CAPÍTULO 08
El criminal, un alienígena grande de vestimenta de cuero negro y apariencia intimidante, corría despavorido por la zona industrial, con la pesada mercancía que acababa de robar en sus brazos.
—¡S.P.D.! ¡Detente! —gritó con fuerza uno de los tres cadetes que le pisaban los talones, instrucción que, por supuesto, el criminal ignoró.
El extraterrestre se movía de forma confiada entre los callejones y atajos, seguro de que era cuestión de tiempo el perderlos. Pero estaba subestimando a sus perseguidores, pues los tres cadetes también sabían qué hacer. Los tres corrían con gran agilidad detrás de él, esquivando obstáculos y abriéndose paso, seguros de que era cuestión de tiempo el alcanzarlo.
—¡Ustedes síganlo! ¡Yo me adelantaré! —gritó Sky con fuerza a sus dos compañeros. Y antes de que alguno de ellos dijera algo, saltó hacia una escalera de emergencia por la que pasaban, y la escaló con notoria facilidad.
Mientras sus dos compañeros seguían en la persecución por tierra, la intención de Sky era adelantarse por una ruta más elevada, y poder interceptar al fugitivo más adelante. Su estrategia fue efectiva. Logró tomar por sorpresa al criminal, cayendo desde un andén alto justo delante de él. Con un movimiento de su brazo, creó un escudo de energía frente a él contra el cual el criminal se estrelló de bruces, haciéndolo tambalear hacia atrás. Y antes de que siquiera le dieran la oportunidad de caer al suelo, Syd llegó desde atrás, propinándole un fuerte golpe con su puño de roca. El impacto del golpe fue tal que el cuerpo del criminal salió volando por los aires, y atravesó la puerta de un almacén, cayendo y rodando al interior de éste.
—¡Syd! —exclamó Sky con tono de regaño, mirando incrédulo a su compañera.
—¿Qué? —le respondió Syd, confundida. Echó un vistazo al gran agujero en la puerta de acero de la bodega, y luego miró de nuevo a Sky—. ¿Fue demasiado entusiasmo?
—A mí me pareció la cantidad adecuada de entusiasmo —añadió Bridge con su habitual voz calmada, parándose a lado de su compañera.
Sky sólo negó exasperado con la cabeza, y empuñó su arma láser. Señaló con su cabeza hacia la bodega, y avanzó con paso cauteloso hasta ésta. Sus dos compañeros lo siguieron, imitando su paso.
La bodega era oscura y silenciosa. Había barriles y cajas apiladas en todas las direcciones que miraran, pero no parecía que nadie se hubiera parado ahí en un buen tiempo. Los tres cadetes ingresaron con cautela, mirando atentos en cada dirección. No había a simple vista rastro de su fugitivo.
—Escóndete si quieres —pronunció Bridge al aire con elocuencia, al tiempo que se retiraba el guante negro de su mano derecha—. Pero no te resultará tan fácil.
El cadete extendió su mano al frente, y ante su mirada se dibujó el rastro de energía que el objetivo había dejado en el aire desde que atravesó la puerta, cayó al suelo, se alzó y corrió hacia detrás de unas cajas justo a su derecha. Con una pequeña inclinación de su cabeza, le indicó a Syd sutilmente el escondite. Ésta asintió, y tomó rápidamente de uno de los compartimientos de su cinturón en el cuál traía consigo un pedazo de acero; si el puño de piedra les había parecido demasiado, a ver que les parecía el puño de acero.
Syd se lanzó el frente con su puño derecho transformado en el duro material, propinó un fuerte golpe contra las cajas, haciéndolas todas añicos en un segundo, y dejando en evidencia al alienígena detrás de ellas. Éste se sobresaltó, y se lanzó de inmediato al ataque contra la joven cadete. Syd reaccionó, esquivando el ataque, tomando a su contrincante del brazo, y con un movimiento preciso lo mandó a volar por los aires directo hacia Sky. Éste, similar a como había hecho afuera, creó un escudo frente a él contra el cual el criminal chocó y rebotó, volando algunos metros de ellos.
—¡Estás arrestado! —espetó Sky en alto, apuntando al criminal en el suelo con su arma láser. Syd y Bridge sacaron también sus armas y lo apuntaron igual.
Lo tenían sometido… o eso pensaron, pues al momento de incorporarse de nuevo, extendió sus brazos hacia ellos, y rayos de energía rojiza surgieron en su dirección. Los tres cadetes se movieron con rapidez, saltando y esquivando los rayos, mientras cortaban la distancia que los separaba del objetivo y disparaban contra éste, haciéndolo retroceder.
Una vez que estuvieron demasiado cerca para poder seguirles disparando, el extraterrestre comenzó con una ofensiva de cuerpo a cuerpo, lanzando golpes y patadas contundentes contra sus oponentes. Sus movimientos eran rápidos y letales, y se defendió bien considerando que eran tres contra uno. Sin embargo, los tres cadetes lucieron sus mejores movimientos, no sólo esquivando sus golpes, sino que contraatacando con notoria coordinación.
El combate culminó luego de que con un ataque conjunto Syd y Bridge destantearan al objetivo, y por último Sky lo derribara con un disparo directo en su hombro derecho que lo mandó a volar hacia atrás, estrellándolo contra una columna, y de ahí directo al piso, inmóvil.
Los tres cadetes se pararon uno al lado del otro, y observaron orgullosos su triunfo.
—Aquí Sky Tate —informó el cadete por su comunicador—. Sospechoso aprehendido. Misión cumplida.
Justo después de aquel anuncio, una quinta figura hizo acto de presencia, caminando con paso tranquilo desde el exterior, ingresando a la bodega por el mismo agujero que por el cual el criminal había atravesado. En cuanto notaron su presencia, los tres cadetes se pararon firmes, con sus manos tras sus espaldas y barbillas en alto.