Si me quisieras…
Capítulo 20
Después de un largo tiempo.
Una extraña sonrisa tierna salió de sus labios. Axel le echó una mirada a su rostro colorado y en lo reconfortada que estaba. Respiraba despacio, como si tratare de comprender los susurros expresados. Era todo como ella lo había soñado, que algún día él se fijaría en ella, como todos los años que se fijó ella en él.
De algo estaba segura la muchacha, en que por lo menos lo más difícil había ocurrido. Ese método de presentación, y la logística de conocerse no era ventajoso para ella, ya que en ese proceso siempre terminaba rompiendo algo, o cometiendo algo fuera de control. Sin embargo, se aferró a que Axel la ayudaría, ¿Por qué no?, eran parientes, nadie lo conocía más que el chico de la guitarra.
──¿Q- que debo hacer?.
Axel fingió una sonrisa bajando la mirada, de algún modo, lo que acababa de hacer le estaba doliendo en su alma.
──Nada Olivia, seguir siendo tú──contestó sin mirarla, arrepintiéndose muy dentro de sí por aquellas palabras que la ilusionaron enormemente.
──¿Y qué tal la chica de bufanda?──masculló.
El músico no evitó asombrarse, solo pocas personas sabían sobre ese suceso desagradable y acceso de mal genio que le había hecho enloquecer a todos por un tiempo, incluyendo él.
──¿Qué sabes de ella?──sondeó, cortante.
──Que destrozo a Azael.
El chico se removió de su asiento y se sirvió más whisky, y de un jalón se lo bebió. La actitud de Axel había cambiado extrañamente. Se volvió distante y enfadado. Sus ojos se enrojecieron por tanto beber y el olor a alcohol era muy inminente.
──La chica de la bufanda se encuentra en las profundidades de un pasado tormentoso. Es algo que ninguno de nosotros nos atrevemos a mencionar, es un tema muy delicado y susceptible para él. Yo, porque me doy esa confianza, pero tú, ni te atrevas a nombrarlo.
Olivia analizó por un momentos las palabras de aquel chico apunto de embriagarse. Ojeó a Azael que bailaba tranquilamente con la castaña. No podía negar que muy dentro de sí la agobiaba un montón de preguntas acerca de la misteriosa mujer. ¿Ella la conocerá?, o ¿será más bonitas y rival para ella?, sin embargo, en cuestione de amor algunos salen ganando y otros perdiendo. Solo que Olivia no estaba segura en qué posición se encontraba ella. Gustar no era lo mismo que querer, querer no era lo mismo que amar, y amar no era lo mismo que estar juntos.
La pelinegra había comprendido algo más, que esa chica se había llevado una parte de su corazón.
Aturdido por los tragos, Axel Smith se llevó la botella completa a la boca, como si en el alcohol redimiera sus penas. La muchacha lo detuvo quitándole el frasco.
──Por dios Axel, no deberías beber así.
──No eres mi madre para darme ordenes──respondió con frialdad, su mirada había cambiado, a simple vista se veía que estaba lleno de un coraje que lo consumía lentamente.
Olivia sintió pena por él.
──¿Es por ella?. ¿Julieta?.
El chico se tendió en el asiento, suspirando. ──Está igual que siempre, hermosa.
──¿La amas?──preguntó.
Axel se acomodó en su silla, y miró a los ojos a la chica torpe. La palabra amar era demasiado para él, ni siquiera él mismo conocía el significado. Quizás el termino amar no era el apropiado para su relación con Julieta. Claramente, sus sentimientos estaban aturdidos, se había llevado a la cama a unas cuantas chicas sin embargo, nunca se sintió satisfecho de verdad al demostrar su hombría en un lecho sin amor. Llevado por los deseos carnales se entregó a Julieta y cuando pensó que ella era la indicada, ella lo dejó, fue como una patada en su estómago. Por lo tanto, no estaba seguro de lo que realmente sentía.
──No lo sé──gruñó──. ¿Y tú, amas a Azael?.
──Pues, hace dos año lo espió y he suspirado por él. De hecho le he escrito poemas y algunas cositas que si lo leyera fuera demasiado vergonzoso. Pero, lo quiero…
──Por lo menos lo quieres…
──Axel por eso te pido que me ayudes un poco. Nadie lo conoce mejor que tú.
La petición lo tomó por sorpresa.
──Por favor Axel. Inexplicablemente eres la única persona que me siento en confianza, por favor──insistió.
Bajó la mirada, e inspiró hondo. ¿Cómo podía ayudar a alguien la cual el mismo se sentía tentado a besar cada vez que la veía?, era imposible. Negarle esa ayuda, significaba estar lejos de ella.
──Está bien, te ayudaré──finalmente soltó, la emoción que reflejaba Olivia era el inicio de su destrucción.
Hanna y Benjamín se acercaron. La ira en el rostro de la rubia era inexplicable. Le dio una mirada de odio a Axel y posó su atención de Olivia.
──Estoy cansada, deberíamos de irnos.
Benjamín entusiasmado y encantado por la belleza de Hanna no dudó en ofrecerse a llevarla. No obstante, muerta de rabia, la ojo azul se negó.
Milena se incorporó, al igual que Azael y Julieta. Discutieron un poco sobre quien conducía ya que, Axel estaba embriagado. Finalmente el chico del café se decidió a llevar a sus parientes.
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Editado: 04.11.2020