Si fueras ella

CAPÍTULO 83

VIOLETA

Alexander me sorprendió con una cena hecha por él, estábamos teniendo un momento de risas, me sentía en casa, jamás pensé llegar a este punto con él, por cómo pasaron las cosas desde el principio entre los dos, pero me siento feliz de poder darnos una oportunidad.

Lo miro y solo quiero que su corazón sane. Aunque muchas veces me ha pasado por la mente preguntarle sobre su exesposa, algo me detiene, sé que es un tema delicado para él y no quisiera arruinar todo lo que hemos avanzado por traer el pasado a nuestras vidas. Me dice que acomode la mesa, busco los platos y todo lo que necesito, al estar todo listo, nos sentamos y empezamos a comer. Él me cuenta varias cosas de su niñez, me río, porque desde pequeño era un Don Juan, suena mi teléfono y le pido disculpas, leo el mensaje que me envió Talía.

“¿Dónde estás? “

Se me olvidó enviarle que estaría con Alexander.

“Estoy con Alex. Por favor, no le comentes nada a Marcos, ya después hablaré con él”

Guardo el teléfono, Marcos no sabe que volví con Alexander, sé que no le agradaría nada y no quiero tener una discusión con él, voy a esperar, espero que me entienda, necesito su apoyo. Seguimos hablando y pasando un momento agradable, pasó la hora rápido, ya eran las ocho de la noche y hora de volver, mañana tenemos trabajo. Me pongo a lavar los platos y a acomodar un poco para irnos, me abraza y con él me siento en paz.

—¡Gracias por todo, no te merezco! —Besa mi cuello— Mejor nos vamos o te llevaré de nuevo a la habitación.

Me río y agarro su mano, busco mi bolso y salimos de la casa, nos montamos en el carro, el silencio que había entre nosotros se sentía bien, él tomaba mi mano, llegamos a mi edificio y él voltea a verme.

—Sana y salva en su casa, Señorita —besa mi mano—. Hasta mañana mi amor.

—Hasta mañana.

Salgo del auto con una sonrisa en el rostro, camino hasta mi edificio, saludo al conserje que está limpiando la entrada. Al llegar a mi apartamento saqué la llave de mi bolso y abrí la puerta, al entrar, no había nadie, pensé que Talía estaba aquí, dejé mi bolso en la mesa y al ver que había una nota, la tomé.

“Fuimos a comprar la cena”

Estoy lo bastante llena para no querer comer más, voy a mi habitación, me quito la ropa, entro al baño y me tomo una ducha,necesitaba tanto esto. Busco ropa de casa para ponerme, me visto y comienzo a peinarme, escucho la puerta. Dejo el cepillo en la cama y salgo, pero no había nadie. Me sorprendo porque la puerta fue abierta, yo la escuché y no estoy loca, cuando llego a la sala para apagar el televisor que estaba segura de no haberlo prendido, me sorprendo al ver a Diego sentado, mirando a un punto fijo.

—No entiendo qué es lo que ves en mi hermano —dice sin mirarme— Todas piensan que es el hombre perfecto.

—Diego… —Ni siquiera puedo hablar bien— ¿Qué haces aquí?

—Solo vine a verte, mi Violeta —Sus ojos son aterradores, están rojos y me dedica una sonrisa que me hiela la sangre— ¿Solo mi hermano puede?

—Por favor, vete.

—No me gusta ese tonito —Se levanta y se acerca a mi—. Entiendo a mi hermano, eres muy hermosa.

No quiero decir algo que le moleste, se acerca más y mi cuerpo reacciona alejándose.

—¿Por qué te alejas? Si solo quiero tocar ese hermoso rostro que desde el primer momento me dejó cautivado.

—No quiero ser grosera, Diego —le digo de forma calmada—. Pero lárgate de mi casa.

Su mandíbula se tensa y algo me dice que no he despertado al monstruo que hay en el. Se ríe y sale de mi departamento, dejando la puerta abierta.

Llevo mi mano a mi corazón y me siento en el mueble. Los mineros pasan y aparece Raul con una pistola en la mano .

—¿Dónde está? —Me pregunta.

—Se fue hace unos cinco minutos ¿Dónde estabas?

—Salí a cenar y cuando regresé, el conserje me dijo que un hombre un poco sospechoso había preguntado por ti, vine lo más rápido que pude para acá ¿No te hizo daño? —Estaba preocupado y tal vez se sentía culpable por lo sucedido.

—Estoy bien —Lo tranquilizó—. Es muy astuto, sentí mucho miedo cuando salí de mi habitación y lo vi sentado en el sofá. Necesito cambiar la cerradura, no solamente me preocupo por mí, mi mejor amiga también vive aquí y me da miedo que le puedan hacer daño.

—Lo siento Violeta, debí cuidarte y estar pendiente de ti, me descuidé un poco y pasó todo esto.

—Tranquilo, es mejor no contarle nada a Alexander —El no está de acuerdo, pero no tenemos otra opción— Es lo mejor y lo sabes.

Quedamos en no decirle nada, se despidió de mí y salió, me siento y así espero por Talía. La puerta se abre y entran mis amigos. Talía corre hasta mí y me abraza junto a Marcos.

—¿Hace rato que llegaste? —Deja la comida en la mesa.

—Si ¿Que compraron? —Le pregunte.

—Comida china —Marcos me mira— ¿Cómo está todo?

—Bien, trabajo y casa.

Probé un poco de comida china y hablamos un poco de todo, sentía que Marcos estaba enojado conmigo por alguna razón que desconocía, me sentía muy incómoda, así que me levanté de la mesa y decidí irme a acostar, ninguno dijo nada. Puse la alarma, eran las nueve de la noche pero tenía sueño, apagué el teléfono y me dormí.




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