"𝑊𝑒 𝑎𝑟𝑒 𝑠𝑡𝑖𝑙𝑙 𝑘𝑖𝑑𝑠, 𝑏𝑢𝑡 𝑤𝑒'𝑟𝑒 𝑠𝑜 𝑖𝑛 𝑙𝑜𝑣𝑒
𝐹𝑖𝑔𝒉𝑡𝑖𝑛𝑔 𝑎𝑔𝑎𝑖𝑛𝑠𝑡 𝑎𝑙𝑙 𝑜𝑑𝑑𝑠
𝐼 𝑘𝑛𝑜𝑤 𝑤𝑒'𝑙𝑙 𝑏𝑒 𝑎𝑙𝑟𝑖𝑔𝒉𝑡 𝑡𝒉𝑖𝑠 𝑡𝑖𝑚𝑒
𝐷𝑎𝑟𝑙𝑖𝑛𝑔, 𝑗𝑢𝑠𝑡 𝒉𝑜𝑙𝑑 𝑚𝑦 𝒉𝑎𝑛𝑑
𝐵𝑒 𝑚𝑦 𝑔𝑖𝑟𝑙, 𝐼'𝑙𝑙 𝑏𝑒 𝑦𝑜𝑢𝑟 𝑚𝑎𝑛
𝐼 𝑠𝑒𝑒 𝑚𝑦 𝑓𝑢𝑡𝑢𝑟𝑒 𝑖𝑛 𝑦𝑜𝑢𝑟 𝑒𝑦𝑒𝑠"
𝐸𝑑 𝑆𝒉𝑒𝑒𝑟𝑎𝑛.
Me miré en el espejo y sonreí. Realmente me veía como una dama de honor. Una primera vez para mí en este mundo de las bodas.
Los novios habían elegido que fuéramos todas en color champagne, pero para mí se veía más como un rosa oro. En fin, me encantaba lo que veía. Llevaba el cabello semirecogido y estaba maquillada. Mucho más de lo que acostumbraba pero de todos modos no dejaba de verse delicado y la ocasión ameritaba llevar aquel look.
Estaba nerviosa, debía admitir. La noche anterior casi no había podido pegar ojo. Hoy temprano a la mañana ya estaba dando vueltas por la casa y ahora restaban todavía dos horas para que la boda comenzara y ya estaba lista.
Sujeté con la mano el largo del vestido sobrante y salí de mi habitación. Todo estaba en silencio. Seguramente porque todos se encontraban en sus habitaciones en plenos aprontes. A excepción mía, que la ansiedad había logrado que esté lista antes que nadie.
Caminé con cuidado de no tropezar con nada y estamparme contra el suelo, algo que no sería extraño en mí ya que pocas veces usaba zapatos tan altos. Teniendo en cuenta que tenía 17 años, tampoco tenía demasiadas ocasiones para usar unos.
El día estaba ideal. No era uno de esos mediodías de calor insoportable y el cielo estaba completamente despejado. Se pronosticaba un hermoso atardecer.
Salí al exterior y de lejos pude visualizar la zona donde tendría lugar la ceremonia. Estaba de ensueño. Todo iluminado con bombitas de luz, rodeadas por unas pequeñas florcitas que daban un toque vintage a la estancia. Las sillas blancas a los costados de la alfombra por donde caminaría la novia tenían cada una un girasol como adorno, perfectamente colocado. Y ni que hablar del altar que se había montado la noche anterior, algo fundamental para la ceremonia religiosa que habían preparado con mucho detalle Lina y Gael.
- No puedo creer que finalmente Lina vaya a convertirse en mi esposa. – La voz de mi hermano me hizo girar en su dirección.
- Pero mírate nada más…yo no puedo creer verte así – comenté señalando su espectacular atuendo- estás muy guapo, hermano. – La emoción en mi voz fue notoria.
Iba en traje negro, con una fina corbata del mismo color y debajo, una camisa blanca sencilla pero podía notarse en su tela lo refinada que era. La única vez que le había visto tan formal fue en la celebración de aniversario de nuestros padres, pero por lo general, Gael iba más de un estilo deportivo.
- No me digas que al fin seré testigo de ver emocionada a mi hermana pequeña… - dijo con algo de gracia acercándose para rodear mi cintura con su mano y dejarme un tierno beso en la frente.
- Sabes que junto a papá eres el hombre en el que más confío.
- Lo sé. Y tú sabes que esto de pasar al equipo de casados no cambia en nada las cosas, ¿verdad? – No tenía duda de eso.
- Lo sé perfectamente. Además, que sigas cerca es un alivio. En algún punto temí que te fueras del todo a Uruguay.
- Bueno, era una opción pero finalmente todo se dio para que nos instalemos aquí. Joder, estoy nervioso a morir…
- Tranquilo, que he visto a la novia más temprano y estaba dudando un poco, pero gracias a Dios logré convencerla de que no se arrepienta y ya estará con los últimos retoques.
Gael me soltó de golpe con sus ojos abiertos de par en par y yo no pude extender más tiempo aquella broma por lo que rompí en una fuerte carcajada. No quería ser la causante de que el novio no llegase vivo a la ceremonia.
- ¡Serás pendeja! – Comentó molesto de verdad mientras yo seguía sin poder parar de reír.
- Pero que tonto, solo bromeo, Gaeeeel… - rodeé su cintura escondiendo mi rostro en su pecho para calmarle los nervios- si sabes que Lina no puede estar más loca por ti. Estuve con ella y estaba radiante, feliz, ansiosa…
- No sé si aguanto, donde siga así me cuelo en su habitación para verla. Quiero besarla, la extraño demasiado. – Puse los ojos en blanco.
- Demasiado cursi para mi gusto.
- Hasta que llegue el indicado, Piluchi.
- Dudo mucho que eso pase. He puesto el ojo en alguien pero no me registra. – Gael se paró frente a mí despejando los mechones de pelo de mi rostro y me miró serio.
- Si ese a quien le has echado ojo no te pesca, entonces no vale la pena, porque cualquier hombre de este planeta sería afortunado solo por tenerte.
- Tú lo dices porque eres mi hermano.
- Te lo digo porque soy honesto. Y porque te quiero. Y porque sé lo que mereces.
- Jo… - saqué mi labio inferior haciendo puchero por su palabras – ahí tienes por qué eres el mejor, te quiero, bro.
- Y yo a ti, mi niña. Nunca dudes eso. Siempre podrás contar conmigo, pase lo que pase.
***
Luego de aquella charla entre hermanos, providencial para ambos, Gael fue a ultimar detalles con los organizadores de la boda al igual que con el sacerdote que llevaría a cabo la unión.
Por mi parte, decidí pasar nuevamente por la habitación donde la novia se estaba alistando. Por algún motivo sentía que debía tener esa conversación previa con ella también.
Gael y Lina eran jóvenes sí, pero algo dentro de mí me hacía sentirlos como padres en algún aspecto, a pesar de la corta diferencia en edad que teníamos. Es como si supiera que en algún momento ellos van a estar para mí en ese sentido…
Llegué a la puerta de la habitación donde Lina se cambiaba junto a su madre y Julia, y di dos toques a la puerta.
Ni bien entré los ojos se me llenaron de lágrimas. Si había logrado contener la emoción en la charla anterior con Gael, ahora sí que me ganaría..
Lina estaba hermosa. No, no, lo siguiente a eso. Si debía contar con palabras como se veía no encontraría la manera de hacerle justicia.
Llevaba un vestido blanco soñado, sencillo pero delicado. Tenía encaje, vuelo, algo de escote en la espalda, cola, un poco de brillo, ¡todo! No sabía cómo definirlo, pero era el vestido perfecto para ella.