Yo no sabía si era el universo, el destino o los dos juntos que me daban señales para hacerme saber que no era el momento para hablar con él.
En ese momento solo esperaba no arrepentirme, y que en lugar del destino fuera otra cosa la que estuviera evitando que yo se lo contara y que más adelante a la que le costara todo el secreto y la mentira fuera a mi.
El doctor Spencer había salido de su consultorio justo en el momento en el que yo decidí decirle todo a su hijo.
— Si, solo aclarabamos un punto papá — Mason se puso de pie y se paró al lado de su padre.
— Disculpen la interrupción entonces — se disculpó
— No se preocupe doctor, de todos modos ya debo irme — me puse de pie yo también para marcharme y no hacer esperar más a mi madre.
— Bueno que estés bien Camila — se despidió el doctor y miró a su hijo — Iba a salir a buscarte, necesitamos hablar de una cosas, estaré en la cafetería — se despidió nuevamente de mi con una sonrisa y le dió una palmada en el hombro a su hijo.
— Camila… — habló Mason pero no lo dejé acabar.
— Será para otro momento, de todos modos no es de gran relevancia — mentí
— ¿Estás segura? — asentí regalándole una sonrisa y me marché.
Cada vez extendía más el momento de contarle todo, y no sabía si me costaría o no. Pues aveces sentía que tal vez estaba yendo muy rápido, que podría esperar tenerle una verdadera confianza, esperar que fuera una amistad sólida o lo que pudiera llegar a ser.
Así que por ese momento no le di muchísima más importancia de la que tenía y me marché junto a mi madre.
°°°°
Pasaron casi 3 meses…
Meses que habían pasado en constantes citas medicas, como siempre nada de relevancia con respecto a mi enfermedad.
Estuve un poco más activa y un poco más alegre.
Había salido varias veces con las chicas, otras con Marcus, con mi madre y hasta un par de veces con Mason.
¿Para que nergarselos cierto?
La única mala noticia del avance de todos esos meses era que en todo ese tiempo no había encontrado el valor de decirle mi condición a Mason.
Estuve haciendo muchísimos más esfuerzos de los normales para parecer una chica normal. Dado que el quería hacer cosas que yo no podía.
Recibí miles de reproches por las chicas, miles de sermones por Marcus y miles de regaños por parte de mi madre. Y un consejo del doctor Spencer que jamás podría olvidar.
°°°
Había decidido ir sola a una de las consultas rutinarias por síntomas nuevos, y también nuevas noticias del tratamiento que había pedido el doctor.
— Camila he sentido y visto a mi hijo muy contento, me ha contado muchas cosas de ti, está feliz y he notado que no has podido, me imagino yo, decirle toda la verdad — me dijo serio y mirándome con desaprobación.
— Lo he intentado, es solo que no tengo valor para hacerlo — me excuse.
— ¿Cuál es tu temor?, no padeces de nada contagioso, y cuando empecemos el nuevo tratamiento no habrá manera de que logres ocultarlo — explicó
— ¿Por qué? — pregunté un poco asustada
— El nuevo tratamiento es un poco diferente, puede llegar a debilitarte, provocar mareos, y no puedes estar bajo estrés o preocuparte demás porque presentará un alteramiento.
Me sorprendió, nunca creí llegar a tener un tratamiento que pudiera tener esa clase de síntomas. Parecía que en lugar de recibir inyecciones para contrarrestar o mantener mi enfermedad, fuera a recibir quimioterapia.
— Camila ya te lo había dicho antes, mi hijo es una persona muy noble, muy soñador y ama con el alma, no podría yo no notar que está enamorado de ti — confesó y a mí se me fue el alma al suelo, porque sabía muy bien que lo lastimaría.
— Yo... Yo… — no pude hablar
— Dile la verdad, si lo haces más temprano que tarde resultará mucho más fácil, no esperes tanto porque puede resultar peor el remedio que la enfermedad. Mi hijo sabe amar Camila, pero le es difícil perdonar.
°°°
Habían sido meses hermosos al lado de una persona humanamente hermosa, ahora mi miedo no era un rechazo, no era que me mirara con lastima. Ahora mi miedo era perderlo, que me odiara y que nunca pudiera perdonar mi mentira.
No podía negarles a todos que yo sentía o comenzaba a sentir algo por aquel chico, algo que se asemejaba a eso llamado AMOR.
Me había demostrado su alma, me había enseñado su corazón, y sus sentimientos en cada una de las salidas durante esos tres meses.
¿Caí de vez en cuando en algún rechazo hacia mi enfermedad, tristeza o depresion?
Pues si, cada que me veía en la necesidad y presión de contarle todo y al final cuando lo tenía en frente desistía, porque no quería ni podía permitir en ese momento que me odiara.
Estuve cavando mi propia tumba durante esos meses al no tener el valor de contarle la verdad.
Ahora me encontraba enamorada y asustada de perderlo.
°°°°
Ese día en tan solo un par de horas él iría por mi, entonces yo me hallaba en mi habitación, mis tres amigas recostadas en mi cama ayudando a decidir que me pondría.
Tenía los nervios a flor de piel, ya mi madre habia hablado conmigo, Marcus apesar de que no le caía muy bien también me había aconsejado decirle toda la verdad, y en ese momento Laila, Esme y Abi me echaban su parte del sermón.
— Camila ya es hora de que le seas sincera, han pasado 3 meses — comenzó Laila.
— Si Ami debes serle sincera si no quieres que todo terminé mal — Aconsejaba Abi.
— Yo solo haré una pregunta — dijo Esme y yo asentí — ¿Ya lo quieres no es así?
¿Como yo podía negarle eso a mis amigas?
Simplemente no podía, porque me hubiera mentido a mi misma.
Y de todos modos ya lo había demostrado.
— He empezado a quererlo — fue lo único que dije.
— ¿Y que vas a esperar entonces? — preguntó Laila — Te ha demostrado con cada una de sus acciones desde que te conoce que es una persona diferente, es comprensible que al principio dudaras, pero ha pasado ya mucho tiempo Mila, si no le dices la verdad se va a enterar por otro lado y te va a pesar.
Editado: 29.12.2020