Si no veo tus ojos

CAPÍTULO 37

Seguía en la mesa aún sin creer lo que había pasado, el Doctor Spencer y yo solo nos mirábamos pensativos, queriendo averiguar en la mirada del otro que era lo que le estaba sucediendole a Mason, pero la verdad era que ninguno de los dos sabía ni imaginaba que pasaba.

Pensé mucho para pedir las indicaciones que me llevarían a su dormitorio. Cuando las tuve, dudosa y con las manos que no paraban de sudar por los nervios, me dirigí a tocar la puerta masacrando mi labio inferior temiendo un rechazo.

—Mason —toque varias veces —¿Puedo pasar?

—Si ojitos, en unos minutos te llevo a casa —Cuando abrí la puerta salía del baño.

—¿Está todo bien? ¿Estás tú Bien?

—Si Ojitos, disculpa por retirarme de esa forma de la mesa, te llevo a casa, vamos —tomó mi mano pero me resistí, quería que habláramos.

—¿Podemos hablar?

—¿Tiene que ser ahora? —su evasiva me dejaba claro que algo pasaba.

—Si no te has dado cuenta, me estás mostrando un Mason distinto, y necesito saber qué es lo que sucede, tu no eres así —cerró los ojos tomando un gran suspiro.

—Te lo contaré todo, pero debo solucionarlo primero —sus brazos me rodearon y se aferró tan fuerte a mi que me causó cierto temor.

Era un abrazo como si temiera que escapara, un abrazo de los que das cuando te despides, ese abrazo solo me dijo algo, temor, temor a no poder hacerlo nunca más.

¿Desconfiaba de mi?
¿Qué era tan grave para ocultarlo?
Era esa y miles de preguntas que rondaban mi cabeza al ver la actitud que tomaba.

Pero también parecía estar asustado, miedo o tristeza mostraban sus ojos, nos estaba segura del porqué, y averiguarlo no sería algo fácil, la verdad a todo eso no sabía si era mala o buena.

—Vale —accedí.

Cuando salimos de la habitación ya el doctor no se encontraba y no pude despedirme, ya trataría de hablar con él luego, dado que la cena no había salido de acuerdo a lo planeado o como lo pensé.

Hablar con él sobre lo que sucedía parecía algo en vano, pero estaba un 50% segura de que también intentaría charlar con su hijo.

Todo el camino fue un silencio sepulcral, para nada cómodo, no como antes, nuestros silencios eran hasta reconfortantes, de saber que lo seguías teniendo al lado, que te pensaba, y que no podía haber una compañía mejor a esa. En ese momento solo se sentía la tensión, mi necesidad de preguntar que era lo que pasaba y me ocultaba, y el agarre de él sobre el volante me demostraba que nada estaba bien, que algo quería decirme o por lo menos eso que guardaba lo agobiaba tanto que no quería contarme, que la confianza se había ido volando como un pájaro sanado.

Y la despedida no fue más que un beso en mi mejilla y apenas un roce de manos con un adiós que me supo amargo.

Ya mi madre y Marcus debían estar dormidos, así que entre en silencio tumbandome en mi cama que me abrazó para nunca más soltarme hasta el día siguiente.

La última vez que hice eso fue porque había regresado feliz y más enamorada que nunca, pero esa vez la angustia pudo conmigo.

°°°

 

 

Al día siguiente recibí una llamada por el concurso al que me había inscrito, debía presentarme con cierta documentación para poder acudir a la primera face y de pasarla tendría muchísima más oportunidad de ganar esa Beca que me ayudaría en no tener una vida estancada.

Dentro de esos papeles un escrito con que tipo de instrumentos manejo, que tipo de canciones canto, un requisito indispensable era que para presentarme debía hacerlo con una canción original.

¿Cuál fue lo malo con referencia a eso?
Que quien me llamó había sido Laila… Si esa Laila, reconocí su voz de inmediato.

Por más que lo pensaba no encontraba la razón de mi desconfiaba para con ella, pero me era inevitable.

Me ponía nerviosa mi documentación, en ella presentaba que tenía una discapacidad, y por más que eso no fuera un impedimento me alteraba los nervios que ellos y más que todo ella se enterara y fuera vista de una manera diferente.


Estúpido lo sé, pero tomemos en cuenta que apenas estaba comenzando a confiar en mí, en mi talento y en qué podía vivir una vida en que los prejuicios no me afectaran ni alteraran el ritmo que quería llevar.

No quería ir sola, por lo que opté por Laila número 1, la original e infalible como decía ella, para que me acompañara y así poder cumplir con todos los requisitos un poco más confiada con la autoestima de mi amiga que me ayudaría un poco.

Y ya que Mason no se había comunicado, después de eso me vería con las demás chicas, ya era hora de que hablara con ellas y les dedicara un tiempo más que minutos de locuras en mi habitación.

°°°

 


—A ti no debe desanimarte eso, vas a ganar esa Beca y nos pondrás orgullosos a todos, ¡Ya lo verás! —animaba mi amiga cuando llegábamos al lugar donde tenía que entregar la información —Eres ma mejor y lo vas a demostrar, porque sino ganas dejaré de tener sexo por un año, y ¿Tu no quieres eso para tu amiga o si? —le voltee los ojos, siempre Laila.

—¿Tu crees que en realidad pueda ganar?

—¡Ay Camila! —exclamó mi amiga volteando los ojos —Llevo años escuchando esa melodiosa voz que tienes, es innegable que tienes un talento increíble, y no lo digo solo yo.

El ánimo que Laila me daba calló en picada al notarla a ella en una de las mesas donde varias personas se formaban entregando documentos.

En la distancia que estaba apenas podía apreciarla, pero sabía que era ella, lo que hizo que mi corazón callera igual que mi ánimo, era la persona que llegaba justo a su lado entregándole una bebida.

Mason.

—¿Es ella? —preguntó Lai al notar mi cara, así que solo asentí —¿Y que hace él aquí con ella?

—No lo sé —respondí apretando la carpeta contra mi pecho.

—Pues lo vamos a averiguar —tomó mi brazo y me jalo a la mesa donde se encontraban.

Estaban tan absortos en su conversación, que algunas veces se volvía acalorada que nisiquiera me determinaron, estábamos a solo un par de personas de llegar a la mesa y aún su vista no había parado en mi que no apartaba la mía de él.




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