Si me quisieras...

✔️Mala suerte✔️ (06)

Si me quisieras…

Capítulo 6

Solo es mala suerte.

—¿Acaso esta mesera es retrasada o qué?.—le preguntó a Hanna.

—Solo un poco…—afirmó ella apenada, ya le llevo su pedido.

El chico se sentó en la mesa acostumbrada, mientras que Hanna jalonaba por los hombros a Olivia que, aún estaba hipnotizada.

—Mierda Olivia, siempre la estas cagando.—comentó, apenas su amiga reaccionó.

—Lo siento. Es que me pongo muy nerviosa y no sé qué hacer cuando estoy cerca de él.

—Pues ese hermoso chico ahora piensa que eres retrasada.

—¿Qué?, ¿Por qué?.

—Estabas tan hipnotizada que note sumergiste en tu propia imaginación.—dijo Hanna, preparando la bandeja, el café, y un hermoso corazón que hacía con la leche para darle el toque perfecto.

—Toma la bandeja, y no cagues el dibujo.

—Okey—asintió Olivia. Sus piernas le temblaban, su corazón se le aceleraba tan fuerte que casi se le salía del pecho. Su respiración se tornó algo agitada. Un dolor en el pecho se pronunció, en conjuntos con sacudidas fuertes en el estómago. Finalmente, cuando pudo llegar, sonrió.

—¿Aún sigues obsesionado con la chica de la bufanda?.—se rio el de la guitarra.

—Muy gracioso.

<<Obsesionado, chica con bufanda>>.

Con las manos temblándole, colocó el café en la mesa.

 —Vamos estabas loco por ella. ¿Quién es?,—dijo su compañero de café.

Acto seguido, al quitar la mano sin querer derramó el café.

Su chico se levantó sobresaltado, furioso, y el de la guitarra solo podía reírse.

—¡Vamos es solo café!.—exclamó el de la guitarra.

—¿Acaso eres bruta o qué?.—gritó, lleno de rabia.

—Lo siento.—soltó Olivia, apenada.

—Vamos, esta chica la colocas muy nerviosa, como quieres que no hagas desastre cuando está cerca de tuyo.—expuso relajado su compañero.

Olivia se ruborizó, y sus ojos estaban pelados al máximo.

—L-Lo siento.—susurró por última vez y se fue su lugar.

Mierda, lo que había pasado era toda una vergüenza. Como si la mala suerte se hubiese ensañado con ella.

¿Por qué era tan timida?.

¿Por qué nada le salía bien?.

¿Por qué era tan tonta?.

A él, a su chico le gustaba otra chica. Estaba loco por ella. ¿Será bonita?, ¿rica?, ¿se vestirá bien?, ¿tendrá buenas tetas y buen culo?. No podía competir contra eso.

—¿Estas bien?.

—Cague el dibujo Hanna.

—Tranquila.—bufó, respirando hondo,—Ya me encargué de todo.

—Gracias.

Se quedó un rato en la cocina. De verdad que en la vida algunos nacieron siendo estrellas y otros estrellados. En su caso, ella era una de esas estrelladas. Sin dinero, con miles de deudas y con dificultades para relacionarse. ¿Qué le faltaba para tener más mala suerte?. Caminar bajo unas escaleras, o derramar sal, o que u gato negro se cruzara en su camino.

No sabía que le pasaba…

Pero se sentía fu abrumada.

No hay nada más horrible que, avergonzarte frente al chico que te gusta.

—Ya puedes salir de la cocina. Ya se fueron.—espetó Hanna, con una sonrisita.

La tarde se volvió tranquila. Nuevamente, ambos chicos fueron a la hora acostumbrada, sin embargo, Olivia no los atendió.

Se desocupó muy rápido. Y se marchó a su casa desanimada.

Se preocupó al ver la puerta de su casa abierta. Se bajó del auto y corrió hacia adentro. Acto seguido, en la sala a punto de salir se encontró al arrendatario.

—Señor Osmer.—se asustó.

—Señorita Alvarado. Vengo con una orden judicial para que de inmediato desalojen mi casa.

Tomando la orden, Olivia peló los ojos y entre abrió su boca.

—Por favor, señor Osmer, no puede echarnos a la calle. Mi madre está muy enferma, yo hago lo que puedo.

—Lo que puedo no es suficiente para mí. Quiero mi dinero o de patitas a la calle.

—Por favor, dos días. Le conseguiré el dinero.

—¿Cómo señorita Alvarado?. Siempre me dice lo mismo.

—No sé, se me ocurrirá algo.

—Al menos que, se prostituya. Es la única manera que, pueda conseguir mi dinero.

—Solo dos días, por favor.

El señor Osmer, era un hombre obeso, llevaba una camisa amarilla con otra debajo blanca. Unos bigotes desaliñados y un cabello crespo largo. Sus uñas estaban negras, debido a que pasa mucho tiempo debajo del carro. Su pantalón se encontraba manchado de grasa, al igual que sus zapatos.

Respiró hondo y se llevó su mano a la barriga.

—Solo dos días. Si en dos días no me das mi dinero, te vas junto a tu madre. ¿Qué da claro?.

—Olivia asintió

Rápidamente, el hombre se perdió en la oscuridad. Ella, se llevó sus dos manos a la cara. Inspiró y exhaló un par de veces. Tenía que hacer algo, no podía dejar a su mamá sin un techo, eso la terminaría matando.

Solo tenía  una opción.

El prostíbulo de doña Maltha…

 

 

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Hola mis amores.... les queria preguntar. Alguna vez se han avergonzado frente al chico que les gusta?.

Pues a mí, si me ha pasado. 

Los amo...

Dejen sus comentarios?.




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