Si me quisieras…
Capítulo 7
Toda acción tiene una reacción.
Cerró la puerta. Y caminó en la oscuridad de su vecindario. No era el mejor, pero sí el más económico. Hanna, Emily y Paul lo llamaban “barrio de mala muerte”. Siempre le habían preguntado el cómo puede vivir ahí. En realidad, ni ella misma lo sabía. Se cruzó sus brazos y caminó nerviosa. A los lados había hombre fumando, drogándose. Algunos le decían más que otras atrocidades sexuales. En las esquinas había mujeres con poca ropa, sacando el dedo para captar la atención de cualquier hombre en auto.
El prostíbulo de doña Maltha no era muy lejos de la casa de Olivia. Solo quedaba a un par de cuadras. Era muy popular y entraba buenas ganancia, o al menos, eso ella había escuchado.
Al estar en la puerta, respiro profundo, y luego se introdujo.
La música estaba a todo volumen. Mujeres con lencería había en todos lados. Algunas disfrazadas de ángel, de conejo y diablillas. Dos tubos estaban en una tarima, la cual, los hombres bebiendo una botella de licor aplaudían y apostaban dinero. Otros, solo estaban sentados con mujeres en sus piernas, besándose y manoseándose. Hombre de todo tipo, de toda edad y de diferentes tamaños. Subiendo una escalera, había otra sala, otro salón. Se veía más lujoso y ostentoso.
Gente salía y entraba. Olivia estaba aturdida por al música y las luces de diferentes colores que, chocaba con su rostro. Llegó a una barra donde vendían licor. Una mujer morena y ojos verdes con una lencería negra atendía a unos pocos hombres que estaban sentados.
—¿Se te ofrece algo cariño?.—habló la mujer.
—Busco a doña Maltha.
La mujer se pasó la lengua entre los dientes y sonrió.—¿Para que la buscas?.
Olivia se calló.
—Te llevaré con ella. Sígueme.
La ojos verdes, salió de su puesta y caminó firme hacia una oficina. Olivia cerró sus ojos lentamente, y sintió que la respiración le faltaba cuando entró a la oficina.
—Doña Maltha.—dijo al mujer.
—Fabiola te he dicho que no me molestes.—contestó la dueña.
—Esta niña quiere hablar con usted.—expresó la ojos verdes.
Doña Maltha escaneó el cuerpo de Olivia y sonrió. —Dejame a solas con la muchacha.
Como lobo, la mujer rechinó los dientes, y caminó alrededor de su presa.
—¿Cómo te llamas muchacha?.
—O-Olivia.
—Bien Olivia, ¿Qué haces aquí?.
Como pudo, tomó valor y le respondió.
—Quiero trabajar.
—¿Enserio?. ¿Eres mayor de edad?. —ojeó la mujer, todo el cuerpo de la chica.
—Si señora.
—Muéstrame tu identificación.—ordenó.
De su pantalón sacó su identificación y se la extendió.
—Tienes apenas 18 añitos. Se sentó e su puesta y le pidió a la muchacha que se sentara. Ella lo hizo.
—Dime Olivia, ¿por qué quieres trabajar aquí?.
—P-P- Porque necesito dinero doña Maltha. Mi madre esta enferma y estoy con muchas deudas.
—¿Cuántos necesitas?.
—Unos 20 mil dólares.
La mujer alzó sus cejas sorprendida.
—Estas pidiendo mucho por una sola noche. Al menos que…
—¡Que!.
—Que seas virgen…
Olivia vaciló en responder, bajó la mirada y tragó grueso.
—Lo soy señora.
—¿Segura?.
—No he estado con ningún hombre.
—Eso es perfecto. Podría, llegar a un excelente acuerdo con unos de mis más fieles clientes.
Olivia asintió.
Y la mujer se rio. –Tranquila, te tratará como una reina. Puedes venir mañana mismo. Aquí se te peinará, se te dará la lecneria necesaria para que este esplendida.
Nuevamente, la muchacha asintió. Se levantó y salió por la puerta.
—¡Hey!, no faltes mañana. Te estaré esperando.
Con ganas de llorar asintió y salió de allí fugazmente, sin parar de llorar.
Doña Matha se sentó nuevamente, acomodó su torso e hizo una sonrisa maliciosa. Tomó el celular e hizo una llamado.
—Hola. Te tengo carne fresca. Una virgen, delgada, cabello negro, piel blanca, no tan alta, arruinada, sin dinero, y con miles de deudas, además, es lindísima y jovencita. Nadie la extrañará. Para que hagas lo que te plazca con ella…
—Otra muñeca para mi colección.—contestó la voz ronca a través del auricular.
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Holiss chicos....
¿Que pasará con olivia?...
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Editado: 04.11.2020