CAPÍTULO 03
Una tarde aparentemente tranquila, cuando ya parecía que el Escuadrón A y el personal diurno podrían terminar su turno sin ningún problema grave que resolver, apareció en el centro de la ciudad un gigantesco monstruo de cuerpo verde gelatinoso, cuya descripción más que acertada sería: una asquerosa masa de mocos andante, que avanzaba por las calles cubriendo éstas de su esencia espesa y ácida.
A pesar de lo inusual y nauseabundo de la situación, el combate contra la extraña criatura no representó un reto particularmente complicado. El Escuadrón A se montó en su Delta Squad Megazord, y se pusieron en marcha. El mayor percance fue que el Delta Saber quedó atrapado y absorbido por el cuerpo gelatinoso de la criatura, y justo después les escupió un enorme gargajo que cubrió casi todo el frente del Megazord, y entorpeció la visión de los Rangers.
Al final, una serie de disparos consecutivos del Delta Blaster terminaron el trabajo, haciendo que el cuerpo de la criatura perdiera estabilidad y explotara como un globo de agua; un enorme globo de agua que vertió la misma sustancia viscosa por toda la calle, edificios, vehículos, y cualquier incauto espectador que hubiera tenido la mala fortuna de estar cerca. Y, por supuesto, cubrió además al Delta Squad Megazord de los pies a la cabeza.
Aquello no fue agradable para absolutamente nadie, en especial para el equipo de ingenieros que tendrían que encargarse de limpiar el Megazord.
De vuelta en los andenes de la base S.P.D., Kat supervisaba personalmente el progreso de la ardua limpieza que llevaban a cabo. Era un equipo de más de diez personas, tallando y lavando hasta la más pequeña hendidura del enorme robot, al que Kat daba instrucciones con la ayuda de un megáfono que hacía que su voz resonara en todo aquel espacio con fuerza. Todo, y todos, estaban para ese momento cubiertos de agua, jabón, y sustancia verdosa y pegajosa.
El Comandante Cruger hizo acto de presencia un poco después de una hora, y se aproximó con cautela al área de trabajo, percibiendo desde que puso el primer pie en el andén la tensión y apuro de todos los presentes. Entre ellos, claro, la Dra. Manx que gritaba órdenes y regaños por igual por su megáfono.
—¿Cómo va todo por aquí? —preguntó Cruger con voz cauta desde detrás de Kat.
—Perfecto —exclamó la científica en alto con muy marcado sarcasmo—. Aquí estamos todos, limpiando baba de extraterrestre de los delicados mecanismos de mis Delta Runners. ¿Gusta tomar una esponja y ayudarnos?
Cruger alzó su mirada hacia el robot, cubierto en esos momentos por más jabón que baba, pero ésta última por supuesto que seguía presente.
—Agradezco el ofrecimiento, pero creo que pasaré por ahora —respondió Cruger, carraspeando un poco.
—Sensato —masculló Kat por lo bajo. Al instante siguiente, alzó de nuevo su megáfono y gritó alto por éste—. ¡No olviden limpiar entre las articulaciones! Si se queda algo, podría dañar su movimiento a la larga.
—¿Cree que esa haya sido la intensión? —inquirió Cruger, curioso—. ¿Algún tipo de sabotaje?
—No le daría tanto crédito a quién quiera que haya envido a esa cosa. Lo más seguro es que sólo era estúpido, sin más.
El enojo que impregnaba cada una de las palabras de Kat, hacía un poco difícil determinar si aquella era una conclusión objetiva de la cuestión; pero era más probable que no lo fuera.
Mientras observaban atentos el trabajo de los técnicos, y Kat lanzaba ordenes por su megáfono, alguien se les aproximó por un costado, empujando delante de sí un pesado carrito repleto en esos momentos de piezas mecánicas. Era evidente que el peso conjunto de todas ellas hacía que el avanzar resultara una tarea extenuante para el robusto joven técnico en mono gris.
—Dra. Manx —murmuró con marcado esfuerzo en su voz al empujar el carrito—. ¿Dónde coloco estos…? ¡Ah!
Sus palabras fueron interrumpidas cuando en su avance terminó pisando terreno peligroso; o, en otras palabras, pisando suelo cubierto de baba y jabón. Los dos pies del joven técnico se resbalaron en aquella combinación de sustancias, y terminó desplomándose de bruces contra ésta, salpicando en todas direcciones, e inevitablemente manchando un poco también a Kat en el proceso.
—Repuestos… —complementó su frase el muchacho, alzando su rostro manchado, al igual que prácticamente todo su cuerpo.
—Ahí están bien, por ahora —susurró Kat con voz áspera, mientras con sus dedos se retiraba algo de la sustancia viscosa que le había caído en la cara—. Comandante, ¿recuerda a mi asistente, Boom?
—Por supuesto —respondió Cruger, asintiendo—. Me da gusto verte trabajar arduamente, Boom.
El joven técnico estaba en esos momentos intentando ponerse de pie, cosa que no le resultó sencilla pues sus pies seguían deslizándose por el suelo resbaladizo. Al final sólo pudo lograrlo al apoyarse contra el carrito de repuestos, y usar el peso de éste como ancla.
—Gracias, señor, jefe, señor… Comandante. —Una vez que estuvo de pie, alzó la mano en puño y la pegó a su pecho para hacer el saludo usual a un oficial. El movimiento, sin embargo, hizo que un poco más de baba cayera sobre atuendo blanco de Kat. El rostro de Boom palideció—. Quizás deba lavarme un poco…
—Tú y todos —masculló Kat con molestia, instintivamente tallando sus manos contra las manchas de su atuendo, pero sólo terminó empeorándolas.