Sí, Mi Comandante [power Rangers: S.P.D.]

CAPÍTULO 06

CAPÍTULO 06

Justo como Cruger y Charlie habían concordado durante su discusión en la Sala de Mando, las defensas del planeta debían ser fortalecidas en preparación para el posible arribo del ejército Troobiano. Por suerte, desde hace ya al menos medio año, la Dra. Manx había estado trabajando en un sistema de defensa, que detectaría y atacaría ante cualquier intrusión extraña en la órbita de la Tierra.

El sistema se componía de una serie de satélites artificiales colocados alrededor del planeta, como boyas en el mar, formando entre todos una red que prácticamente envolvía el planeta entero. Estas boyas contaban con sensores de proximidad muy sensibles ante la cercanía de cualquier objeto mayor a un asteroide pequeño, y estaban armados además con poderosas baterías antiaéreas que abrirían fuegos de láser destructor de gran potencia ante dicho objeto. Por último, cada una contaba con su propio escudo inhibidor para protegerlo de cualquier ataque, capaz de resistir al menos diez disparos directos.

Mucho antes de recibir la inminente amenaza, Kat ya había estado trabajando el colocar en órbita las boyas una a una, y en hacer diferentes pruebas de su efectividad con el apoyo del personal de defensa en las estaciones espaciales. Y ese día tocaba lanzar las últimas, para así completar la red completa. La premura de lo que ocurría en Merlandia los hizo apresurarse.

Sus aliados en NASADA se habían encargado esa mañana temprano de lanzar las boyas a la estratosfera, y ponerlas el órbita. De ahí en adelante, quedaba a responsabilidad de Kat, y su asistente Boom, desde su laboratorio en la base S.P.D. en Newtech el activar y colocar las boyas en su posición dentro de la red. Ambos estaban cada uno en una consola de control, en cuyos monitores se proyectaba una imagen del esférico de la Tierra, y una distribución con puntos de la posición de cada boya, así como un área en verde que marcaba el alcance de sus sensores.

—AR345, en línea —informó Kat en voz baja, justo cuando un nuevo punto verde se encendía en el gráfico del planeta, acompañado de una nueva área de alcance.

—AR346, en línea —añadió Boom poco después, obteniendo el mismo resultado.

—AR347, en línea —volvió a pronunciar la Dra. Manx.

—AR348… No me responde aún —masculló Boom, notablemente preocupado, pero un segundo después el punto verde en cuestión se encendió como luz de Navidad—. Ah, olvídenlo. Ya está en línea también.

Y así se iban yendo de uno en uno, conforme las boyas se iban colocando en su posición y activando, creando entre todas una gran área verde que lo cubría casi todo.

Acompañándolos físicamente en laboratorio se encontraba el Comandante Cruger, que observaba todo por encima de sus hombros con paciencia, pero también expectante. Pero Cruger no era el único observando el progreso de la delicada operación. Conectados en línea, con sus respectivas imágenes proyectadas en otro monitor dividido, se encontraban dos elementos importantes de la S.P.D. Terrestre, y directamente de la defensa orbital del planeta.

De un lado se encontraba la Capitana Taylor Earhardt, la jefa de los escuadrones de cazas espaciales de combate, apostada actualmente en la Estación Espacial Red Lion-III, junto con varios otros de sus pilotos. Y del otro lado estaba el Capitán Eric Myers, apostado en la Estación Green Dragon-I, encargado de dirigir y supervisar todas las maniobras en la órbita de la Tierra, y que entre sus responsabilidad próximas estaría precisamente el monitoreo de esta nueva red de defensa, una vez que estuviera terminada. Entre ambos, dirigían la primera línea de defensa terrestre contra cualquier amenaza que se aproximara desde el espacio. Dos papeles que cobraban principal relevancia en esa apremiante situación.

Tras casi una hora de trabajo, Kat y Boom lograron colocar y activar la última boya en órbita, sin ningún contratiempo. Meses de arduo trabajo en ese proyecto, al fin daban sus frutos.

—Bien, está hecho —pronunció Kat, suspirando aliviada. Se hizo hacia atrás, apoyando su espalda contra el respaldo, agotada—. Todas las boyas espaciales están ya en línea y orbitando el planeta. Sus baterías antiaéreas están calibradas y cargadas al máximo, listas para abrir fuego contra cualquier objeto desconocido que se aproxime al perímetro de la Tierra. Capitán Myers, ya debe ver los datos en su computadora.

Eric se giró en ese momento a su respectiva computadora, y todos pudieron ver cómo tecleaba y contemplaba pensativo el monitor de la misma. Sus ojos serios de mirada intensa analizaron con cuidado el mismo gráfico que Kat y Boom tenían delante de ellos.

—Es asombroso —murmuró el capitán con apenas sólo una pequeña pizca de emoción—. Pero aquí veo que aún no logramos que sea una red que lo cubra todo por completo. Los datos muestran todavía varias zonas ciegas en los sensores de las boyas, cambiantes conforme éstas van orbitando el planeta.

Cruger, Kat y Boom se giraron a ver el diagrama en el monitor de su lado. Tenías que estar muy atento, si no pasaba desapercibido, pero tenía razón. Conforme las boyas se movían alrededor del planeta, sus zonas de alcance iban cambiando, sobreponiéndose entre sí. Y seguido se asomaban entre una zona verde y otra pequeñas zonas rojas de forma indefinida. Esas áreas rojas eran, en efecto, “zonas ciegas”, que los sensores de ninguna boya alcanzaban a cubrir. Duraban apenas unos cuanto segundos cada vez, y eran pequeñas en comparación con toda las zonas verdes; claro, si las veías en una perspectiva planetaria, pues en realidad estábamos hablando de áreas de varios kilómetros; a veces más, a veces menos.




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