El sol comenzaba a esconderse poco a poco, tiñendo el cielo de un color rojizo, era momento de volver a casa. Nolan acababa de hacer añicos mi corazón hace unos minutos atrás y lo único que quedaba sobre aquel viejo parque en el que los juegos estaban todos oxidados era mi soledad, junto a esa hamaca vacía en donde me juro amor bajo las mismas estrellas, aquellas que de ahora en más las veré por si solas y las palabras solo serán eso, palabras, que al final quedan marcadas en el cielo sin importar que tanto daño puedan hacerte. Me alejo de aquel lugar intentando dejar los recuerdos atrás pero sigo sufriendo ante la escena, es como si hubiera atravesado una navaja por mi corazón, porque si, así fue, ya que esas palabras se complementaron para formar tal objeto.
Mamá solía decir que a veces es mejor que las cosas se suelten de vez en cuando, el problema era que, yo apenas lo estaba sujetando; parezco paranoica, lo sé, pero aquel muchacho era la única persona que escuchaba mis sollozos detrás del celular, oyendo como todos los problemas me destrozaban, incluso los más insignificantes. Ella dice que depender de alguien no es para nada bueno, nos volvemos alguien fuerte a su lado y al alejarnos, no queda nada, nos volvemos frágiles y vulnerables ante aquellos que nos quieren dañar; básicamente, diría que él era mi otra mitad, porque éramos iguales, nos complementábamos de una forma perfecta, pero ahora que no está, en estos quince minutos que llevo sentada en la hamaca, entendí la falta que me hacía, ya sea por las lágrimas que recorrían mi mejilla o por el simple hecho de que llevo quince minutos sin siquiera saber que hacer o cómo reaccionar ante la gran perdida.
Me alejo arrastrando mis pies por la tierra, el olor a humedad limpiaba poco a poco mis pulmones y mi corazón estaba ahí, tan inquieto, latiendo una y otra vez, conectándose con mi cerebro, haciéndome querer gritar por todas las emociones que llevo encima en estos momentos. Y aunque sabía que lo que más predominaba era la tristeza, no podía contener mi enojo a tal persona; mi noviazgo con Nolan fue lo mejor que me pudo haber pasado en estos últimos dos años, terminamos la escuela juntos y teníamos planificado que haríamos después, incluso pensamos en como serian nuestros hijos y como llegarían a nuestra boda, era la típica charla de un par de adolescentes enamorados. Ese amor llego a su fin, así como todo en este mundo, otra chica apareció en su vida, trayendo discordia en la relación, las peleas por los celos fue lo último en estos días, me había enterado por un par de amigas de que ellos se veían a escondidas y, aunque me dolía lo enfrente, pero aun así seguía mintiéndome en la cara, y yo como la imbécil que soy, le creía. Una tarde le dije que iría a ver a mi madre, a mitad de camino me di cuenta de que había olvidado mi móvil sobre la mesa así que volví por él, fue entonces cuando mis ojos presenciaron tal escena; Nolan y la rubia teñida en la cama. Al notar mi presencia tomó unos centímetros entre ambos, pero con mi orgullo salí caminando de ahí, como si no me hubiera dolido en absoluto lo que estaba pasando. Como si no hubiera sentido que un camión me había pasado por encima. Hoy quedamos en vernos aquí, y si vino, pero quería terminar formalmente, para que no haya rencor entre nosotros, y aunque lo perdone, me pregunte a mí misma que hubiera pasado si las cosas hubieran sido al revés, habría un gran giro en todo esto. Incluso podría decir que oiría rumores de que soy una puta por todos los rincones de la ciudad.
Parada en la entrada de la casa seque mis lágrimas para que mamá no pudiera notar la tristeza que abunda en mí, me refregué la cara con fuerza para que todo mi rostro tomara el mismo color rojo de mis mejillas y pensara que simplemente había sido el calor del día, después de todo, se supone que estaba en el trabajo y tendría demasiado que caminar.
—Buenos días, — inspeccione lo que estaba a mi alcance, ella estaba dormida sobre la mesa rodeada de carpetas—...mamá.
Me acerque a unos escasos centímetros de ella y toque suavemente su hombro, esperando alguna reacción brusca por su parte. Levanto su brazo muy rápido haciendo que golpee mi rostro, por mi grito salto de su asiento limpiándose la saliva que le caía a un costado.
—...Nessa, hija— hablo entre dormida, refregando sus ojos— ¿Qué hora es?
—Ya es tarde, será mejor que vayas a la cama— respondí ayudándola a levantarse.
Cerré la puerta de su habitación para que no escuchara ningún ruido, nuestra casa era muy pequeña y cualquier objeto que caiga al suelo retumbaría en sus oídos, ya que no teníamos muchas cosas, lo que hacía que se provocasen ecos.
Tome asiento en el sofá y comencé a hablar con Samantha, mi mejor amiga. Le conté todo lo que había sucedido esa tarde y como las cosas estaban sobre mí, haciendo que decaiga cada vez más; me escucho muy atenta y lo único que recibí de su parte fue un "te lo dije". Sam fue una de las personas que dijo que algo estaba pasando entre ellos, pero hice oídos sordas a su declaración, recibiendo una cara de lastima por su parte. Sabía que la decisión que tomase luego de eso me acompañaría para toda la vida, pero estaba enamorada y uno es capaz de todo por eso, ¿no?
— ¿Qué haremos?— cuestione mientras me pintaba las uñas del pie— no quiero seguir llorando, si sigo así mi habitación se convertirá en una pequeña playa.
—Mira Peque, tengo que ir a hacer una entrevista a unos muchachos hoy por la noche y...
— ¿Por la noche?— cuestione con una sonrisa— para empezar, tu no trabajas... nadie en su sano juicio contrataría a alguien que llega tarde a todos lados y que jamás obedece las reglas.
Editado: 05.01.2024