Si me quisieras…
Capítulo 17
Café para dormir
Axel miró por la ventana y observó cómo Olivia se introducía en el auto de su primo. La lluvia aún seguía con ímpetu, y el cielo no mostraba ninguna señal de calma.
Se alejó de la ventana. Tomó su guitarra de se sentó en su cama. Posicionó su mano en cada cuerda, y con toda delicadeza comenzó a tocar. Se sentía angustiado, preocupado. Sentía muy dentro de sí un estallido emocional inexplicable.
Cerró sus ojos, soltando melodía en su labio. Una canción romántica que recordó escuchar hace mucho.
Cause we were just kids when we fell in love
Not knowing what it was
I will not give you up this time
Darling, just kiss me slow, your heart is all I own
And in your eyes, you're holding mine
Repitió una y otra vez el coro, como si eso calmara la tormenta que se había levantado en su corazón.
Abrió sus ojos y paró de tocar. Llevó la guitarra a su lugar y miró nuevamente por la ventana. Todo estaba a oscura, y con el sonido de la lluvia.
Intranquilo, se metió a la ducha. Dejó que el agua caliente cubriera su cuerpo definido, su abdomen plano con una V en el medio.
Era inevitable no pensar en ella, en su ángel.
Sus ojos, sus manos, su boca…
Cambió de pensamiento, sin embargo, el rostro de su ángel aparecía cuando menos lo esperaba en su mente.
Cerró los ojos. Y recordó su primer concierto. Tocaba el piano con tanta destreza que, cautivo a una pareja. Gracias a ellos, él era lo que era.
Abrió sus ojos de golpe, y por alguna razón no podía conciliar el sueño. Se levantó de la cama y se dispuso ir a la cocina.
Un café cargado se preparó. Lo bebió lentamente mientras miraba por la ventana la neblina esparcida por todo el vecindario.
Necesitaba de ese café para dormir, para tranquilizarse. Pensó en ella nuevamente.
<<Es difícil abrazarte cuando nuestros cuerpos ya se conocen>>, susurró en voz baja.
──¿Estas bien?.──le preguntó Milena, que bajaba de las escaleras con una sábana.
──No puedo dormir…
──Yo tampoco…──tomó asiento a su lado. Y miró detenidamente la lluvia──. ¿Café?.
──Sí, lo necesitaba.
──Te dará más insomnio.
──No lo creo. Más bien me relaja.
Milena suspiró hondo y observó toda la sala. Estaba todo solo y vacío. Se sintió nostálgica, siempre su vida había sido así.
──La casa esta vacía.
──Como siempre…──musitó su hermano.
──Ojalá papá pasara más tiempo con nosotros.
──Su trabajo lo obliga permanecer fuera del país mucho tiempo. No es su culpa.
──Siempre lo defiendes Axel.
──Trato de ponerme en sus zapatos.
Milena suspiró, y una lágrima corrió por su mejilla.
──Extraño a mamá Axel.
El chico que miraba por la ventana, sumido en sus propios pensamientos, la miró detenidamente. Él podía entenderla, al final de cuenta, Axel también había perdido a sus dos padres, terminando en un orfanato de mala muerte como decían algunos. Era un adolescente cuando impresionó con su talento a los padres de Milena. Por ende, decidieron adoptarlo.
Por agradecimiento, les prometió a ambos adultos, proteger a Milena, y eso es algo que lo hacía a toda cabalidad y responsabilidad, ya que, su hermana era cinco años menor que él.
──Yo también la extraño…──rodeó con sus brazos a su media hermana y la abrazó atrayéndola hacia su pecho.
Después de unas horas. Milena se había quedado dormida y él también. La cargó cuidadosamente, la llevó a su cama y la cubrió con sus lindas sabanas. Con cautela cerró la puerta de su habitación y Axel se condujo a la suya. Antes de acostarse le echó un vistazo a su teléfono y se sorprendió al ver varios mensajes de un número desconocido. Sin embargo, Axel recordó bien el nombre mencionado en el mensaje.
Número desconocido: Hola.
Número desconocido: Soy Hanna, la amiga de Olivia. ¿No sé si te acuerdas de mí?.
Perfectamente la recordaba.
Su rubia cabellera, sus ojos azules, su buen cuerpo…
Se rio maliciosamente y se tendió en la cama.
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¿Axel y Hanna?...
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Editado: 04.11.2020