Si fueras ella

CAPÍTULO 86

VIOLETA

Talía estaba en el baño, íbamos a salir al supermercado, hace días Alexander me había pagado él personalmente, me pareció extraño, porque los demás fueron llamados de recursos humanos, no quise preguntarle en ese momento, además de que el pago recibido fue mucho y nada más llevaba unos días trabajando para el.

Me terminé de vestir y fui a la cocina para tomarme un vaso de agua, espere a Talía que se tardaría una eternidad en salir, nunca sabíamos cómo saldría de su habitación, así que esperé que, por lo menos hoy, esté de buen humor. Así fue, se veía hermosa con un vestido color verde manzana, agarra el bolso y salimos del apartamento. Raúl vendría con nosotros, pero estando a una distancia prudente, la verdad me sentía un poco mejor estando con él, la situación que estaba surgiendo con Diego me está preocupando y solo quería estar tranquila.

Llegamos al súper y entramos, tomo uno de los carritos y empezamos a tomar lo más esencial, frutas para Talía, no podíamos dejar de tomar nuestra pequeña porción de chocolates. Al tener todo, pasamos por caja, el chico que nos atiende me sonríe y Talía me mira, solo me falta tener un anillo en mi dedo y decir con mucho orgullo que no estoy disponible. Le pagamos y salimos, al salir, Marcos estaba afuera esperándonos, miro a Talía.

—¿En qué momento? —La miro.

—Cuando morías de risa por la cara de bobo que estaba poniendo el cajero con solo verte. Además, con lo cansada que estoy, no quiero irme a pies, mucho menos con todas estas bolsas, Marcos es el mejor novio y lo sabes.

Comienzo a reírme. Marcos nos ayuda a subir las bolsas al auto, ayuda a Talía y yo me quedo ahí cruzando los brazos, mi amigo me ve y me sonríe, con toda la amabilidad me abre la puerta, antes de subir, beso su mejilla, es el mejor novio y definitivamente el mejor amigo. Pongo música y comienzo a cantar, nos paramos en el semáforo, un Ferrari se estaciona al lado de nosotros, baja la ventanilla y un chico bastante guapo se ríe y me lanza un beso, abro mis ojos y volteo a ver a Talía, ella ríe.

—Chica, pero estás arrasando —Me tapo la cara, me escondo hasta que estamos lejos del chico de los besos.

Llegamos al apartamento y nos bajamos, invitamos a Marcos para que se quedara a almorzar, acepta y nos ayuda con las bolsas. Raúl estaba pendiente de nosotros, lo llamo y se acerca.

—Ven a almorzar y no acepto un no por respuesta —El ríe y sube con nosotros.

Entramos, los chicos dejan las compras en la mesa, Raúl se sienta, Marcos junto con Talía se van a la habitación. Comienzo a sacar lo que voy a utilizar para cocinar y hablo un poco con Raúl, es casado y lleva con su esposa cinco años. Conoce a Alexander hace más de diez años, bastante tiempo, según le pude sacar, se conocen desde que estaban en la universidad. Me enseña foto de su hijo Brian de apenas unos meses de nacido, es el bebé más precioso, que no me escuche Talía, me quedo un buen rato viendo la foto. Después de lo que pasé con Rodrigo, que conllevó a un aborto, jamás me pasó por la mente volver a tener nuevamente hijos.

Además de que siempre me llevé mal con ellos y el claro ejemplo son mis sobrinos. Cuando conocí a Ross, empecé a amarlos, esa niña hizo nacer en mí un amor que no pensé tener.

Raúl me llama, y salgo de mi trance, sonrojada le paso la foto de su hijo, me disculpo, él solo asiente y me sonríe. La cena está lista, voy a llamar a los chicos para que salgan, acomodo la mesa y comienzo a servir. Marcos y Talía salen, junto a Raúl, nos sentamos en la mesa y comenzamos a comer. Marcos se lleva bien hasta con los que no debería, prueba de eso es Gustavo, pero no puede hacer lo mismo con Alexander. A veces no lo entiendo, entre risas por parte de Raúl que jamás pensé que tuviera ese sentido de humor tan negro, recibo un mensaje de Alexander.

“¡Me haces mucha falta!”

Un pequeño sonrojo se posa en mis mejillas, decido responderle más tarde, terminamos de comer y Raúl me da las gracias y se retira de mi apartamento. Marcos se va a quedar a dormir hoy aquí, desde que le conté sobre Diego está más pendiente de nosotras, me alegra de que lo haga, me siento más tranquila cuando estoy con alguien, no me gusta estar sola. Lavo los platos y limpio la cocina, decido darme un baño y acostarme un rato, me quito la ropa y me ducho, me dolía un poco la cabeza, busco algo para ponerme, suena el teléfono y es un mensaje de Alexander.

"¿Te parece ir a cenar?

“Claro que sí ¿A qué hora?

" A las ocho pasarme por ti, mi amor”

" Está bien”

Pongo a cargar el teléfono, decido ver un rato una película, busco a la cocina unas galletas, me provoca comer algo dulce. Me meto en la cama y me acomodo, eran las dos de la tarde, así que tenía tiempo para poder descansar antes de que llegara Alexander por mí, mis ojos se fueron cerrando y me quedé dormida.

****

Me acomodo para seguir durmiendo, pero la puerta se abre entrando una Talía bastante entusiasta, vaya tarde le dió Marcos, prendo la luz, me siento en la cama.

—¿Qué sucede?

—Marcos y yo vamos a salir al cine ¿Quieres venir? Marcos no te quiere dejar sola.

—Vayan ustedes —Me levanto de la cama y le hablo en voz baja para que Marcos no escuche—. Alexander pasará a buscarme para ir a cenar.




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