Si no veo tus ojos

CAPÍTULO 20

Cuando me sucedió lo de Daniel, junto con que mi enfermedad había empeorado, me había deprimido un poco, no era una depresión tan fuerte, tuve mucha ayuda, mucha compañía que no quería pero que ahi estaba, mucha motivación, muchas cosas que apesar de que no las quería simplemente ahí estuvieron.

Lo que me ayudó a salir poco a poco de ella, y ya después solo me ponía triste, me daba rabia, miedo y más, pero no llegué a caer una vez más en ese tipo de depresión que solo te llevaban a querer estar solo, te fastidiaban las compañías, no querías hablar con nadie, ni comer, absolutamente nada.

Lo que me llevó a pensar en el pasar de esos tres meses con esas bellas compañías, que no era tan importante esa persona por la que me había puesto así. Porque otra mucho mejor me enseñó lo que de verdad era querer.

*Había pasado una semana*

Una semana internada en aquella clínica, semana en la que no me permití ver a nadie. A pesar de que aún seguía con mis ojos vendados. Le había prohibido a mis amigas venir a verme, a mi propio hermano, y créanme que hasta a mí madre, pero ella no me hizo caso.

Dijo que ella era mi madre, que yo no podía mandarla, y que si ella decidía estar ahí conmigo lo estaría y que yo no podía impedírselo.

Había recibido en esa semana muchos recados de mis amigas y sobre todo de Marcus, pero incluso recibí hasta uno de Daniel.

Pero ninguno de él, osé preguntarle a su padre el segundo día de estar internada, pero al oír su respuesta negativa no le pregunté más.

Recibí 4 cartas con los nombres:

Marcus
Laila
Esmeralda
Abigail

Me pareció un poquito insólito sabiendo ellos que no podía leerlas, pero las mandaron con la intención de que mi madre las leyera para mí.

No me acostumbraba a estar con los ojos cerrados todo el tiempo, ver solamente penumbras. Creía que ya me había resignado, y que cuando el momento llegara yo ya estaría acostumbrada y no me pegaría y menos que sería tan difícil, pero era tan distinto a lo que me había imaginado.

Cierren los ojos y traten siempre de estar así o caminar de esa forma. Caminar era lo peor de todo, cuando me tocaba ir al baño, asearme o desplazarme al consultorio para algún chequeo, que eso último solo había sido una sola vez y según no habían visto ni un poco de avance, pero resultaba ser lo peor.

Mi madre me había leído las pequeñas cartas que me enviaron mis amigos y mi hermano, al final solo pude sentirme mal por ellos, pero no sentí lo que creí.

Laila:

Mila, no sabes cuánto estamos preocupadas por ti, no soporto que no nos dejes ir a verte, eres nuestro fuerte, sin ti no somos las mismas. Sabes que te amamos y que te apoyamos. Saldrás adelante

Te quiere Laila.

Abigail:

Ami, estoy que me pican los pies por romper esa petición que has hecho e ir a verte. Siempre hemos estado contigo en buenas y malas y tú con nosotras. Y no soportamos que ésta vez no nos permitas estar a tu lado. Pero respeto esa decisión, espero verte pronto.

Abi te quiere no lo olvides.


Esmeralda:

Hay una cosa que nunca olvidaré de ti, y es que por más que alguna de nosotras te pedíamos no hacer algo igual lo hacías, siempre has sido nuestro talón de Aquiles, siempre has estado para nosotras, somos unas locas sin rumbo sin tenerte a nuestro lado. Por favor te pido con este mensaje que nos permitas ir a verte aunque sea cuando estés en casa. Sino iré a verte quieras o no.

Te amamos. Por favor piénsalo.

Te quiere Esme.


Marcus:

Mi pequeño bebé ermitaño, no soporto solo quedarme acá en la casa sin poder verte, abrazarte, y aunque sea molestarte, pero respeto tu decisión.

Solo quería hacerte saber que te quiero, que te apoyo, y que no permitiré que nadie más te haga daño, de eso me encargaré yo.

Te quiere Marcus.

 

Eso último que Marcus me había dicho me había dejado un poco confundida pero no le di mucha importancia y seguí descansando, dado que era lo único que podía hacer.

Según me había contado el doctor si llegaba a darse lo de la intervensión quirúrgica debía guardar reposo una semana aca en la clínica porque debía mantener la cabeza en una sola posición, sin poder moverla. Me imaginaba eso muy torturador para mi. Pero las consecuencias de todo eso habían sido mi culpa así que no había con quien pagar la rabia, por qué ni con lo enfermedad, que no tenía nada que ver con ese inconveniente.

Bueno tal vez un poco, porque eso sucedía a mi edad solo si padecía de una enfermedad de la retina y adivinen que...

Retinosis, retinosis, retinosis, retinosis, era lo único que escuchaba desde que tenía uso de razón, bueno desde los 10

¿Que entendí a esa edad? 
Solo que tenía un problema en la retina, y nisiquiera sabía lo que era retina.

Conforme fue pasando los años apenas iba entendiendo la mitad de la cosas que decían en mis consultas.

Y justo en ese entonces, cuando apenas tenía 19 años de edad ya casi 20 había perdido mi visión por primera vez, solo por incumplir las indicaciones que me había dado mi doctor.

¿Por qué lo hacía?
Por tonta enamorada

¿A que me había llevado ese amor?
A nada.

A nada, porque nisiquiera una oportunidad me dio, esa estupidez me había llevado a cometer imprudencias y nisiquiera podía gozarlo, porque si fuera dado frutos por lo menos hubiera estado ciega pero feliz.

*Una semana más pasó*


Pasó la siguiente semana de espera para ver si solo debía guardar reposo, o si me harían la intervensión.

Estaba muy muy nerviosa, porque la verdad prefería solamente esperar, irme a mi casa y encerrarme en mi habitación y no salir más.

A sólo hacerme esa intervensión, quedarme más tiempo acá, seguir con mis ojos tapados y sin nisiquiera poder mover la cabeza.

¿Que más había pasado en esa semana?

Nada del otro mundo, les resumiré.

Esme había decidido no hacerme caso e ir a verme, muy claro lo había dicho en su carta, pero en el momento no le di la importancia necesaria. Solo se lanzó a abrazarme sin soltarme diciéndome cuanto me querían y me extrañaban todas.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.