Si me quisieras...

✔️el concierto✔️ (19) parte 2

Si me quisieras…

Capítulo 19

El concierto.

El lugar se encontraba totalmente iluminado. Unas pocas personas bailaban suavemente una melodía clásica en la pista. Otras, saboreaban los deliciosos manjares que ofrecía el club. A una esquina, se ubicaba la zona de tragos, todo el que se pudiera desear, del más caro hasta el económico. Azael no perdió el tiempo para pedir una botella de whisky, con cinco vasos rebosado con cubos de hielo. Tomó el frasco y sirvió a cada quien una porción llena. Olivia se quedó anonadada mirando el vaso, no estaba acostumbrada a ese tipo de bebidas. Cautelosamente, ojeó a sus compañeras, que naturalmente bebían en silencio el contenido.

──¿Sucede algo Olivia?──le preguntó Milena, al verla tan pensativa.

──No has bebido nada──dijo Azael, sin quitarle la mirada de encima.

──Ella no está acostumbrada a beber licor──respondió por ella Hanna, mirando el escenario lleno de instrumentos que se localizaba frente a ellas.

Olivia miró a Milena apenada. Observó el bellísimo vestido rojo que le denotaban unos grandiosos senos. Su cabello rojo estaba suelto con ondas en las puntas. Su maquillaje le daba esplendidez absoluta a su rostro, era como una diosa. Su mirada estaba llena de coquetería, y sus labios rojos se mordían por si solos. Sin embargo, Olivia sabía que detrás de tanta hermosura se escondía una mujer frágil y vacía.

──Inténtalo Olivia──ánimo la pelirroja.

──No la obligues──repuso Azael, bebiéndose el contenido de un solo golpe.

La muchacha miró el vaso, lo cogió y se llevó a la boca de un solo jalón. Sintió como le quemaba la garganta y caía de lo más pesado en su estómago.

En un silbido aplaudieron las dos chicas. Azael se quedó mirando a la pelinegra, contemplando su gesto de asco por beberse de esa manera el licor. Olivia se dio cuenta, y no pudo evitar sostenerle la mirada. Su chico del café estaba extremadamente elegante, con una camisa de manga blanca, unos vaqueros azules y unos zapatos perfectos para la ocasión. Por un momento se perdió en su mirada triste, llena de desmotivación.

Milena se les quedó viendo a los dos, como las ancianas charlatanas al observar a sus vecinos, y se percató de las miradas furtivas entre ambos. Del sonrojo que le provocaba aquel chico del café al mirarla o al estar cerca.

La magia de aquella mirada se terminó cuando un  mesero con camisa blanca se acercó, interrumpiéndole ese momento que Olivia consideraba emotivo.

──¿Desean algo más?──preguntó, mirando a las cuatros personas sentadas en la mesa. Sobre todo a Hanna, le dedicaba una sonrisa y algunas miraditas cuando podía.

──Otra botella de whisky──pidió Azael. Por algún motivo desconocido, Olivia sabía que su chico se encontraba destrozado, y planeaba ahogar sus penas en aquel licor provocativo, que lo incitaba a beber sin juicio alguno.

El mesero se marchó.

Olivia le echó otro vistazo al lugar, todo seguía igual que cuando llegaron. Recorrió lentamente el escenario y canalizó cada uno de los instrumentos musicales.

──¿Y Axel?.──resopló, buscándolo con la mirada.

──No sé, debe de estar en algún lado.──respondió Milena, echándole un ojo a su celular──. Es tarde, cuando saldrá a cantar.

──Sabes que Axel es la estrella del grupo, siempre nos hace esperar──comentó Azael, bebiéndose de un golpe el contenido del vaso.

──¡Hola chicos!──se escuchó una voz femenina. Olivia y Hanna escudriñaron a la mujer como si fueran un scanner. La chica era castaña, con ojos muy grandes de color verdes. Su cabello brilloso le llegaba hasta los hombros, dándole esencia a un magnifico vestido morado que le llegaba hasta sus rodillas, la cual, dejaba al descubierto una silueta definida y fúlgida.

──Julieta──saludó Milena, regalándole un abrazo muy enternecedor.

──¿Cómo estás?──se levantó Azael y besó su mejilla calurosamente──. Siéntate con nosotros. Ella es Olivia y Hanna, amigas nuestras──invitó Azael.

La pelinegra rodó los ojos, y por primera vez sintió como un fuego le quemaba su corazón. Hanna le miró sin importancia, sin embargo, se incomodó cuando ambos jóvenes pusieron total atención a la recién llegada.

──¿Y, mi Axel?──consultó la castaña, mordiéndose el labio inferior. Bastó y sobró mencionar el nombre del chico de la guitarra  para que a Hanna se le subieran los colores al rostro.

──Ya no es tu Axel Julieta. Tú lo dejaste──reprochó Milena, sirviéndose más whisky.

──Y estoy arrepentida, solo tuve miedo──explicó──.Quiero recuperarlo.

La rubia se sintió desalentada al escuchar esas palabras. Se sirvió un vaso de whisky y se lo bebió por completo. Estaba fuera de sí, sintiéndose como una estúpida al ir a ese lugar.

──Mantén la calma──le susurró Olivia.

──Me siento incomoda──agregó la rubia.

──Igual yo, pero hay que mantener la cordura──musitó, en un tono muy bajo.

Axel se ocultaba con su equipo detrás de las cortinas, canalizando cada uno de los instrumentos y el sonido. El chico se acercó hacía el telón rojo y lo abrió un poco. Se sorprendió al verla, a ella, su antiguo gran amor. Julieta estaba ahí.




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