Si La Vida Quiere

♡ CAPÍTULO 15 ♡

Mi abuela materna, difunta hace demasiado tiempo, y la única que conocí, le decía frecuentemente a mi madre que somos las decisiones que tomamos.

Y la vida me hizo entender de la peor manera, que no importa cuánto quieras a alguien, ya que hay decisiones por encima de otras decisiones, de igual manera es con las personas.

Y hay que pensar muy bien cuando decidas algo, porque cuando lo haces, el arrepentimiento ya no tiene importancia.

Ya no tiene lugar.

Al menos no para mí.

—No, no lo sé, no me convence...—dije pensativa— tal vez sea el cinturón el que no deja apreciar bien, los colores del vestido.

—Yo estaba pensando lo mismo... Quizás si ponemos una chaqueta de cuero...

—No es eso Will, el cinturón que escogimos es muy llamativo con todas las tachas que tiene, y le quita el protagonismo a la prenda importante, mejor pásame el blanco...

Tomé el cinturón que William me pasó, y lo coloqué al rededor de la cintura del maniquí.

—Si, tienes razón... —respondió Carminia con detenimiento, apreciando el resultado.

—Se ve genial, ¿Entonces éste conjunto irá al desfile? — preguntó William.

—Si, ahora tenemos que armar los demás, ¿Dónde está Rosa?—Salí de mí oficina, y en la recepción la encontré.

—Señorita Scarlett, ¿me necesitaba?

—Si, quiero que tomen los conjuntos que están en mí oficina y se los lleven a las modelos. Y dígales que se preparen para un ensayo, en veinte minutos— dije después de ver el reloj que rodeaba mi muñeca.—Y ya le dije que no es necesario que me diga señorita. Scarlett está bien.

—Por supuesto señ... Scarlett— sonrió.

Solté un profundo suspiro. Era realmente agotador manejar un desfile, pero siempre los resultados eran maravillosos, por lo tanto, valía la pena, demasiado empeño.

Luego de un largo día en el trabajo, fui directo a mí casa. Mí mamá y Adrien vendrán a cenar hoy, luego de demasiado tiempo sin vernos, así que ordené Sushi y un lemon pie. Acomodé la mesa del comedor, y me limité a esperar su llegada en mi sala.

Estaba concentrada viendo el noticiero, cuando el timbre de la casa, retumbó por mis oídos.

—¡Oh Cariño!— mi mamá me envolvió de un fuerte abrazo, al que yo correspondí inmediatamente.

—Te extrañé mamá—Susurré sobre su oído. Cuando nos separamos, fui directo a los brazos de Adrien.

—¡Scar, tanto tiempo! —exclamó alegre.

—Lo sé, un año para ser exactos... Parece que se olvidaron de mí— dije y ellos se rieron, para luego adentrarse a la casa.

No lo negaron en ningún momento.

Eso es triste.

—Tu última colección fue un completo éxito— dijo Adrien, tomando asiento en la silla del comedor.

—Si, se vendió muchísimo. Ahora estoy por lanzar una nueva colección. Y el sábado será el desfile. ¿Ustedes van a poder ir?— bebí de mi copa de vino.

—Si, nos quedaremos dos semanas hija, luego iremos a Los Ángeles. Tengo trabajos pendientes ahí y Adrien vendrá conmigo, para luego ir a San Francisco.

—Si tengo que cerrar unos contratos...

—Oh genial, les gustará estar en el desfile.—hablé emocionada.

—Por supuesto, hija.

Ni bien terminamos de cenar, se fueron a su casa, que tienen aquí en Londres. Estaban muy cansados por el largo viaje que tuvieron. Y yo estaba completamente feliz por volver a verlos.

Tengo demasiadas cosas que contarles...

Pasaron ocho años luego de irme de Rowson, y alejarme de la persona que más amé en toda mi vida.

Mi mamá en el transcurso de su recuperación, por fin pudo tomar la iniciativa de vivir solamente con Adrien, sin aferrarse tanto a mí.

Suena un poco feo de decir, pero en realidad, son resultados positivos de su recuperación.

Ella se fue a vivir con él, hace cuatro años, y hace tres años están casados.

Aún recuerdo su sonrisa de completa felicidad, cuando caminó hacia el altar.

Esa era la madre que vagamente recuerdo, antes de que el imbécil de mi "padre" nos dejara.

Y Adrien...

¿Qué les puedo decir de él?

Enserio se preocupaba demasiado por ella. No hubo ninguna cita con el terapeuta, en la que él, no la acompañara.

Los primeros días de estar aquí en Londres, Adrien siempre pasaba tiempo con nosotras, llevándonos a sitios realmente hermosos, para que conociéramos mejor la ciudad.

Resumen: él es una persona maravillosa.

Aquí va una parte demasiado importante para mí, que marcó lo que hoy es mi presente:

Una noche, en la que Adrien tuvo una cena de Negocios, y decidió invitarnos a mamá y a mí, nos presentó con Kathleen Moon. Una prestigiosa diseñadora de modas, conocida mundialmente. Recuerdo que la interrogué toda la cena, como si yo fuese un detective del FBI, que tenía que investigar acerca de su carrera. Y aún con demasiadas inseguridades, decidí arriesgarme estudiando Diseño de moda.

Tengo que aclarar que fue una de las mejores decisiones, que tomé en toda mi vida.

A veces sólo se trata de arriesgar.

Hace dos años me recibí, y con demasiado esfuerzo, pude arrancar con mi propio negocio.

Mi mamá se encargó del diseño, y decoración del lugar. Encontró un edificio no muy grande, pero bastante amplio, el cual, todo el techo es de vidrio transparente, teniendo así todas las mañanas, luz natural. Las oficinas, y sectores también se dividían con puertas y paredes transparentes, salvo las paredes de cada extremo de la empresa, que si eran de cemento, pero con enormes ventanales.

Según la idea de mi mamá, las oficinas y cuartos transparentes, era para crear más confianza entre todas las personas que trabajan en el lugar, incluyéndome claro.

Acepté ni bien me lo propuso, ya que lo último que quería, era que mis empleados me teman.

Por cierto, los baños no entran en la motivación de crear más confianza. (Sería muy raro si fueran transparentes).

No voy a negar que es difícil manejar una empresa, y a la vez seguir diseñando vestimenta femenina, pero tengo un equipo de trabajo realmente magnífico, el cual hacen que todos los desafíos por mantener arriba la empresa, se minimicen.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.