¡si, Señor!

3: Posesión.✓

🔥.

“Déjame enseñarte lo bien que se siente ser mía”

Al despertar siento miedo de lo que pueda encontrar, pero todo parece desvanecerse al verle a él dormido sobre mi cama y envuelto en mis sábanas. Hades era perfecto, pero se veía aún más estando dormido. Su cabello castaño estaba desordenado, y sus labios color carmín abultados. Recorre con mi mirada cada parte de su anatomía y no podía creer que semejante hombre me haya elegido a mi para estar con él.

En parte me sentía igual de mal y de usada, sin embargo podría tomar el pensamiento codicioso de que yo también lo estaba usando a él.

De pronto recuerdos de la noche anterior vuelan por mi mente, con mi mano tocó la sensible piel de mi cuello recordando uno a uno los besos húmedos que Hades habría dejado, al recorrer más abajo y llegar al valle de mis senos lo recuerdo a él besarlos, tocar todo lo que fuese mío y hacerlo suyo. Al tocar mi abdomen lo recuerdo a él besarlo. Justo en ese momento siento que alguien acaricia mi espalda.

Él se ha despertado.

—Ven aquí y deja de pensar.

Me toma de la cadera para posicionarme sobre su regazo, envuelve sus brazos alrededor de mi cadera dándole suaves masajes en forma de círculo, lleva su mano a mi mentón y me hace verle.

—¿Te duele?

Había un ligero dolor en el centro de mis piernas pero es solo cuando las muevo o abro, sin embargo creo que es tolerable.

—No.

Él asiente y sin decir palabra alguna besa mis labios con lentitud.

—Tienes un cuerpo perfecto, Julia.

Siempre he creído que por lo poco agraciado que era no podría ser perfecto o hermoso, ahora hay tantos estándares con respecto al cuerpo que yo misma me he generado un trauma.

—Es por esto que ahora quiero que firmes el contrato de confidencialidad. —. Dice, al jugar con un mechón de mi oscuro cabello.—, me gusta la idea de que ahora seas mía.

—Hades. —. Le reñí, detesto ese comportamiento.

—No puedo controlarlo, y menos teniéndote de este modo.

—¿Cómo un hombre de casi 40 puede hacerme perder la racionalidad? Estando con cualquier otra persona no haría esto.

Me desconozco, ya no se que pasaría con la Julia de ayer por la tarde que pretendía entregarle el contrato a Hades y dar por finalizada lo que sea que él tuviera en mente.

—Vive, y deja de pensar tanto.

Él me hace a un lado sin ser brusco y procede a levantarse para comenzar a vestirse, mientras que yo lo veía.

—Quiero que vayas está tarde a mi casa. —. Me pide, tras comenzar a subirse los pantalones.

—No puedo, debo ir a misa. —. Es 23 de noviembre, lo que indica que hoy no me será un buen día.

—Te haría bien ir a redimirte de tus pecados. —. Menciona divertido a lo que ruedo los ojos.

—Ni que los tuviera.

—¿Ah no? —. Yo niego y Hades ríe con ironía.—¿Haberte follado a un hombre maduro y que es hermano de tu amiga es poco pecado para ti?

—¡Hades! —. Él ríe divirtiéndose con la situación.

—Te veo en la iglesia entonces. —. Se acerca hasta donde estoy y deja un beso un poco brusco en mis labios y se va.

Esperen un momento…

¿Dijo que nos veríamos en la iglesia?

Killiam.

Por supuesto que lo sabía, no soy un idiota.

¿De que parte del orto me saqué que ella podría ser mía? Era una completa mierda, yo mismo me había herido pero bueno, al menos lo supe antes… ¿Qué coño digo? Es tarde, demasiado tarde, me terminé enamorando de una persona que nunca me va a corresponder. Hera lo dijo, ella al igual que yo lo suponíamos. Siempre supimos que Julia estaba enamorada de Hades,, había que ser un completo idiota para mí darte cuenta de la forma tan intensa en que ella veía a mi mellizo.

Y yo lo sabía y aún así caí redondito por ella.

La he querido desde hacía tiempo pero nunca quise intentarlo por respeto a ella y a sus abuelos, me había propuesto que si ella dejaba de lado lo que siente por mi mellizo sería lo suficientemente valiente como para enfrentarme a sus abuelos y decirles de una buena vez que su nieta me ha conquistado en cuerpo y alma.

Estar solo en mi casa no es una opción, es Hera quien me acompaña cuando Hades se vuelve un cuarentón insoportable.

—Ella nunca pudo superar ese sentimiento.

Lo sé, algo frustrado paso mis manos por mi rostro. La idea de ver a Julia con Hades o con otro me desconcierta, sin embargo puedo aprender a vivir con ello.

—Yo creí que si, estuvimos años afuera. Le dimos el tiempo suficiente para olvidar a nuestro hermano.

—No puedes controlar lo que ella siente, Killiam. —. Yo lo sabía, nadie más que Julia tiene el control sobre sus emociones y sentimientos cuando Hades está cerca.

—No impide que me cause algo extraño por dentro. —. Le confieso a mi hermana menor.

—Estás enamorado y te han roto el corazón, es la desilusión.

No estaría tan desilusionado si no hubiera visto a la chica que me gustaba observar con demasiada intensidad a mi hermana, quizás aquella tarde que regresamos no debí ir a la biblioteca. Ellos estaban solos hablando con tanta familiaridad, ella reía y él la veía como si fuera algo sumamente especial… y lo es, Julia es simplemente la mujer más especial y preciosa en todo el mundo.

Me rompí mi propio corazón llenándolo de ilusiones de un amor no correspondido.

—Yo digo que debes de salir, Killiam. Y así conocer a otra.

Cómo si alguien pudiera reemplazar lo que Julia me hace sentir.

—Quizás.

Le di la espalda a mi hermana menor para observar al jardín. Me daba cierta tranquilidad que mi ordenado laberinto de rosas blancas estuviera debidamente podado y que aquellas rosas que fueron mis favoritas desde niño estén bien cuidadas.

Hades y yo por ser mellizos no nos hace tan parecidos, a decir verdad somos diferentes. En el sentido de que Hades es realmente impulsivo y si algo ya de gustarle o llamarle su atención lo tomará sin importarle las consecuencias. En cambio conmigo todo es diferente, soy muy apegado a las reglas y las normas, yo vivo mi vida debidamente y no como si me fuera a morir.




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