Me quedé sin voz, no pude cantar, alguien lo estaba haciendo por mí.
Nunca había escuchado esa voz, no era profesional, pero era hermosa, cantaba mi canción como si la conociera, estaba tomando vía libre para comenzar aquel show por mi, pero aún estaba sin habla, no podía articular palabra.
No se cuantos segundos pasaron, solo se que cuando él se detuvo yo no dude en continuar, el sonido de mi guitarra se escuchaba por los altavoces guiando la canción.
Sentí una mano posarse sobre la mía invitándome a bajar del banco donde me encontraba, y lo hice, no podía darme el lujo de negarme y hacer notar que estaba anonadada y que lo que ocurría no era parte de mi preparación en todo eso.
La voz masculina siguió cantando, guiándome a mí en el canto, esperando unos segundo para que yo tomara nuevamente el rumbo de la canción, y al escuchar nuestras voces juntas un escalofrío recorrió mi cuerpo, su mano aún sostenía la mía, e inesperadamente la levantó haciéndome dar una vuelta que no supe cómo logré terminar sin caer al piso.
Cada estrofa y coro eran cantados por turnos, el coro lo dividimos en dos y luego cantábamos a la par.
A Reason to move on, nunca se había escuchado tan hermosa, siempre la escuché solo en mi cabeza mientras la cantaba, nisiquiera mis amigas se habían dignado a cantarla en voz alta junto a mi como con otras de mis canciones.
El momento lo sentí extramente perfecto, y no sabía el porqué, al final quede solo con mi mano a un costado y la que sostenía el micrófono aún cerca de mis labios, cuando acabó, los dos entonando las últimas palabras de la canción, solo el calor de la persona se sentía frente a mí causando un sensación familiar que solo hizo que mi cabeza estallara en un dolor extraño, mis ojos cerrados y mi frente dolían como si un corrientazo muy fuerte fuera parado en ella.
La gente estalló en aplausos, lo que terminó desorientandome, y cuando pude abrir mis ojos apenas una pequeña luz entraba por ellos haciéndome cerrarlos una vez más.
<<No, no es cierto ¿O si?>> Repetí en mi cabeza varias veces.
Agaché la cabeza tapando mis ojos
—Oye ¿Estás bien? —la voz que hizo esa pregunta se escuchó muy lejana, nisiquiera me di el momento de reconocerla
—Sí… yo… —intenté articular pero fallé, porque abrí mis ojos y lo vi.
Vi a la persona frente a mi, parecía un chiste, sentía que mi cabeza estaba jugándome una mala pasada, no podía ser cierto, eso era lo único que cabía en mi cabeza.
—Ma…
—Ven, debemos dejar el escenario.
—No, pero tú… —Aún mis ojos no me permitían ver con la claridad necesaria lo que me ponía más en dudas de que fuera él quien haya cantado conmigo.
Nunca lo oí hacerlo, mi cabeza aún dolía un poco y me molestaba nisiquiera poder escuchar bien, tanto por lo desonrientada que estaba como por los aplausos que aún no cesaban, tampoco podía reconocer si esa era su voz, aún no me creía que era él.
—Ven, toma mi mano, sígueme por acá.
Cuando baje del escenario la luz era tenue y apenas podía apreciar a mis amigas, si eran ellas y definitivamente podía ver, las podía ver.
—¿Camila me estás viendo? —preguntó Esme al notar que mi vista estaba puesta en ella y la miraba directamente a los ojos.
—¿Puedes ver? —exclamó Laila.
Solo asentí levemente, aún sintiendo su presencia detrás de mí.
¿Era a caso posible que todo haya sido emocional o psicológico?
¿Que mis ojos se habían negado a ver solo porque no lo vería a él?
Eso era algo realmente tonto, pero la realidad era que cuando el estuvo junto a mi, mis ojos me permitieron apreciar una vez más la luz.
¿Para poder verlo a él?
No lo sabía y estaba desconcertada negándome a girarme para no tener que ver esos ojos.
¿Que hacía él ahí?
¿Y por qué mis amigas no lucían impresionadas?
—Oh amiga, no lo puedo creer —Abi fue quien se abalanzó a mis brazos —Marcus tiene que ver ésto —me soltó y salió corriendo, suponía yo que tras mi hermano.
—Yo… este… —su mirada estaba clavada en mi, podía sentirla, aprendí a apreciar eso en pocos días.
—Entonces si puedes ver, ¿Ya lo viste? —Laila siempre tan directa.
—Diganme por favor que esto no fue obra de ustedes —articule muy bajo, pero estaba segura que me escuchaba.
Quería y me hacía creer que sino se había acercado era o porque de verdad estaba cumpliendo con lo que le pedí, o solo me daba espacio para que me acostumbrara a la magnitud de su presencia.
Es que sí, estaba siendo imponente en ese momento, nunca lo vi así, pero esa vez no pude evitarlo, ya mi cerebro había asimilado no volverlo a ver en mucho tiempo, y más cuando perdí la vista, creí que no lo vería nunca más, el que estuviera ahí me dejaba en estado traumático.
—¿Nunca creíste que nosotras nos quedaríamos sin hacer nada sabiendo que sufrias? ¿Verdad? —A veces adoraba a mis amigas pero sus actos me sacaban de quicio.
Sin embargo sentí eso como una especie de traición. ¿Por qué lo sentía así? No tenía idea.
Pero él estaba lejos de mí porque yo lo decidí así, era lo mejor para ambos, en el momento de la decisión fue lo mejor para él, que ellas lo hubieran traído y que el fuera aceptado solo significaba una cosa.
Mason había dejado todo por volver.
—¿Pero quién les dio ese derecho? —solté tomando mi cabello entre mis manos y caminando de un lado a otro.
—Camila nosotras… —Esme intento hablar.
Era algo tonto que me enojara con ellas, pero habían pasado por encima de lo que yo quería, cuando yo con ellas nunca interferí en nada.
—Era mi decisión Esmeralda, yo lo decidí así, y si lo hice fue por algo, ustedes se suponen que me entendían.
—Lo hacemos pero… —esa vez quién interrumpió no había sido yo.
—Yo fui quién las buscó, porque nunca me fui —Sus manos se posaron en mis hombros para detener mi andar —Y nunca me iré.
Su contacto en lugar de hacerme débil, por alguna extraña razón me dio una fuerza que sentí escasa desde la última vez que lo vi, fue como una especie de vitamina que me daba una energía que desbordaba todo mi cuerpo, y solo suspiré, respire y me armé de todo el valor que pude para girarme y enfrentarme a esos ojos.
Editado: 29.12.2020