En la mañana siguiente desperté y las chicas aún estaban en la cama, intenté pararme pero me mareé de inmediato, por un momento creí que era lo normal aveces en las mañanas, puesto que no solo me pasa a mi, trate de aclararme los ojos pero no podía enfocar, veía demasiado borroso, me senté en la cama y respiré tratando de calmarme, pero nada mis ojos aún no me daban la visión necesaria.
No sabía que era lo que estaba pasando, en estos años que he pasado con ésta enfermedad nunca cuando había tenido la vista borrosa éste inconveniente se había mantenido, puesto que no se iba y no podía ver, me estaba poniendo muy nerviosa, solo veia siluetas y si intentaba levantarme la cabeza me punsaba, y sentía como unos leves calambres en los ojos.
— MAMAAAAAA — el susto me ganó y llamé a mi madre desesperada — MAMAAAA.
— ¿Que pasa? ¿Que sucede? — entró ésta al cuarto un poco asustada
— Mamá no puedo ver bien, veo borroso y no logro enfocar la vista, no se qué pasa — le dije desesperada.
Por todo el jaleo y gritos mis amigas se despertaron también y comenzaron a preguntar qué era lo que sucedía.
— NO VEO, NO VEO, NO VEO — Gritaba y me agarraba de los cabello con desesperación.
— Calmate amiga — sentía como Esme tomaba de la mano — No debe hacerte bien que te pongas así.
— Hija debes calmarte sabes que esto pasa solo debes estar tranquila recuérdalo — me aconsejaba mi madre.
Pero yo no podía calmarme, me desesperaba no poder enfocar mi vista, que todo aún siguiera tan borroso como una espesa neblina que no me dejaba ver me ponía los nervios de punta. Si éste era mi futuro cuando ésta enfermedad me venciera pues entonces iba a preferir morir, no puedo y no acepto quedar así.
— ¿Como quieren que me calme? — les preguntaba — No puedo ver y esto no ha pasado como las veces anteriores.
— Si hija pero si te pones nerviosa y te estresas sabes que no pasará más bien creo que puede empeorar — aconsejaba mi madre.
Intenté calmarme les juro que si pero nada más no podía, me desesperaba porque necesitaba ver aunque sea por ese pequeño hueco que aún me quedaba.
Mi madre llamó al doctor Spencer el cual aconsejo que debía tranquilizarme que eso pasaría y que cuando fuera así debía ir directamente a la clínica.
Esto era aún peor que cuando perdí la vista periférica.
°°°°
Pasó alrededor de una media hora en la que no veía nada más que esa espesa neblina, me dieron té, y tuve que respirar tranquila. Pero cuando ya pude sentir tranquilidad poco a poco sentía como mis ojos estaban húmedos pero que podía lograr ver nuevamente y rompí en llanto.
Yo iba a enloquecer cuando ya está enfermedad acabe conmigo y la fea oscuridad termine con la poca luz que aún queda en mi, esa que me da una esperanza y no deja que me hunda completamente.
Podía ver a mi madre y mis amigas sentadas a mi alrededor.
— Mamá — llamé — Ya pasó — termine de articular.
— Ay dios que bueno — la vi ponerse la mano en el pecho respirando tranquila.
— Todo va a estar bien amiga — escucho hablar a Abi por primera vez.
— Si, iremos contigo y tu mamá a la clínica — se une Esme — Deberíamos ir ya ¿Verdad?
— Si si — espabila mamá — solo tomó las llaves y vamos.
— Ya va debo cambiarme — aún conservaba la pijama.
Unos veinte minutos nada más me tomo agarrar unos jeans, una blusa suelta y mis tenis, ponermelos y salir de la habitación directo al auto donde me esperaba mi madre y las chicas.
Era está una justa razón para yo no querer seguir adelante, porque yo no puedo seguir con una vida normal arrastrando a más gente a ella, al hueco, al coma en el que yo misma me meto, no puedo condenar a nadie, por más que prometa no dañarlos al final siempre termino haciéndolo.
Cuando estoy apunto de llegar al auto escucho mi nombre a lo lejos, parecía ser Laila.
— CAMILAAA— por fin veo a la dueña de los gritos en mi campo de visión — ¿Que sucede? — la veo respirar agitada cuando se posa a mi lado.
— Tengo que ir a la clínica — le señalo el auto donde están mi madre y las chicas, quienes le saludan con la mano — Tuve un inconveniente, anoche me dolía mucho la cabeza y amanecí mal — obvie dar explicaciones por el momento.
— ¿Y todas van contigo? — asiento — Entonces me uno y me ponen al tanto en el camino.
Laila se subió al auto en la parte trasera con las chicas, yo subí adelante y mi madre arrancó de inmediato.
Escuchaba a las chicas explicarle a Laila lo sucedido está mañana y la razón de ir con mi médico. Estaba molesta, ésto es lo único que me da ésta enfermedad, visitas y más visitas a la mentada clínica, problemas y preocupaciones más nada.
No hay un momento de felicidad que no sea interrumpido por inconvenientes como éste. Diez años así se sienten pesados y dolorosos.
°°°°°
Llegamos directo al consultorio de mi querido doctor Spencer, quién nos recibío con una enorme sonrisa, yo estaba que me echaba a llorar nuevamente por tener que verle en estas circunstancias. Pero que más da, la mayoría de encuentros con él son así, fuera de eso no hay tema de conversación que no incluya mi bendita condición.
— ¿Como estás? — lo miro sin expresión alguna — Ok pregunta equivocada — nos señala para que tomemos asiento— ¿Como sigues?
— ¿Como puedo seguir después de un episodio de ceguera? — le respondí con una pregunta.
— No estuviste ciega, solo veáis borroso lo cual es un episodio de esta enfermedad que ya conoces — me aclara.
— Nunca se había mantenido tanto tiempo — defiendo — Solo eran segundos, máximo un par de minutos.
— Si, pero recuerda el tratamiento anterior fallo, lo cual nos llevó a buscar uno nuevo — explica — No estás bajo tratamiento ahora, lo cual pudo extender ese inconveniente, y está la opción de una posible catarata apesar de que por tu edad aún no debería ser posible.
— ¿Quiere decir que esto me va a volver a pasar? — pregunto asustada — ¿Mientras no esté bajo tratamiento seguiré pasando por ésto? — me invadía la angustia.
Editado: 29.12.2020