Si no veo tus ojos

CAPITULO 3

Me sentía frustrada e impotente. Yo no podía hacer algo para que mi familia y mis amigas no se sintieran como se estaban sintiendo gracias a mi, y peor aún, no podía hacer nada para que ellos no intentarán sacarme del hueco de dónde yo no quería salir, y lo que me destrozaba era que yo los estaba arrastrando y no me lo podía permitir.

Mi mamá y mi hermano ya no eran los mismos , mi hermano no salía como antes, y mi mamá no tenía amigas solo por estar pendiente de mi. Y que decir de las mias, me estaba alejando de ellas, y por más que lo intentaran, no lograban sacarme del coma en el que yo misma me había inducido.

Toda la noche estuvieron hablando felices, alegres como las recordaba, de vez en cuando una por una insistió en la fiesta que había hoy sábado, me negaba pero pensándolo mejor decidí darles una alegría tanto a ellas como a mi madre.

Cuando acepté se me lanzaron todas encima, estaban muy felices y me contagiaron, no podía negarlo.

— Gracias por aceptar Camila, verás que no te vas arrepentir — me dijo Esme una vez se calmaron —Mereces un momento de distracción, mereces olvidar aunque sea por una noche todos los problemas que ésto te ha traído — le sonreí en su momento con una enorme sonrisa genuina y sincera.

Y ahora estaba aquí, en un centro Comercial con mi trío de locas amigas, buscando un vestido apropiado para esta noche. Esme y Abi ya tenían uno, por lo tanto, solo faltabamos Laila y yo.

Elegir vestido con mis amigas era un total desastre. Laila ya sabía lo que buscaba, entonces Abi y Esme me ayudaban a mi, el problema era que no se ponían de acuerdo, o elegían algo muy exagerado o demasiado recatado. No pretendo ir como una ¿Zorra? Por así decirlo, pero menos como monja, ¡Estarán de acuerdo.!

Habían tantos vestidos frente a mi que no lograba centrarme en uno solo, mi vista viajaba entre los vestidos que escogían mis amigas y los que estaban colgados al final de la tienda, y solo uno llamó mi atención.

Era un vestido celeste, tenía un escote corazón con la espalda baja, tenía una especie de malla con flores bordadas que cubría toda la espalda y parte del frente hasta las clavículas, línea A hasta el final de mis rodillas, la falda tenía unos lindos pliegues, simplemente hermoso.

Me tarde mucho en apreciarlos para poder describirlo, pero después de todo ese era el que escogería.

— Chicas quiero ese — le señale a mis amigas.

— Oh sí Cami está hermoso, no lo había visto — dice Esme maravillada mirándolo igual que yo.

— Iré a pedir que lo bajen, ve buscando un probador — anuncia Abi antes de marcharse al final de la tienda.

°°°

Me quedó perfecto, no era de enamorarme de este tipo de cosas, pero amaba este vestido, sin duda se iría conmigo.

— Oh Mila — Laila puso una mano en su boca al verme salir del probador — Te queda hermoso

— ¿En serio? — di una vuelta completa despacio para que pudieran apreciarlo.

— Si no te lo llevas tú, me lo llevo yo — Dice Esme aplaudiendo de la emoción.

— Bien si ya tienen los vestidos a pagar — exclama Abi haciendo señas con las manos hacia la caja — tenemos una tarde muy atareada.

°°°°

Después de comprar los vestidos fuimos por unos accesorios que necesitaban las chicas y de ahí directo a casa, la más emocionada de todas era Laila no dejaba de hablar la mar de contenta, decía como quería peinarse y maquillarse, mucha alegría por una simple fiesta

Pasamos una tarde muy entretenida, las chicas estaban luchando con mi cabello y me hacía mucha gracia, todas querían hacerle un recogido por la espalda del vestido, pero ni las tres juntas podían amarrarlo, tenía un cabello rebelde, así que no les quedó de otra que llamar a la experta.

Mi madre.
Y esta no tardó tan siquiera ni 20min haciéndome un recogido hermoso.

— WoW señora T — así le decía Abi a mi mamá — le quedó hermoso.

— Si la hubiéramos llamado Antes — suelta Laila con una carcajada.

— Llevo años de práctica con este cabello — señala el suyo — Y unos cuantos más con este — ahora me señala a mi.

— Yo apenas puedo recogerlo en una coleta — digo con una pequeña risa.

— Bueno las dejo terminar, debo ir a la cocina — mi madre se va y nos deja solas terminando de arreglarnos.

Eran como un cuarto para las nueve de la noche cuando "Un amigo" de Laila nos vino a buscar. Y digo "Amigo" entre comillas porque con Laila nunca se sabe.

Mi madre insistía en sacar una foto, estaba más emocionada que cuando fuimos a la fiesta de graduación de la preparatoria, apenas y podía apreciar sus ojos, pero tenían un brillo muy lindo, estaba feliz y eso me inflaba el corazón y me hacia preguntarme ¿Hace cuánto no salía para que mi madre se emocionará así por una simple fiesta?

En cuanto acabó la sesión de fotos salimos disparadas al auto de… Matías – así se llamaba el chico que nos llevaría a esta fiesta – con mi fe voy de que ésto no sea un rotundo desastre, me repetía unas cuantas veces en mi cabeza.

Ya con las 4 dentro del auto, estaba todo muy oscuro, y las frías calles a estas horas no se quedaban atrás, y con el auto en movimiento solo lograba marearme aún más, no me quedó de otra que recostar mi cabeza en el hombro de Esme para relajarme hasta que nos encontremos en dicha fiesta

Cuando llegamos paramos frente a un edificio muy alto, grandes ventanales azules, y una hermosa entrada tan grande que podría pasar una estampida tranquilamente por ahí, avanzamos por unos cuantos pasillos desde la recepción, y entramos en un enorme salón donde se estaba dando la fiesta.

— Está mejor de lo pensé — dice Esme emocionada — Siento como si fuera nuestro baile de graduación

— Chica nunca me explicaron de quién es esta fiesta o a que se debe — dije confusa al notar el lujo del lugar.

Grandes telas caían del techo con enormes ondas de un color azul, candelabros que alumbraban el lugar y lo hacía ver mágico, mesas a los costados con manteles azul y dorado, una pista de baila improvisada en el centro del lugar, una pequeña tarima donde había tanto música en vivo como un Dj, mesa con comida, barra de bebidas y más, esto era enorme y algo que no había visto jamás.




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