Si fueras ella

CAPÍTULO 85

VIOLETA

Nos quedamos un rato así, abrazados.

Alexander me pasa una bolsa, al abrirla, era comida italiana, mi favorita. Dejé un beso en sus labios, escucho unos gritos y era Ross, nos veía con un brillo especial en sus ojos. Alexander nos jala y caemos en la cama, empieza con las cosquillas, nos reímos, los miro a ambos y me siento tan dichosa de tenerlos conmigo.

Alexander se aleja, y ve la hora en su teléfono, me mira, es momento de irse, no quería, pero ya era tarde. Entre quejas de Ross, porque no se quería ir, los acompañó hasta la puerta, Alexander abre, Ross me abraza y se va junto con Raúl por orden de Alex. Al estar solos, me jala hacia él y me besa, le correspondo, lo había extrañado mucho, su lengua entra, un gemido sale de mis labios, lo deseaba en este momento, nos separamos, me sonríe y besa mi frente, es perfecto.

—Mañana no vayas a la empresa, yo me las arreglaré como pueda —Me ordena—. Todavía te sientes mal y lo que menos quiero es que empeores.

—Está bien —Lo abrazo— Es mejor que te vayas, me envías cuando estés en tu casa.

Nos despedimos y cierro la puerta. Talía había salido con Marcos para comprar una cerradura nueva, hablé con ellos del tema de Diego y cómo se había presentado en el apartamento. Marcos después de eso, se había comportado de manera diferente conmigo, me abrazó y me dijo que nada malo me iba a pasar. Cerré bien la puerta y fui a la cocina a preparar la cena, como me sentía un poco mal todavía con el malestar, decidí preparar una sopa, empiezo a picar las verduras, las meto en la olla y la coloco al fuego. Mientras se cocinaba, comencé a limpiar la cocina, necesito distraerme, la puerta se abre y entra Talía, al no ver a Marcos le pregunto por él.

—Su padre lo llamó —Se acerca y coloca su mano en mi frente— ¿Estás mejor?

—Sí, solo quiero comer y volverme a acostar.

—Nada de eso —Comienza a dar brinquitos como una loca— ¡Tendremos una noche de chicas!

No podía decirle que no, estas últimas semanas no hemos tenido tiempo para nosotras y tenía tantas cosas que contarle, le pasé su comida y nos sentamos a comer, la sopa me hizo sentir bien. Preparamos todo para nuestra noche, fuimos a mi habitación, mientras acomodaba la cama, Talía buscaba una película romántica para ver. Sí, queríamos llorar bastante y pelear con los protagonistas. Busqué una taza y coloqué los chocolates que había comprado Talía junto con los que me había regalado Ross, ¡esa niña es un encanto! Busqué la taza de las palomitas, coloqué unas cobijas, al estar todo listo, nos acomodamos en la cama, la película empezó, lagrimas no tardaron en salir, éramos unas sentimentales, ella me mira.

—¿Cómo está todo con Alexander? —Tomo otro chocolate.

—Estamos bien. Estoy enamorada de él —Mi amiga abre los ojos.

—Solo quiero que seas feliz, pero no dejes que tú amor por el te ciegue, amiga.

No le respondo y decido quedarme callada, sé que ella al igual que Marcos piensan que Alexander me volverá a hacer daño, pero puedo estar segura de que no será así. Seguimos comiendo y hablando de muchas cosas, me comenta que Marcos le propuso que se fueran a vivir juntos.

—¿En serio? No sabes lo feliz que me siento por ustedes —Pero su cara me dice que no está feliz— ¿No quieres?

—Tengo miedo Violeta —me dice—. Es un gran paso el que queremos dar, no quiero que se arrepienta en un futuro por criar a una hija que no es de él.

—Sabes que Marcos te ama, jamás se arrepentirá de la decisión que tome con respecto a ti, si él te propuso eso, es porque está seguro.

La abrazo, puedo estar segura de que Marcos hará feliz a Talía, es un gran hombre.

Nos quedamos hasta tarde recordando momentos que jamás volverán, su barriga está creciendo cada día, está en las últimas semanas y todos estamos esperando la llegada de la pequeña Esme. Hace días me dijo el nombre que, junto a Marcos, había elegido para la niña, me encanta. El segundo nombre me otorgaron la dicha que se lo coloque yo, todavía no sé cuál, solo sé que quiero que sea perfecto para ella. Al ver la hora, eran las dos de la mañana, agradezco a Alexander que me haya dado el día libre de mañana, ella se queda en mi habitación, agarro su mano y ella cierra los ojos, solo quiero que sea feliz, me acomodo mejor y me quedo dormida.

****

Siento a alguien moverse, abro los ojos y Talía está buscando una mejor posición, pero la inmensa barriga no se lo permite, me rio y salgo de la cama, entro al baño y me cepillo, salgo de la habitación con mucho cuidado para no despertarla. Voy a la cocina, agarro cereal y busco la leche en la nevera, agarro una taza y coloco todo, me siento en el mueble, comienzo a desayunar, eran las ocho de la mañana.

Enciendo el televisor y veo las noticias, dejo la taza en el fregadero. Escucho mi teléfono sonar y salgo corriendo a la habitación, cuando lo agarro, la llamada termina, al ver es un número desconocido, no le hago caso y le envió un mensaje a Alexander. Lo dejo en la mesa de noche y me acuesto de nuevo, suena el teléfono y es un mensaje de él, nos quedamos un rato hablando, me dice que Serena está con él, me manda saludos.

La verdad es que he comenzado a verla de una manera diferente, no somos amigas y creo que sería un milagro si lo llegáramos a ser, pero hemos llegado a dirigirnos la palabra cuando estamos solas y sé que eso es algo bueno para las dos, ella merece una oportunidad para conocerla, no puedo juzgarla.




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