Si no veo tus ojos

CAPITULO 15

No quería atenderle a Mason, pero tampoco es que quisiera bajar y enfrentarme a Marcus. Estaba indecisa sobre que hacer, que era lo correcto o con qué me sentía más segura.

Al final de cuentas estaba más acostumbrada a enfrentar a Marcus que a darle la cara, o en este caso, hablar con Mason y arriesgarme a que haga preguntas qué tal vez no le pueda contestar.

Así que resignada salí de mi habitación y baje esas escaleras que ya me sabía de memoria, pero que de todos modos debía bajar de espacio y de vez en cuando mirar para no resbalar y poder darle cara a mi hermano y escuchar sus quejas.

Además tenía muchísima hambre.

Y con tan solo pisar el último escalón de las escaleras ya podía oler lo que mi madre preparaba en la cocina, así que dirigí mis pasos hacia allá para poder deleitarme con lo que estuviera preparando.

Pero no todo podía ser lindo ¿Verdad?

Tan solo pararme en el umbral de la puerta de la cocina escuché la voz de mi hermano llamarme desde la sala de estar, me había pillado y no me salvaría del sermón o regañina que me daría.

Quise ignorarlo pero — Se que me has escuchado, ven acá que necesitamos hablar — su voz se escuchaba no tan furiosa pero si un poco serio.

Eso para Marcus ya es decir mucho.

Todo en mi casa estaba acomodado para que yo no tuviera un accidente, así que las pequeñas mesas siempre estaban pegada a alguna pared, y la que se encontraba entre los sillones había sido movida por lo que mi hermano estaba sentado en uno de ellos y había colocado una pequeña silla frente a él para que yo tomara asiento y que todo resultará mucho más cómodo

— Muy bien — empieza cuando ya yo me he sentado — ¿Quién es él?

¿Y que podía contestar yo ante esa pregunta?

— ¿Cuál él? — trataba de alargar más el sermón que me esperaba respondiéndole con otra pregunta.

— Camila — amenaza

— Está bien — suelto un suspiro y termino desgarbada en la silla — Su nombre es Mason.

— Eso ya lo sé, lo has dicho allá afuera — señala con su brazo hacia la calle — Lo que quiero saber, es ¿porque estabas con él, y porque has llegado en ese estado ?

— ¿Que estado?

Haría enfurecer a mi hermano a posta solo por qué no quería hablar de él, en realidad no tenía ganas de hablar con nadie, ya había tenido un conversación arriba con mi madre.

— Has llegado con los ojos muy irritados, puede que él no lo note pero nosotros conocemos muy bien cuando te duele la cabeza, viniste con tu pantalón rasgado y una gasa en la rodilla lo que implica que tienes puntos, y un codo raspado — dice un tanto molesto — ¿Y aún así te atreves a preguntar?

— No ha pasado nada Marcus, no quiero hablar — quise pararme pero me lo impidió — Suéltame — pedí.

— No te voy a soltar hasta que hables conmigo, ya me estoy fijando en tu mirada, y la conozco muy bien — me tenía aún sujeta por los hombros

Marcus siempre ha dicho que conoce todas mis miradas, cuando estoy feliz, triste, deprimida y molesta.

Era cierto, a pesar de que mi enfermedad no es notoria y en mis ojos no se puede ver mi condición, lo que me hace más difícil todo. Porque para mí fuera muchísimo más fácil si no lo pudiera ocultar.

Y me llamarán loca, pero es así.

— No tengo nada — me excuso.

— Sé muy bien que estás triste, algo te puso así, ya no quieres hablar, llegaste directo a tu habitación y llevabas muchos días feliz, tranquila y solo ibas a tu habitación cuando querías escribir o en tu caso grabar alguna canción y por último a dormir ¿Que te ha hecho? — pregunta haciendo lo mismo que hizo mi madre, tomar un mechón de mi cabello y mirarme a los ojos expectante a mi respuesta

— No me ha hecho nada Marcus, ese es el problema — baje la mirada para evitar encontrar sus ojos

— ¿Como así? — en su tono de voz se notaba la duda — Además has llegado en muy mal estado, es imposible que no te fuera hecho nada.

— No lo hizo, sólo fuimos a pasear en bicicleta,  si me hubiera hecho algo todo sería mucho más fácil para mí.

— Ese es el problema Camila, tu no puedes hacer eso, pudo haber sido peor que tan solo unos puntos en tu rodilla, fue muy inconsciente de su parte — lo veía incómodo, sabía que se quería levantar del sillón para mostrar su frustración — ¿Y por qué dices eso?

— No fue su culpa, yo lo estaba haciendo muy bien y me he distraído — expliqué ignorando la última pregunta.

— Es que nisiquiera debiste intentarlo Camila — su voz sonaba un poco más fuerte.

— ¿Por qué Marcus Por qué? Solo intento ser normal — estaba apunto de llorar por segunda vez.

— Eso es lo que tú no entiendes, tú eres normal, tienes esa manía de creerte de otra forma Camila y no es así — se acomoda un poco y se sienta solo en la orilla del sillón para acercarse más a mi.

— Ustedes son lo que me hacen ver eso, porque aquí estás molesto por yo haber montado una bicicleta y eso es lo que hace una persona NORMAL — resalto la última palabra.

— Solo es porque nos preocupamos por ti, pero no es lo que queremos hacerte ver — toma mis manos — Él simplemente debió pensarlo.

— Él no lo sabe Marcus — dije muy bajito.

— ¿Qué? — la duda se notaba en su cara

— No he podido decírselo — expliqué.

— Él debe saberlo Camila, ¿Por qué se lo ocultas?

— Es solamente un amigo, no sé si confío en él para contárselo — acomodo un mechón de mi cabello tras mi oreja un poco nerviosa.

— ¿Y un amigo no merece saber que estás enferma? Camila siempre has sido sincera con todos ¿Por qué es diferente ahora? — me miraba con su ceño fruncido.

La verdad es que tenía razón, estaba siendo diferente, no sé si es que me había vuelto desconfiada o muy miedosa. De lo que si estaba segura es que no quería una mirada de lastima de nadie más.

— No lo sé — le fui sincera.

— ¿No lo sabes? — preguntó— Es decir que a algo le temes.

Si soy así de transparente, ¿Por qué Mason no se ha dado cuenta que algo le oculto?
Aunque él me había dicho eso hoy frente a la heladería.




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