49. "Recuerdos"

Este sentimiento de abandonar cada partícula, cada respiro que era participe de su compañía tan grata y acogedora, fue el acantilado que necesitaba para tirarme a una vida vacía. Y a pesar de siete años siendo mi peor despedida, no fueron los suficientes para dar un paso atrás y no seguir tirándome al vacío para terminar. El tiempo no me deja de olvidar, solo tiende a dejarme en una pendiente. Había hecho una vida lejos de su piel y sus caricias tan puras. Conviví con ese amor inalcanzable, pero no bastó. Terminé creciendo como una persona solitaria.

Los primeros tres años desde que me mudé, fueron horribles. Su recuerdo lo agravaba con cada lagrima, tanto así que fui víctima por aquellos días. Ya para los últimos cuatro años el dolor de aquel pecho fragmentado, no consiguió matarme. Conviví con ese tormento, ya que siempre se ha mantenido como esa semilla del recuerdo que acompaña cada día de mi vida. Lo cierto es que él fue mi más lindo y único pasado, ningún otro que lo acompañara. Era ajena a conocer a alguien, a volverme a enamorar. La verdad es que está fuera de lugar, es imposible ya que él se llevó toda esa parte. Enamorarme está lejos de mis barreras de concreto, ya que un solo chico las traspasó como un ladrón, llevándoselo todo.

El amor que me quedaba, la poca parte de él, fue en ayudar a los niños. Deseé ser asistente social u otra carrera que tenga que ver con problemas sociales. Sin embargo, al mentirle a mi padre aquel día en el que llamó ese hombre, mi futuro volvió a girar hacia otra dirección. Tuve que optar por algo de salud, así que me licencié como Obstetricia en la universidad de Boston hace ya un año. Mi vida giraba en torno hacia pequeños que traía al mundo, de cierto modo los ayudaba con problemas respiratorios u otra dificultad. Al menos podía dejar mi pequeño granito en la tierra. Lo bueno de ese trabajo es que mi tiempo terminaba en el hospital, porque cada día no valía la pena vivir. Mi vida terminó siendo el entierro que dejé hace siete años atrás cuando calcinaron mis sueños, mi felicidad y mi único amor verdadero.

Sobre mi familia, todo comenzó a tener mayor cercanía, papá se comportaba como en un principio: atento y amigable. Yo, en cambio, no dejé ese resentimiento atrás. No es fácil aceptar que una parte de él me hizo abandonarlo. Sé que han pasado muchos años, pero no dejo de pensar en el daño provocado. Me congela las macabras cosas que llegué a sufrir junto a la compañía de él. Era la perfecta combinación de un amor imposible. Convertimos nuestro sencillo romance, en lo más desgarrador que tuve que dejar atrás. Todo por culpa de mi padre y el suyo. Aunque nunca más volví a oír del padre de Derek, fue hace solo semanas cuando la prensa me hizo recordarlo. Descubrí que ha estado en sucesos macabros; lavado de activos, documentos ilegales. En fin, su perfecto título se manchó con una investigación que salió a la luz por desconocidos.

Sobre mis amigos; James y Andrew, descubrí que uno se licenció de abogado y el otro en construcción, pero en diferentes universidades del país. Sobre mi mejor amiga, era indispensable hablar. La enfermera April muchas veces me visitó en verano y contaba las ingenuidades que un chico siempre intentaba sobresalir para llamar su atención. Fue difícil que ella, lo aceptara o incluso solo lo aceptara para una cita. Y aunque el chico hiciera tanto merito por una sola cita, la consiguió. Ella y él salieron por varios meses, sin formalizar nada. Sin embargo, al enfermar la abuela de April, ella decidió que el amor solo quedara en una amistad. Cuidar a su abuelita para ella era prioridad y no la abandonaría cuando ella se lo entregó todo. Desde entonces ha estado viviendo y trabajando en ese pueblo desde hace ya unos cinco meses.

Por último, él. No recuerdo mucho su boca, ni las caricias con sus dedos y ni siquiera sus gestos. Sin embargo, sus ojos siguen siendo mi recuerdo más enriquecedor. Tuve muchas oportunidades para detallarlo con suma concentración, pero los años hacen que el olvido de algunas cosas sea inminente. Descarto la idea de perder por completo su imagen, porque sé que nunca lo haré. Mi vida es su recuerdo. Cada noche al dormirme cuantas veces no supliqué, aunque sea una vez soñar con él. Ese lugar, aunque fuera una fantasía, llegó a ser mi salvavidas. Las lágrimas, el dolor y la nostalgia nunca se llevaron bien, mi cuerpo muchas veces decayó frágil. No llego ni siquiera a comprender cómo aún me mantengo de pie, después de perder todo.

En los primeros días que me fui, April me contaba con tristeza cada exceso que tuvo y el accidente que se provocó. Las lágrimas fueron mi único consuelo en ese entonces, ya que sus brazos en los cuales me arropaba, ya no existían. Fui la culpable de todo y ni siquiera en esas palabras pude tener algún arrepentimiento. Todo lo hice para que no fuera él quien cargara con esos golpes horrendos de su padre. Verlo dos veces a punto de perder la vida, son sucesos que marcan un destino y ese era siempre el mío. A pesar de haber estado lejos desde aquel entonces, le supliqué a April que lo ayudara a como dé lugar. Como buena amiga que siempre ha sido de mí, lo fue a visitar cada día. Él se encontraba un poco más estable con el pasar de los meses. Siempre preguntó por mi paradero, pero yo le supliqué a ella que no abriera la boca. Fue así como un día cualquiera, cuando ella volvió al hospital a visitarlo, no lo encontró. Al final se dio por enterada que se había marchado del pueblo con su ama de llave. Nunca más volví a escuchar su nombre, ni siquiera por sus amigos. Derek había sido borrado del mapa de ellos y de muchos quienes lo conocía. Tanto como yo de él.

—¿Liz? —Llamó mamá detrás de mi espalda—. ¿Elizabeth?

—Si escucho, mamá —Sonreí al tener mis manos apegadas a las cajas de empaque—. Solo estoy acomodando.

—Es increíble que te vayas a mudar tan rápido.

Volteé al verla cruzada de brazos en el umbral de la puerta.