Soy consciente del daño que me provoca verlo, mientras escondo las lágrimas y el dolor detrás de un rostro serio, lo veo tan sonriente como siempre, como si no le hubiera dolido en absoluto, como si simplemente esos dos años hubieran sido eso, años. Los días, los meses, las semanas que estuvimos juntos es un recuerdo borroso para él hoy; porque termino de leer el libro de esta bochornosa historia de amor, lo cerró y lo guardo en la estantería con los demás, sacando uno nuevo que quizás, pueda llegar a terminar con un hermoso final feliz. Uno que el nuestro no pudo tener.
Lo observo desde mi escritorio, viendo como le sonríe a la rubia que hizo que el cuento de hadas que se estaba formando lentamente, se desmorone con una simple brisa. Y, aunque sé que no puedo culparla de todo esto, la culpo por robarse eso que provocaba que mi corazón bombee como si hubiera estado en un maratón. Ella tiene todo lo que yo no tengo, curvas, dinero, hasta se podría decir que más personalidad; Kate siempre ha sido mejor que muchas, en la preparatoria no era una porrista como muchos pensarían, era una alumna más, pero que la mayoría de los chicos la adoraban, las mujeres no tanto. Si bien llegaba a ser amigable de vez en cuando, siempre se encargaba de revolcarse con cada estudiante, inclusive con los directivos.
No soporto el dolor de verlos tan felices frente a mis narices, como la mira, como le sonríe, como la toca. Con la misma forma que lo hacía conmigo. Tome mi celular y a paso rápido me dirigí a los baños, necesitaba a Sam y por primera vez, necesitaba a mamá. No digo que antes no, sólo que a veces llega a tomarse las cosas muy a pecho, ella me protege cual bebé, sin importar que tenga 20 años, para ella siempre seré su pequeña, esa que protegerá con su vida si es necesario.
– ¿Crees que puedes venir por mí?– le pregunte a la pelirroja, quien por la voz parece que recién despierta– me siento mal y no quiero caminar a casa.
–Enseguida, Ness– respondió en un leve bostezo.
Me mantuve dentro del baño hasta que mi respiración se controló nuevamente, apreté mis uñas en los jeans que tenía puestos, podía sentir como se clavaban en mis muslos, haciéndome retorcer un poco del dolor. Mis nudillos querían explotar contra la cara de ambos; en él, por mentirme tan descaradamente y hacerme sufrir de la forma más horrenda. Si hubiera sabido que esto es lo que viene después del amor lo hubiera pensando más de cinco veces antes de dejarlo entrar a mi corazón. Fue mi primer amor y siempre será recordado por eso, por la forma tan insensible de decirme las cosas, por el engaño, la traición y la decepción. Nolan fue, es y siempre será el primero en marcar mi corazón, pero también se la clase de persona que es, se lo insensato que llega a ser a veces y como su entorno se encoje a el mismo, demostrando que él está primero en su lista de preocupaciones; no digo que este mal quererse a uno mismo, pero de vez en cuando debemos mirar a los alrededores. Ella será la chica promiscua que se acostó con todos, pero aun así, se encargara de romperle el corazón de la misma manera en que él lo hizo conmigo. Porque una vez que entras en el camino de la putería solo queda mirar hacia adelante y aceptar todo lo que venga, y más cuando alguien como ella quiere seguir creciendo económicamente.
Tome asiento en mi escritorio nuevamente, mientras tecleaba intentando pensar que Sam estaba llegando- aun sabiendo que se debe de haber distraído con algo en el camino- apareció el rostro en el cual quería estampillar mi mano. Nolan arrojo unos papeles al lado de la computadora.
–Los necesito para hoy– aclaro, enseñándole su superioridad a la rubia que lo miraba desde lejos con una sonrisa de oreja a oreja.
–Estoy por irme– le sonreí falsamente– tendrá que esperar a mañana.
–No– se cruzó de brazos cambiando su expresión– te dije que los necesito para hoy, te quedaras y los harás.
La vieja Nessa hubiera bajado su vista al suelo y aceptado tal sumisa, pero estaba destrozada, las escenas pasaban en frente de mí. Ellos en mi cama, en la casa que compartíamos cada hermoso momento. No le importo. Y tenía que demostrarle que a mí también había dejado de dolerme.
Le sonreí con tanta falsedad que se separó unos escasos centímetros, sabía que había causado un poco de miedo, ya que hecho su cuerpo hacia atrás. No me sorprende que se aleje, él sabe cuándo estoy enojada y todos deberían correr si son conscientes de que estoy a punto de explotar.
–A la mierda, Nolan– conteste con autoridad– has tu maldito trabajo solo... renuncio– añadí, escuche un "esa es mi amiga, perra" de Sam, que se encontraba parada en la entrada principal– será mejor que no pongas a trabajar a la rubia si no quieres quedar en bancarrota... la vi haciendo cálculos– tome los papeles que había dejado sobre mi escritorio– y no es muy buena con los números– fue entonces cuando los rompí a la mitad y los arroje por los aires. Chocamos nuestras manos con Sam, quien se encontraba feliz por la escena que acaba de armar– por cierto Kate, su pene está por debajo del promedio... ya sabes... necesitaras una lupa, suele decir que es por el frio...
Mientras nos alejábamos de las oficinas escuchamos un "no es cierto, nada de lo que esa perra diga es verdad, vuelvan al trabajo" de parte de Nolan, quien quedo en vergüenza tras la confesión, sé que no fue lo mejor pero fue lo suficiente como para dejarlo como un payaso por el resto del año. Renunciar tiene dos cosas, una buena y una mala; la buena es que jamás tendré que verles la cara a los dos tortolos nuevamente, mientras que la mala, es que necesito dinero y un lugar donde vivir, no quería presionar a mamá con el dinero, sé que me recibirá con los brazos abiertos, pero no quiero volver a ser una carga o que tenga que volver a trabajar horario completo porque yo no consigo un trabajo con el cual mantenerme.
Editado: 05.01.2024