tú eras su mayor orgullo, mientras que yo, era solo el causante de sus dolores de cabeza.

No quería llegar a su nivel. Estaba acostumbrado a sus malos comentarios, pero no negaba que, a veces me molestara que metiera a Anne en todo.

—Es mejor que te vayas —Mi madre, no dejaba de llorar—. Diego. Estoy cansado de tus estupideces, madura de una buena vez.

—¡Perdón, su majestad! —No puede mantenerse en pie.

Llamo a los guardaespaldas, les ordeno que lo lleven a su apartamento. Entre quejas, por parte de Diego. Salen de casa.

—Deberías entender que tu hijo está mal.

No me dice nada, me molesta cuando se comporta de ese manera. Se levanta sin decir una sola palabra, se retira.

Estoy cansado de todo. Camino hasta mi despacho, entro y cierro la puerta. En la mesa está su foto, fue el último viaje, éramos una familia.

—Desde que te fuiste, nada es igual, papá. Esta familia se está destruyendo, y no sé qué hacer.

Me siento, cierro mis ojos por un momento. Mañana iré a hacerme unos exámenes, le diré a Violeta, necesito su compañía. Además, hablaré con ella sobre el puesto de secretaria, le envié un mensaje, quería verla, pero estaba ocupada. Esa mujer está causando estragos en mi corazón, la necesidad que tengo de ella, el anhelo, las ganas de besarla, ¿No sé qué me pasa? Jamás me pasó esto con Anne, mi mirada va a una foto de ella, en Argentina, fue su regalo de cumpleaños. Estaba tan feliz. No puedo, duele, pero Violeta no puede ocupar su puesto. Si ella estuviera viva, jamás haría esto, olvidarme, y entregar mi corazón a otra persona.

Dejo su foto, me levanto y salgo del despacho. En la sala está mi abuela.

—La cena está lista, hijo.

—No tengo hambre —Beso su mejilla—. Buenas noches.

Entro, el celular suena anunciando un mensaje de Violeta. Decido no responderle, apago el teléfono y me acuesto. Solo quería olvidar el dolor que sentía. Violeta me hace sentir vivo, de querer volver a empezar, pero el recuerdo de Anne aun me lastima. No sé qué hacer, cómo olvidarla, cómo seguir adelante si, su recuerdo sigue más vivo que nunca. Cierro mis ojos y solo veo sus hermosos ojos.

Anne era luz, pero Violeta es un hermoso Arcoíris que me hace ver las cosas de una manera distinta, y es raro sentirme así. Necesito aclarar mis dudas y mis sentimientos, no podía seguir así, sufriendo y llevándome en el camino a personas inocentes. Necesito salir adelante, aunque duela el proceso, necesito ser feliz y poder sentirme en paz conmigo mismo.

Enciendo el teléfono, necesito saber de ella. Le envío un mensaje.

“No será fácil, pero espero que tengas paciencia, sanar un corazón lleva tiempo”

Espero no equivocarme con Violeta. Después de tantos años, decido abrir mi corazón, y sé que ella es la persona correcta. Tengo miedo, mucho miedo. Miedo de perderla, como pasó con Anne. Miedo de fallarle y no ser lo que ella merece. Lo que me preocupa es la reacción de mi madre, no estará de acuerdo con mi relación con Violeta, de eso, estoy seguro. Está situación está por volverme loco, leo nuevamente el mensaje, dejo el teléfono en la mesita de noche. Necesito descansar, cuando estoy listo para dormirme, el teléfono anuncia un nuevo mensaje. Lo agarro, leo el mensaje, me río. Esta chica es fenomenal.




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