Si lo permite la vida

Necesitamos hablar

Julia, mi terapeuta, me preguntó otra vez si quería hablar de ti. Lo hace cada tanto, a pesar de que siempre le digo lo mismo: No quiero hablar de ti.

Antes, cuando comencé a ir con ella, solía preguntar cada semana. Ahora, lo hace cada tres o cuatro meses. Supongo que es lo que hacen casi cinco años de terapia: fortalecer la paciencia y ese empuje que veo en ella... del que yo carezco. Es una persona maravillosa, tiene ese modo suyo de esperar, de mirarme como si tuviera todo el tiempo del mundo para mí. Aun así, solo le he dicho tu nombre, y que nos casamos en noviembre; lo sabe porque para hablar de nuestro bebé, he tenido que decirlo. Y de él hablé hasta sentir que se moría mi voz, ahogada en lágrimas.

Ya no lloró por él, es un avance, creo. Mi bebé ahora vive en mi corazón; un recuerdo que de herir se volvió bonito.

Pero tú... tú eres distinto.

Ya ni recuerdo por qué nos casamos en noviembre. Seguro lo elegí yo, porque son detalles que a ti nunca te importaron. Pero no hay nada especial en noviembre, solo la celebración de la Revolución, y una fecha patria a casi nadie le importa; si no fuera porque dan el día en las escuelas y hay desfile, pasaría desapercibido. El clima de noviembre tampoco es el mejor; un intento de otoño, más bien una primavera próxima a navidad. Seguro elegí la fecha por alguna tontería, de esas que solías decir que yo hacía.

¿Recuerdas?

Y sí debo ser una tonta. Ahora mismo siento que estoy hablando contigo, imagínate, precisamente contigo, cuando con Julia no quise ni mencionarte. Será que funciona lo que me dijo: que las letras acomodan los sentimientos y las emociones, no lo sé. Me parece que cree que, si no hablo de ti... o contigo, no voy a soltarte nunca.

Y quizá tenga razón, pero es que no puedo. Lo intento, intento hablar. Pero, sin importar cuánto lo quiera, no puedo pensar en ti sin que sienta que caigo en un abismo de algo que me supera. En tu huida, te llevaste un pacto de silencio que selló mi boca. Dije lo principal a mis papás, por ellos es que sigo aquí.

Los primeros años después de ti fueron fáciles de sobrellevar. Reacomodar mi vida fue un trabajo que absorbió mi tiempo y energía; era imposible pensar. Pero ahora, que estoy un poco estable, cuesta más que antes demostrar que estoy bien, que ya no me duele nada, que mi vida me hace feliz, que me levanto cada día sin esfuerzo, agradecida de estar aquí, y que ya no pienso en matarme... Al menos, lo pienso solo en ocasiones, ya no me convence el plan que tenía para hacerlo y no he pensado en otro. Julia dice que eso es bueno, repite que en realidad no me quiero morir. Seguro que no. Soy una miedosa y, aunque duela mucho, prefiero seguir aquí. Con miedo, pero viva. Sin esperar nada: solo seguir. Tal vez, así se me pase rápido la vida.

Quisiera cambiar. Ser lo que demuestro. Lo que no quiero es volver a enamorarme.

Cuando amas, vas con los ojos cerrados entregando todo de ti... una noche mental, donde cambias tu sol por unas estrellas que alguien más puede apagar para ti si le da la gana.

Hoy mi día, a pesar de ser nublado, es día. Eso me hace sentir bien. Odio la noche. Si no estás dormido, todo lo malo sucede de noche.

De niña, me daba miedo por la oscuridad. Despertaba en plena madrugada, gritándole a mi mamá y a mi papá para que me abrazaran y espantaran lo que me asustaba; ella era la que iba siempre, pero no encontraba nada y por lo mismo: nada se iba. Pero, entre sus brazos, volvía a dormirme.

Soy una adulta, pronto voy a cumplir treinta años, pero la noche sigue dándome miedo. Duermo con una lámpara encendida, de esas que venden para los niños... No hay noche que no la use y, si se va la luz, pongo una vela. También abrazo mi almohada y me muero de ganas por irme a meter a la cama de mi mamá. No sé que temo, es una tontería... Al final, tenías razón: soy una niña que necesita crecer.

***************

Mis queridas lectoras, si están aquí: muchas, muchas gracias. El estreno de esta historia está programado para mañana, pero quise compartirles la introducción hoy como un aperitivo. Espero que lo que sigue sea de su agrado. Les deseo un hermoso viernes y nos vemos mañana. Algunas me han ido dejando comentarios estos días en otras obras, prometo responderles pronto, entré a estudiar este mes y he andado muy ajetreada, todavía organizando el estudio con mi vida de mamá y con las responsabilidades de casa.

Un abrazo con todo mi cariño!!




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.