Si La Vida Quiere

♡ CAPÍTULO 16 ♡

Pasaron unos días completamente agotadores...

Con la nueva colección que acababa de lanzar, demasiadas personas intentaron hacerme entrevistas.

Así que aquí estoy, sentada en mi oficina, esperando a una tal Laura Boothon.

—Un gusto conocerla, Señorita Wynette— habló la mujer pelirroja, ni bien entró a mi oficina.

—El gusto es mío— le señalé el asiento disponible, enfrente de mí, para que lo usara.

—Gracias. — sacó una libreta de su bolso, junto a una lapicera— Si quiere, ya podemos comenzar.

—Por supuesto— acepté con una sonrisa.

—Bien, primero que nada, quería saber su edad. —acercó su celular hacia mí, grabando mi voz.

—Tengo veintiséis años— respondí mirando mis manos.

Demonios, me sentía como si estuviera rindiendo un examen.

—Genial, tengo entendido que su empresa fue fundada hace dos años, ¿quiere contarme cómo hizo para crear su propia marca?

—Si. Lo primero que hice fue contratar a una confeccionista, que me ayudó a pasar mis diseños de papel, a unos de tela. Luego recuerdo que contraté a un programador web, para que me cree una tienda online, y así ofrecer todos mis artículos. Supongo que mis diseños le fascinó a demasiada gente, que en poco tiempo tuve que contratar a más empleados. Al principio, cuando éramos diez personas, las que trabajábamos para mí marca, lo hacíamos todo en mi casa. Luego me dí cuenta que WYTTE crecía demasiado rápido, y eso implicaba contratar a más personal, así que con la ayuda de mi madre, Elizabeth Payne, compramos este lugar, y ella se encargó de hacerla una empresa que radie confianza, seguridad y conformidad en el trabajo.

—Eso es impresionante— sonrió— Hábleme de sus primeros diseños.

—Claro... Yo comencé a crear bocetos desde que empecé a estudiar diseño de moda. El primer boceto que hice fue realmente horrible— me reí al recordarlo,— aunque no me había dado cuenta de eso en aquel momento... Me dí cuenta, cuando ya estaba en mi tercer año en la carrera. Claro que aquel diseño no salió en ninguna colección mía.

—¿Y qué era su diseño?

—Un vestido de fiesta... Pero exageré colocando moños en cada costado del vestido.

Ella se rió.

—¿Usted es casada?

—No, nunca estuve ni cerca de estarlo.

—¿Pero tiene novio?

—Tampoco— respondí— Supongo que el tiempo que necesito dedicar en mi empresa, es demasiado, ya que sigue creciendo cada vez más. Tal vez no me queda tiempo para otras cosas.

—Bien, ¿cómo se dió cuenta que usted quería entrar en el mundo de la Moda?

—En una cena de negocios, que me invitó Adrien, el esposo de mi madre y dueño de D.R.N, conocí a la señora Kathleen Moon. Le hice demasiadas preguntas a esa mujer acerca de la carrera de diseño de modas, y todo lo que ella decía me parecía completamente fascinante. Tengo que aclarar que yo no sabía qué carrera seguir, así que como no tenía demasiadas opciones, opté por la moda, y hasta ahora, no me arrepiento de aquella decisión— sonreí.

—Todo suena grandioso— habló casi en un susurro.

—En realidad lo es.

Cuando la entrevista acabó, acompañé a Laura Boothon hasta el ascensor y ahí me despedí de ella.

Me agradó demasiado la mujer pelirroja. Fue muy simpática y no hubiera elegido a otra persona para que me haga la primer entrevista... Por eso estaba tan nerviosa. Supongo que el pronto crecimiento de WYTTE llamó la atención de los medios, y para que mi empresa siga avanzando, tenía que entender su mundo.

Sólo espero que sea igual de fácil como manejar las redes sociales... Ahí sí que mi empresa es furor con las personas.

No me había dado cuenta que me había quedado mirando fijamente al ascensor, sin siquiera verlo... Me perdí en algún punto de éste, con mis pensamientos.

Dí una vuelta sobre mi eje, y observé ampliamente el lugar.

Desde donde estaba, podía ver absolutamente todo, ya que las separaciones de los sectores, eran de paredes de vidrios, como si fueran grandes ventanas. Suelo pensar que mi madre tenía razón. Un lugar amplio, y transparente radia confianza y seguridad en toda la empresa. Hasta el día de hoy, jamás tuve ningún problema con algún empleado.

La última persona que se encontraba en el lugar era yo, ya que la jornada laboral había terminado hace una hora.

Solté un gran suspiro de alivio.

Y pensar que hoy a la mañana me encontraba extremadamente nerviosa por la entrevista...

El sonido mi celular, timbraba desde mi oficina. Fuí a pasos acelerados hasta él, y contesté la llamada.

—Cariño, ¿ya saliste de la empresa?

—No, Will. Recién terminó la entrevista, pero ya estoy yendo a buscar mis maletas.

—De acuerdo. Te espero en tu casa, entonces.

—Genial. En unos minutos llego.

Corté la llamada.

Hoy es mi vuelo a New York, y William me acompañará en el viaje.

Supongo que así es este mundo... Viajar a todos lados, para que tu empresa siga creciendo.

Miré la hora de mi celular, y marcaban las tres de la madrugada.

El cielo nocturno, que veía a través de la ventana del avión, era hermoso.
Ver hacia abajo, era como ver pequeñas estrellas de diversos colores, aunque sabía que sólo era la ciudad a una gran altura de distancia.

—¿Te encuentras bien?— preguntó William, tomando de mi mano izquierda.

—No lo sé— Confesé en un susurro— creo que es la vista, la que me pone un poco triste— me reí levemente— ¿Soy patética, verdad?

Él sonrió.

—Sólo un poco.

Acuné mi cabeza sobre su hombro.

Siempre que tenía que viajar, reservaba mi vuelo en horario nocturno. Me hacía recordar aquella vez que tomé una decisión muy importante, que me marcó para siempre.

Por eso, me invadía un sentimiento de tristeza.

Tal vez es una manera de castigarme por haber hecho lo que hice.

—Ya llegamos, Scar.

Abrí mis ojos pesadamente.

Y pude comprobar que era cierto, ya que la luz del día, impactó sobre mi rostro.




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