VIOLETA
Escucho unos gritos, abro los ojos y todavía no había amanecido, veo la hora y son las cuatro de la mañana. Otra vez los gritos y es Talía, salgo de la cama y voy corriendo a su habitación, al abrir está sentada en la cama y su mano en su vientre, me acerco y al ver, ha roto fuente. Busco mi teléfono y llamo a Marcos, no sé por qué, pero estaba despierto, me dice que calme a Talía que ya viene, cuelgo y tiro el celular en la cama, me acerco a ella.
—Violeta —su voz sale sin fuerzas—. No es el momento, la cirugía estaba programada para la semana que viene.
—Calmate, cuando lleguemos al hospital, el Doctor nos dirá qué está pasando.
La ayudo a cambiarse y busco un bolso, meto sus cosas y agarro la pañalera del bebé que Talía ya la tenía lista.
—Voy a cambiarme, por favor, respira.
Voy a mi habitación, agarro un pantalón y una camisa, me la coloco y agarro mi bolso, guardo mi teléfono y dinero. Tocan la puerta, al abrir entra Marcos como un loco, vamos a la habitación de Talía, al verlo, ella se lanza en sus brazos llorando, la carga mientras que agarro los bolsos y salimos del apartamento.
Subimos al auto, agarro la mano de Talía, ella me sonríe.
—Nuestra pequeña quiere estar con su tía Violeta —mis ojos se llenan de lágrimas.
—Si, tienes que ser fuerte.
Marcos iba manejando como un loco, puse mi mano en su hombro y él bajó la velocidad, lo que menos queríamos era un accidente. Llegamos, con cuidado ella sale y Marcos la ayuda, una enfermera aparece con una silla de ruedas, sentamos a Talía y se la llevan, nos informa qué debemos esperar en la sala de esperas y así lo hacemos, nos sentamos y Marcos mueve la pierna con desespero.
—Las dos estarán bien —le sonrió—. Serás papá.
Una lágrima sale y me abraza.
Las horas pasan y no sabemos nada de Talía, me levanto y comienzo a caminar por todo el hospital, estaba sumamente preocupada, solo quería que alguien me dijera que todo está bien con ella y la bebé. Sale el Doctor y Marcos se pone de pie, nos acercamos y empezamos a hacerle preguntas al médico, él se ríe y nos pide que lo dejemos hablar.
—Fue un parto fuerte, pero la niña está bien, al igual que la madre —Nos informa, lloro de la alegría al saber que todo salió como esperamos— Dentro de un rato la podrán ver.
—Muchas gracias —digo—. Doctor, una pregunta, ella tenía programada una cesárea para la semana que viene ¿Qué pasó?
—Como ginecólogos podemos dar un diagnóstico, pero eso no quiere decir que suceda, a veces suelen cambiar dependiendo del bebe y la madre.
Asiento y él se retira, abrazo a Marcos.
—¡Felicidades al papá más hermoso!
Esperamos un rato, una enfermera nos informa que podemos verla, nos lleva a la habitación, entramos y Talía tiene a la pequeña en sus brazos, nos acercamos y es la bebé más hermosa, se parece a mi amiga, sus mejillas son regordeta y de repente, se ríe y morimos de amor.
—¡Llegó en el momento justo! —digo y mi amiga asiente.
—Me acabo de enamorar por segunda vez —Mi amigo tiene los ojos llenos de lágrimas y no deja de verla.
—Tu hija —Le hace saber Talía—. Eres el padre que la vida le dió y no puedo estar más agradecida.
Él la besa y los dejo solos para que disfruten de su pequeña familia. Me dirijo al baño y al entrar agradezco que esté vacío, abro uno de cubículos y me siento, no aguanto más y comienzo a llorar. Me dolía saber que mi bebé jamás va a tener un padre a su lado, que no tendrá esa alegría. Alexander no sabe lo que se está perdiendo por su egoísmo y por aferrarse a un pasado que lo lastima.
Salgo del baño, me lavo la cara y trato de calmarme, no quería que mis amigos me vieran de esta manera, cuando mis ojos ya no están rojos por haber llorado, me dirijo a la habitación nuevamente, cuando llego, Marcos no estaba.
—¿Y Marcos? —le pregunto, me siento en la cama y cierra los ojos por un segundo, la bebé sigue presionando su boquita en el seno de mi amiga—. ¿Estás bien?
—Fue a darles la noticia a sus padres —Hace una nueva de dolor— ¡Bebé, eso a mamá le duele! Estoy bien, solo un poco adolorida.
Termina de darle pecho y se la pone en su pecho para sacarle los gases, al ver lo cansada que está, agarro a la bebé para que ella descanse, ella me lo agradece. Comienzo a cantarle, cierra sus ojitos y me quedo mirándola encantada, cuando ya está dormida, la pongo en su cunita con cuidado.
Me siento en el mueble y agarro el celular, le envió a Ignacio para darle la buena noticia, no tarda en responderme, ahora viene para ver a la pequeña. Me quedo un rato revisando mis redes sociales, tocan la puerta y es Marcos, me hace seña para que salga, me levanto y al salir están sus padres, los saludo.
—Están dormidas —Les digo, mientras cierro la puerta con cuidado.
Nos quedamos platicando un rato y así esperar que Talía despertara para que los padres de Marcos pudieran verla. Estaban emocionados, sin conocerla ya estaban enamorados de la bebé.
Pasó una hora y Marcos entra, nos dice que ya despertó y entramos, la saludan y la señora Virginia agarra a la bebé, me conmuevo al verla tan embobada de su nieta. Talía sería dada de alta está tarde, Marcos se quedaría, me despedí y salí del hospital.
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Editado: 26.12.2025