Mis músculos estaban entumecidos había pasado los últimos dos días atrapada detrás del volante de mi pequeño auto solo había hecho una única parada en todo el viaje y casi hay una segunda cuando me detuve en el primer motel que vi a kilómetros de mi ciudad donde pensaba pasar la noche y recuperar fuerzas para poder llegar a mi nuevo hogar, pero me di cuenta de que era una mala idea y regrese a mi auto diciéndome que frenaría en la próxima estación para abastecerse de comida solo que la estación apareció unas tres largas horas después
Mi estómago emitió un gruñido en agradecimiento cuando sintió el primer bocado de comida y mi dolor de cabeza mejoró un poco
Me castigué nuevamente por no haber aceptado las pastillas que mi amiga tenía para mí. Hubiera sido como agua en el desierto para mi pobre cuerpo.
Y mi auto era un gran desastre, había demasiados envoltorios de comida rápida por todos los asientos y suelo, también botellas y demasiados papeles que contenían mis lágrimas. Y mocos.
Las últimas horas lo único que supe hacer además de manejar kilómetros y kilómetros fue llorar por mi desastrosa vida, por no saber si estoy tomando la decisión correcta, por no saber qué pasará conmigo, pero hay una gran parte de mí que dice que lo mejor es alejarme y que este pequeño pueblo es el único lugar que me puede mantener oculta y es eso lo que me obliga a seguir manejando. El único lugar donde él no puede encontrarme.
Esto es todo lo que tengo
Ya no tengo ahorros, metas o un plan seguro a futuro.
Abandoné mi carrera, ese era mi plan a futuro: sacarme mi licenciatura y vivir de eso porque creí que eso era lo que quería. Un trabajo que requiera tantas horas de mi ayuda y me mantiene alejada de todo lo malo. De él. Especialmente de él.
Solo que el tiempo no se puso de mi lado y antes de lo esperado las cosas se pusieron oscuras.
Muy oscuras.
Terminando conmigo en una camilla de hospital, luchando por vivir.
Pero eso era algo del pasado. Me había encargado de enterrarlo y que no sea parte de mi. De mi historia.
¿Estoy escapando? Sí, pero también puede ser solo un nuevo comienzo, como cuando decides mudarte a un nuevo lugar, ciudad o pueblo. Elegí un pueblo, porque por una gran parte de mi vida siempre quise eso. Vivir rodeada de la naturaleza y ser parte de sus interminables fiestas. Me gustaba eso. Al menos en un momento de mi vida me gustó eso. Ahora ya no estoy tan segura.
Mis pensamientos se pierden en la agradable vista que hay a mi alrededor según todos los videos que mire en mi celular para no perderme al llegar a mi nuevo destino no se equivocaban y las personas de aquí disfrutaban de llenar de luces las pequeñas calles luciendo de diferentes tonos de amarillo iban de punta a punta haciendo que el lugar se vea agradable. Como si estuvieras en una película o en uno de esos libros que disfrutaba leer.
No pude evitar que una gran sonrisa se formara en mis labios al apreciar mi nuevo hogar. Hogar temporal. Todavía no sabía si esto era algo fijo. Pero esas decisiones no tendrían lugar en mi mente. Él todavía cree que estoy en mi departamento, no tengo porqué pensar en eso.
Solo debo pensar en cómo será este lugar cuando lo vea en la mañana.
Encontrar una casa en un sitio como este fue más difícil de lo que pensaba.
Mis ahorros no eran demasiados para poder elegir una linda casa y terminada así que me tomó unos meses encontrar el lugar definitivo incluso empecé a buscar casas en otros pueblos, pero una noche mientras navega por las distintas páginas de venta y hablaba con mi nueva amiga encontramos mi nuevo hogar.
Una casa en las montañas
Bueno, decirle casa era exagerar un poco, era una agradable cabaña de dos pisos que era perfecta para mí y el precio era aún más perfecto. El dueño explicaba que la vendía por falta de tiempo para las remodelaciones que necesitaba. Decía que había sido un proyecto familiar, pero que ahora sus hermanos estaban demasiado ocupados en otras cosas para terminar con los arreglos de la cabaña y que por eso mismo decidieron venderla.
A la mañana siguiente apenas salió el sol, estuve llamando y en solo dos llamadas la casa era mía. Mucho más fácil de lo que creía. Y mi nueva amiga, Cindy, me confió que la venta no era una estafa y dijo que conocía a la familia. Eran de fiar. Pero si necesitaba muchas remodelaciones. Pero por suerte tenía el dinero para eso. Todavía tenía ahorros para cada arreglo que necesitaba. Y si mi trabajo ayudaba, podría arreglar cada una de ellas.
Hoy iba a ser la primera vez que la iba a ver en persona y estaba un poco nerviosa por eso y si, al fin, cuando vea mi hogar me arrepiento de la decisión que tomé. Son los pensamientos que pasan por mi cabeza cuando estoy en el camino que me lleva a mi casa, el GPS y Cindy me dijeron que cuando solo vea las montañas y mi auto empiece a sentir las pequeñas piedras de la calle, estaré cerca de mi hogar.
Esos pensamientos malos desaparecieron cuando la casa se presentó frente a mí. Una pequeña cabaña sacada de mis libros favoritos estaba frente a mí con su techo de tejas rojas y un pequeño ático en la altura que me mostraban el lugar perfecto para mi nueva oficina y los árboles a su alrededor me hacían sentir protegida y la casa alejada también. Era la de un policía.
Este era el lugar ideal para empezar de nuevo.
Él nunca me encontraría y si lo hiciera estaría protegida. Siempre que el policía esté en su casa.
Porque mi casa estaba un poco alejada del pueblo y del movimiento de las personas. Otra de las razones por las que elegí este lugar. No soy muy buena para socializar. No soy algo que las otras personas quieran conocer.
Debería hacer buenas listas de compras cada vez que baje al pueblo porque el camino es muy largo y no puedo desperdiciar tanto dinero en gasolina. Tenía ahorros, pero cada centavo está contado, no podía gastar de más.
El nuevo llavero vibró en mis manos y me apresuré a salir de mi auto para abrir la puerta de mi casa, solo que no tuve tiempo de acomodar la llave en la cerradura que esta fue abierta abruptamente y lo que parecía ser una escopeta me apuntaba directo al pecho.
Editado: 05.10.2025