Si fueras ella

CAPÍTULO 89

VIOLETA

Marcos al enterarse de mi decisión de hablar con Alexander, quiso acompañarme. Me levanté temprano, Talía seguía durmiendo y no quisimos despertarla. Salimos del edificio en total silencio, quise hablar con él y decirle sobre mi embarazo, pero no podía, no soportaría una mala reacción de su parte.

El clima hoy estaba cálido, el tráfico era una locura, pero de resto, el viaje fue tranquilo. Llegamos a la empresa, baje del auto, aunque quiso acompañarme, le dije que tenía que ir sola. Al poner un pie dentro, las miradas de todos se detuvieron en mí, decidí ignorarlos y fingir que no me afectaba la manera en que me miraban y susurraban a mi espalda.

Me detengo frente a la oficina de Alexander y cuando estoy por tocar la puerta, una conversación me detiene, la voz de una mujer hace eco y se de quien se trata, es Serena. Sé que me arrepentiré, pero me quede parada escuchando su conversación.

—¿Se puede saber qué es lo que te sucede? —Jamás la había escuchado tan molesta—. Hace una semana estabas feliz, y de repente, te quejas por todo ¿Sucedió algo con Violeta?

—No quiero hablar y mucho menos de ella —Mis ojos se llenaron de lágrimas al escucharlo, estás hormonas van a acabar conmigo.

—Acepta de una vez por todas que te enamoraste —Abro los ojos—. Amas a Violeta.

—Solo fue un juego y ya terminó.

Me alejé y llevé mi mano a mi vientre. Cómo si de esa manera pudiera proteger a mi bebé de las palabras hirientes que su padre acababa de lanzar hacia su madre. Y con el corazón vuelto nada, me retire con el poco orgullo que me quedaba.

Salgo de la empresa y Marcos está recostado en el auto, nos miramos y con una simple negación de mi parte le hago saber que nada salió como esperaba. Alexander sin saber, me dejó las cosas claras, desde este momento somos mi bebé y yo, no hay papá, solo yo seré el mundo para la bendición que llego a mi vida y que me hará más fuerte. El trayecto a la casa me hizo pensar y tomar la decisión más correcta para mí, no será fácil, pero Dios me dará la fortaleza que necesito.

Llegamos, bajamos del auto y entramos al edificio, el conserje nos saluda, mi amigo pasa su brazo por mi espalda, de esa manera caminamos hasta mi departamento. El abre la puerta y encuentro a Talía preparando el almuerzo, sin ánimos de nada, me dirijo a mi habitación, me siento en la cama, agarro el teléfono y le envío un mensaje a Ignacio, solo él me puede ayudar en lo que quiero hacer.

“Necesito hablar contigo, por favor, ven pronto"

Me recuesto en la cama y acaricio mi vientre.

—Solo seremos tú y yo, bebé —Lágrimas bajan y no me gusta sentirme tan débil— Mi amor será suficiente, los dos lo seremos.

Luego de ese bajón de sentirme la peor mujer del mundo, decidí que no lloraría más por él, no lo merece y mi bebe necesita a su mamá bien. Me baño, me coloco un vestido suelto y me arreglo, nadie se ha muerto de amor. Respiro varias veces y salgo de mi cuarto, necesito hablar con Talía y Marcos de la decisión que acabo de tomar. Los dos están en la mesa, se giran al escucharme, me siento al lado de mi amiga.

—He tomado una decisión.

—Estamos para ti —me dice Marcos— ¿Qué sucede?

—Desde el primer momento no estuvieron de acuerdo con lo que tenía con Alexander, sobre todo tu, Marcos —observo a mi amigo—. Perdóname por ocultarte gran parte de lo que estaba sucediendo con él, imaginé que mi amor por él, lograría cambiar lo que en verdad sentía —Trague saliva y así evitar romper a llorar—. Sé que mi decisión será una sorpresa para los dos, pero de verdad necesito que me apoyen, me voy de México —Talia abre la boca y la vuelve a cerrar, sus ojos se llenan de lágrimas— Necesito alejarme de él y sanar mi corazón.

Marcos se levanta y se coloca a mi lado.

—Te apoyamos en todo lo que decidas, solo queremos que seas feliz. Y si para serlo tienes que irte lejos, hazlo, Violeta

Los tres nos abrazamos, recordándonos una vez más que siempre estaremos presentes en la vida del otro. Los iba a extrañar mucho, pero necesitaba estar lejos.

Nos separamos cuando escuchamos la puerta, me levanto y abro, debe ser Ignacio. Al abrir, me envuelve en un cálido abrazo y besa mi mejilla, saluda a mis amigos y los dos se retiran a su habitación.

Me siento en el mueble y él me acompaña.

—Me preocupé mucho al leer tu mensaje.

—Necesito que me ayudes.

—Por ti lo que sea, Violeta —Me sonríe— ¿Dime?

—Necesito irme de México, quiero estar lo más lejos de Alexander —Me mira perplejo.

—¿Por qué? —Se levanta molesto— No tienes que irte, solo olvídalo y sigue con tu vida.

—Estoy embarazada —le suelto de golpe.

Lleva sus manos a la cabeza y me mira sin poder creer lo que ha salido de mi boca. Se sienta de nuevo y me mira fijamente.

—¿Estás segura?

—Claro que sí, por eso necesito que me ayudes.

—Está bien —me dice—. Tengo una tía que vive en España, lleva años allá, si quieres, puedo hablar con ella para que te reciba, es viuda y le encantará un poco de compañía.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.