VIOLETA
Llegamos a la cafetería y al entrar, Gustavo era el encargado de la clientela, Talía no me dejo que me acercara, me dijo que la esperara en una de las mesas y ella poder comprar los cafés. Acepté, había una cola sumamente larga, mi amiga era entre las últimas, busco mi teléfono y empiezo a jugar un rato, me llega un mensaje.
"¡Te ves hermosa el día de hoy, Violeta!"
Aunque borré el número de Alexander hace días, me lo sabía de memoria y no era él, comienzo a mirar fuera de la cafetería y todo estaba normal, borré el mensaje. Talía aparece en mi campo de visión, me sonríe y me muestra las donas junto a los cafés, me pasa el mío y salimos de la cafetería.
Llegamos al edificio y entramos. Habían llamado por fin a un técnico para arreglar el ascensor que lleva semanas dañado, espero que no se tarden mucho en solucionar el problema. Subimos las escaleras, le pasó la bolsa de las donas a Talia y abro la puerta, mi amiga entra de primero y nos dirigimos a mi habitación, me siento en una silla y agarro una dona, al morderla, el dulce provoca que salga corriendo al baño, bajo la tapa y vómito. Dios, ¿siempre será así? Cuando termino de expulsar todo, me levanto y enjuago mi boca, al salir, Talía me mira con una sonrisa.
—Me alivia haber terminado esa etapa —Termina su segunda dona y agarra otra.
—Y yo apenas voy comenzando —Talia se ríe y me pasa una pastilla para las náuseas —¿Siempre será así?
—Solo los primeros meses. Además, no todos los embarazos son iguales, algunas solo tienen náuseas las primeras semanas.
Esas palabras no mejoró mi estado, el solo pensar que puedo pasar todo el embarazo con vómitos y náuseas, me hacía querer llorar. Talía seguía tragando como una ballena y yo solo quería ser ella, fijé mi vista en la provocativa dona que quedaba y mi estómago se revolvió, frustrada, me recosté en las piernas de Talía, ella comienza a acariciar mi cabello y no tardo en quedarme dormida.
****
El rugido de mi estómago pidiendo comida me hizo levantarme, Talía no estaba en la habitación. Me puse una sábana para cubrirme del frío y salí, miro la hora en el reloj que está en la cocina y son las cinco de la tarde, busco algo para comer en la nevera, pero no encuentro nada sumamente agradable para mi estómago y mi bebé, tengo antojo de una pizza con doble queso, con una sonrisa en el rostro voy en busca de Talía, abro la puerta su habitación y esta abrazada con Marcos, cruzo los brazos.
—Tengo ganas de comerme una pizza —Mi amigo se ríe y abraza a mi amiga, ignorando mi petición—. QUIERO COMER PIZZA.
—¿Y que tengo que ver yo en eso? —me dice de mal humor.
Le hago seña a mi estómago y le hago ojitos. Ya sabe de mi embarazo y aunque recibí un regaño de su parte, solo fue por un momento, después me abrazó y me dijo que sería la mejor madre.
—Debieron usar condón, no eran tan caros —Se pone de pie y se mete en el baño.
Mi amiga y yo nos reímos y salgo de su cuarto. Me cambio de ropa y al salir, Marcos sigue de mal humor.
—¡Eres el mejor amigo! —beso su mejilla.
—Y el mejor novio.
Salimos del apartamento y como unas niñas pequeñas seguimos molestando a Marcos en todo el camino hasta que salimos del edificio. Nos abre la puerta y subimos, el viaje sería largo ya que habíamos decidido ir a la pizzería de Don Teo, fue el primer lugar al que me llevó mi amigo al llegar a México y quedé encantada. Aunque quedaba un poco lejos valía la pena, todo el viaje fue música a todo volumen y paisajes maravillosos. Media hora después, llegamos al lugar y tuve que ayudar a Talía a salir del auto porque no podía, en unos cuantos meses así estaré. Entramos y había poca gente, un chico de la edad de Marcos se acerca a nuestra mesa, decidimos por dos pizzas medianas, anota en su libreta y se retira.
—Extrañaré estos momentos —nos dice mi amiga.
—Por favor, nada de estar tristes —Talia me da una sonrisa y asiente.
Nos traen las pizzas y el refresco, no espero y tomo un trozo de pizza y al probarla, casi gimo ante tal delicia. Al final compramos una tercera para llevar. Mientras esperamos que nos traigan la pizza, reviso mis redes sociales, confieso que es solo para saber si hay algo de Alexander, pero nada, fotos viejas con socios y una que otra con Serena. Nos entregan nuestro pedido y nos levantamos para irnos hasta que se nos haga tarde, le insistí a mi amigo que pasara por la farmacia para comprar una pastilla para las náuseas y vitaminas, a regañadientes me dijo que si.
Marcos estaba de mal humor y no sabía el motivo, mi amiga y yo no le dimos importancia, ya se le pasaría. Se detiene en una farmacia y bajo del auto, cuando entro me alivio al ver que no hay tantas personas, me coloco detrás de una pareja de ancianos y espero mi turno. Una pareja pasa por mi lado y mi corazón se acelera al mirar la espalda del hombre que sigo amando y que tiene mi corazón hecho pedazos, está con Serena, ella le está hablando de algo de la empresa y él solo se queda callado mientras asiente. La chica que está siendo atendida no para de hablar y yo no puedo esperar más, me olvidó de lo que iba a comprar y salgo de la farmacia hecha un manojo de nervios.
Abro la puerta del auto y subo, mis amigos me miran y al ver que no tengo nada en las manos no paran de preguntarme qué ha sucedido.
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Editado: 26.12.2025