Si fueras ella

CAPÍTULO 94

ALEXANDER

La perdí, la perdí para siempre y solo por no decirle que yo siento lo mismo que ella, que la amo desde hace tiempo y que me sentía culpable por amarla incluso mucho más de lo que amé a Anne. Mi ángel me entregó todo sin importarle nada y yo solo destruí su corazon. Ella me hizo cambiar, me hizo ver la vida de una manera que jamás pensé hacerlo, comienzo a tirar todo, estoy harto, como puede aceptar esta ridícula cena. La puerta se abre y entra mi madre, abre los ojos al ver el desastre que he hecho en el despacho.

—¿Se puede saber qué es lo que te sucede? —Me recrimina—. Todos esperan por ti, están felices por esta decisión, hijo… —Se acerca—. Serena es la adecuada, Violeta solo es una oportunista, esa mujer no era lo suficiente mujer para ti.

—Cállate, no te atrevas a seguir hablando de esa manera de la mujer que amo —–Le exigí, ya cansado de ella—. Me tienes harto con el mismo tema, harto de que quieras manejar mi vida a tu antojo —Intenta hablar, pero ya es momento de dejarle las cosas claras—. Saldrás en este momento y dirás que no hay compromiso, ni boda, ni nada que a esa mente tuya se le allá ocurrido.

—¿Todo es por ella? —Apretó la mandíbula.

—Si.

—Ahora vendrás con la ridicules que te enamoraste —Bufo divertida.

—Si, me enamoré como un idiota, me enamore de una mujer que me enseñó que vale la pena seguir adelante y volver a amar, que no importa que tan roto puede estar tu corazón, todo sana y todo se arregla con amor —Una lágrima baja por mi mejilla—. Así que por favor, arregla todo esto.

Sus ojos me hacen saber que no lo hará, cree tener la razón y hacer lo que le pido, dejara su orgullo por el suelo. Así que decido hacerlo yo. Salgo del despacho y escuches sus pasos detrás de mi.

—Alexander, no hagas tal estupidez.

Al llegar a la sala, donde están los invitados, un coro de aplausos me recibe; los ignoro, me coloco en el medio y así todos pueden escuchar lo que voy a decir.

—Le agradezco que estén presentes —Mi madre no aparta los ojos de mi— Solo quiero aclarar algunas cosas y se que Serena me lo agradecerán —Ella alza su copa y me sonríe—. No hay boda, ni mucho menos un compromiso, la señorita Serena y yo somos y seremos siempre amigos, no hay ningún otro tipo de relación, espero y puedan entender, mi corazón pertenece a otra mujer, a la que amo y daría mi vida por ella. Disfruten de la velada.

Todo quedo en silencio y mi madre no sabía en dónde meterse ante tal humillacion, paso entre toda la gente que me mira con decepción y me abro paso para salir de esta casa. El ama de llaves abre la puerta y salgo, el frio de la noche me estremece, entro al coche y lo enciendo, saliendo de esta tortura que me ahoga.

Solo quiero escapar de la opresión que me tiene mi madre. Son las nueve de la noche y aunque deseo con todas mis fuerzas buscar a Violeta, se que no tendra ganas de verme, debe estar molesta conmigo. ¡Jamás debí tratarla como lo hice!, pero no sabía qué hacer. Anne fue todo lo que siempre quise, lo que anhelé, pero con Violeta todo era distinto, su manera de amar y ver la vida, su risa que me hacía sonreir y la forma como siempre se preocupaba por mí.

Extrañaba todo de ella, quien iba a imaginar que terminaría enamorado de la niñera de mi hermana. Pero por ser un completo idiota, la alejé, pero no puedo permitir que se me vaya por completo. Llamo a Raúl, solo él me puede dar información de lo que puede estar pasando con Violeta, el celular suena y nada que responde, le envío un mensaje y me dice que está en un bar con unos amigos celebrando un cumpleaños. Conozco el lugar, le digo que me espere fuera que necesito hablar con él, cambio de ruta, al llegar ya Raúl estaba afuera esperando por mí, me bajo y camino hacia él, lo saludo y le pregunto por Violeta.

—No sé en dónde estará, Alexander —dice seriamente.

—¿Cómo que no sabes? Para eso te pago, para que estés al pendiente de Violeta en todo momento —le grito, molesto por no saber de ella.

—Ella me lo prohibió Alexander, me dijo que ustedes habían terminado y que por esa razón no era necesario que estuviera al pendiente de ella.

Sabía que haría algo así, palmeo su hombro y me retiro. Al estar en el auto, puse mi cabeza al volante y respiré varias veces, la lastimé tanto que no quiere verme y no tener a nadie cerca que le recordara a mí. Comencé a llorar y a dar golpes al volante, soy un desgraciado, soy el peor hombre del mundo, ella solo quería un amor correspondido y yo no fui capaz de darselo, no pense en sus sentimientos y en que podía lastimarla con mis acciones. Mi celular suena y es Serena, no contesto, no quiero ver a nadie, decido ir al único lugar que sé que jamás me van a juzgar.

Estar a las nueve de la noche en el cementerio no es algo común, pero lo necesitaba, camino y voy a su tumba, me siento en el pasto que está húmedo a causa de la lluvia de esta tarde.

—Muchas veces te dije que un amor como el tuyo jamás iba a conseguir, cuando perdiste la vida en aquel accidente —Limpio las lágrimas que no paran de caer—. Le pedí a Dios muchas veces irme contigo, hoy me alegro de que no me escuchara. Me enamoré de la mujer más hermosa, Anne. No solo es su físico, es toda ella, su dulzura, su manera de ser, como ama ayudar a los demás sin esperar nada a cambio, simplemente es perfecta. Por eso hoy te suelto, dejo volar lejos tu recuerdo y espero que dónde quiera que estés, te sientas orgullosa del paso que voy a dar. Gracias por amarme, pero es momento que sea feliz al lado de la mujer que elegí para pasar el resto de mi vida.




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