Si me quisieras...

✔️La tristeza de Hanna✔️ (21)

Si me quisieras…

Capítulo 21

Tiempo al tiempo.

Petrificada no pudo evitar ver a su madre. Entonces, recordó de donde conocía al pelirrojo. Eran vecinos desde hace mucho.

──¡Hanna!──escuchó un sin fin de gritos y murmullos detrás de ella.

Ricardo salió de la nada y con toda gentileza saludó a la señora.

──Señora Von Oven. Adelante──señaló, invitándola a pasar.

──Muchachos adelántense. Pediré por ustedes──ordenó. Axel y Benjamín le echaron una mirada a ambas chicas que se encontraba atareadas con los oficios. La mujer se acercó a Hanna y le sostuvo aquella mirada profunda.

──Tres café espumosos──soltó y se marchó. Seguía siendo la misma. Fría, distante y con falta de amor. No había cambiado absolutamente nada. ¿Acaso tienes sentimientos de piedra?, ni siquiera se conmovió al verla.

Obedeciéndola, Hanna hizo lo mejor posible el café. En cierta manera, quería demostrarle a la mujer de piedra que podía valerse por sí misma y no necesitaba de su dinero. Sin embargo, se sentía acongojada y aparentemente feliz de verla. No obstante, le dolió la indiferencia de la mujer.

Sus manos temblaban como gelatina, casi no podía contenerse de pie. De repente, se sintió mareada, pálida y fatigada. Parecía tener párkinson cuando tomaba la bandeja, los pocillos sonaban fuera de sí.

Todos estaban con sus narices metidas en papeles y documentos. Acto seguida, Hanna avanzó, y pensó en preguntarle por su papá.

No se dio cuenta que una muchacha se levantaba de la silla apresuradamente, tropezando con ella. El sonido de vidrio quebrado fue todo un estallido.

Las miradas estaban sobre ella, incluyendo la de su madre.

──Mierda Hanna, ¿Qué coño estás haciendo?.

Olivia se quedó pasmada, por primera vez Hanna hacía todo un espectáculo. La rubia no estaba acostumbrada a romper nada, eso era trabajo de Olivia.

Rápidamente, la pelinegra salió a su encuentro recogiendo los vidrios rotos, mientras que escuchaban gritos a sus espaldas. Ricardo estaba furioso.

Sin querer, Olivia se cortó un poco la yema de los dedos, dejando algunas salpicaduras de sangre en el suelo.

──¿Estas bien?. ¿te cortaste mucho?──se preocupó la rubia, mirándole los dedos.

──Estoy bien.

──Lo siento Oli──bramó, con unas cuantas lágrimas que súbitamente querían salir.

──Son unas inútil──insultó su jefe, lleno de ira.

El pelirrojo impotente se levantó y Axel corrió al encuentro de la muchacha. Olivia estaba inmóvil al sentir los dedos e Axel con los suyos.

──Señor nos va a disculpa, hace media hora estamos en este lugar y no hemos podido avanzar ni concentrarnos porque está  gritándole a sus empleadas. Por favor, si algo tiene  que decirles que sea en privado o al terminar su jornada.

──Axel… ¿Qué está haciendo?.

──¿Estas bien?.

──Sí. Por favor, vuelve a tu sitio me regañaran.

──Okey──murmulló el chico incorporándose.

Avergonzadas, las muchachas se pusieron en combate para atender a todos. Tanto fue el ajetreo que no se dio cuenta de la hora, ni mucho menos de cuando todos se marcharon. Solo sintieron el frío sacudir su piel ligado con un agotamiento en todos los sentidos. Desaliñadas, salieron del lugar. La rubia se colocó un abrigo negro y se sentó en la maleta de su auto. Desesperada sacó un cigarrillo de su bolsillo y como loca inició la búsqueda  de un encendedor.

──Hanna, ¿estás bien?──formuló la muchacha, al verla tan abrumada.

La ojo azul se abatió en tristeza. No pudo contener las lágrimas. Le dolía que su madre le haya sido indiferente, y ni siquiera le dirigió la palabra. Como le hubiese gustado que fuese ella la que se levantase para defenderla y no el pelirrojo y Axel. Pero ella era así, fría, distante, nunca se doblegaba a nada.

──Esa mujer era mi madre.──se echó a llorar en los brazos de su amiga.

──Lo sé, es muy parecida a ti.

──No me hablo Olivia, no me dijo nada. Es obvio que no le intereso.

Olivia acarició su espalda. Calmándola, dejándola llorar. Ese hombro era el alivio que su corazón contristado necesitaba.

──¿Interrumpo?──habló Azael, con un abrigo negro. Parado frente a ellas.

Los ojos de Olivia se iluminaron, dedicándole una tierna sonrisa.

Sin embargo, se preguntó: ¿Qué querrá su chico del café?.

 

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¿Azael y Olivia? o

¿Axel y Olivia?.

¿Cual de los dos chicos les gusta más?.

 




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