Si no veo tus ojos

CAPITULO 23

Estuve esperando los reproches, reclamos y jalones de orejas por parte de mis amigas. Pero no lo hicieron, estaban modo ositos cariñositos, no se me despegaban, estuve prácticamente todo la tarde abrazadas por cada una de ellas, era como una especie de turno, cuando una se separaba, de inmediato iba la otra.

Fue un día muy lindo con ellas pegadas a mi como una lapa. Lo que me ponía cada vez más triste al pensar que yo debía hacer algo para que siguieran con sus vidas, para que no estuvieran mal sin mi.

3 semanas pasaron entre las de la clínica y la que pasé en casa, me había perdido de varias cosas.

Laila contó que tuvo una cita con Matías ¿Lo recuerdan? El chico que nos llevó a aquella fiesta.
Cita que solo llegó a tan solo un beso de un poqueño roce, cosa que la enloqueció, porque según ella quería más. No admitió que el chico la pone con la cabeza en las nubes, pero pude notar que era así. Y que era más que un solo gustar.

Esme, también contó que tuvo un acercamiento con su ex Alexander, que no fue del todo incómodo, que lo notaba distinto, que la miraba de una manera extraña, pero buena que le gustaba. Solo charlaron un rato que fue en una cafetería en la que se habían encontrado. La vi un poco entusiasmada mientras lo contaba.

¿Abi?, Abi era una cosa de otro mundo, muy alegre, risueña, divertida y graciosa, amante de la comida pero muy reservada, no me contó absolutamente nada, pero yo empezaba a notar cierta complicidad entre ella y Esme, cuando le preguntaba si no había un nuevo amor en su vida, que si no tenía algo que no me hubiera contado, tratando de tirar de esa lengua.

Evadieron todas mis preguntas y se engancharon en solo preguntar por Mason, lo único que pude hacer fue señalarles el florero encima de la mesa a lado de mi cómoda, y junto a él todas la notas.

Cosa que las enloqueció creo que aún más.

°°°°°

 

Al día siguiente tenía como una especie de sentimiento diferente a como me había estado sintiendo ya semanas antes.

No sé si era alegría, o si estaba emocionada por algo, solo sabía que comenzaba a sentirme distinta y con ganas de hacer cosas.

Tanto; Que empecé a modificar, hacerle cambios, y agregarle cosas a la letra que había empezado hacía ya tiempo, esa en la que trabajaba cuando Mason fue a buscarme el día de nuestra primera cita, o mejor dicho catastrófica salida.

Me sentía segura en cada cambio que le hacía, las veces que formaba una estrofa y la cantaba para poder así guardarla, y mucho más segura y diferente me sentí cuando por fin pude armarla y comencé a crearle la melodía con la guitarra.

Estaba tan metida en mis afinaciones, cambios, toques y melodías que no escuché la puerta de mi habitación, mi madre se había parado frente a mí, esperando que pudiera prestarle la atención que requería.

— ¿Que pasó mamá? — le dije colocando la guitarra a un lado de mi cama.

— Ha llegado algo para ti, y como te veo un poco animada he decidido que bajes a recibirlo sin muchos rodeos — fue directa y al punto.

— ¿Otra flor? — le pregunté

— No, pero ese brillo en tu mirada me gusta mucho — confesó

Sacudí mi cabeza para evitar estar mostrando tanto interés y me levanté de mi cama solo para seguir a mi madre escaleras abajo.

Había una especie de caja con muchos hoyitos, y encima de ella un sobre.

Me acerqué lentamente, y tomé primero el sobre para leer su contenido. Esa vez era más parecido a una carta que a una nota.

* Se que no debería hacer ésto, pero no pude evitar intentarlo
¿Has escuchado que las mascotas son una enorme ayuda, apoyo y terapia?
Bueno ésto no se puede hacer si un psicólogo no lo recomienda, pero para ti he decidido ser de todo un poco.
Podría haber optado por un gato, sus mimos y cariños serían de gran ayuda. O talvez un Perro, excelente amigo fiel, y acompañante seguro, pero también lo descarté. Así que he elegido….
UN HURÓN.
Espero y no le tengas miedo, ahi en el sobre te dejé una tarjetita indicándote el porque de su elección*

Sorprendida del obsequio que me había enviado, y un poco asustada tal vez, porque nunca había tenido en mis manos ese tipo de animal, y tampoco sabía si eran seguros.

Tomé la tarjeta que estaba aún en el sobre y la leí detenidamente:

*El Hurón, es un animal muy sociable e inteligente, siempre estará contigo. 
Necesita una atención diaria por parte de quien sea su amo, así que siempre tendrás algo que hacer con él.
Es muy juguetón, igual que un cachorro o un gato, por eso lo he elegido.
Siempre acudirá a ti, te necesitará a ti, y su compañía de hará muy feliz.
Mi principal objetivo con él, es que no tengas tiempo para tristezas, que te olvides de los problemas porque acaparará tu tiempo, y cambiará tus sentimientos malos por unas realmente felices. Es como cualquier otra mascota, hasta le puedes poner una correa y sacarlo a pasear.
Por cierto, es necesario que salga de vez en cuando.
Pd: es mi excusa perfecta para sacarte de casa.
M.S


Quedé impactada al terminar de leer la nota, aunque no podía negar que fue muy ingenioso de su parte hacer algo así.

Volteé a ver a madre y ella estaba con una cara de tonta, con sus manos entrelazadas bajo su barbilla, mirándome con mucha emoción y ternura. Suponía que era por el regalo, o de seguro la cara de gafa asustada que tenía.

— Vamos abrela— me instaba a que abriera la mentada cajita donde estaba ese animalito.

Como pude me termine de acercar bien a la caja y lentamente la abrí con mucho temor, y en una esquina de ella estaba una bolita de pelos,  recostada en un pequeño cojín, era de varios tonos marrones.

Me causó mucha curiosidad y temor, pero la verdad si me dió mucha ternura, se veía que era muy dulce y dosil, que no podría hacerme nada.

— Oh pero que cosita más linda — dijo mi madre cuando se paró a mi lado — Lo tomaré.

En cuanto la tuvo en sus manos pude notar una pequeña tarjeta dentro de la caja, así que la tomé.




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