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Hades no muestra señales de vida y me inquieta, no encuentro justificación a su repentina desaparición.
Hera sabe dónde está pero se rehúsa a decirme, dice que si Hades no me dice es porque claramente él no quiere que sepa absolutamente nada.
Es por ello que ahora me encuentro a la orilla de la playa adyacente a la ciudad, observaba con cierta melancolía el suave y a la vez abrasivo danzar de las olas, pensando en que tal vez el verdadero infierno se encuentra acá en la tierra y que la verdadera vida es en la muerte. Yo misma me buscaba ideas locas para distraer a mi deteriorada mente.
Inconscientemente me lleva a la primera vez que conocí al hermano mayor de Hera y de como fue que me enamore de una forma tan arrolladora pero a la vez hiriente.
Yo supongo que él estaría en los preparativos de su boda para cuando yo habría chocado con él en la biblioteca en casa de sus padres, él en ese tiempo se comportaba de una forma tan dulce y amable conmigo pero tras casarse dio un cambio de 180 grados. Hades es Volátil y eso lo sabemos todos sus conocidos, igual sabemos que cuando desaparece de esta forma es porque algo está ocurriendo en su vida.
El punto es que siempre sentí cierta atracción por lo maduro que es y por su pasión por la literatura, en él veía a aquel amigo con el que hablar de los libros que he leído. Sin embargo siento que me permití sentir mucho por él, pasé de la admiración al enamoramiento en menos de cinco meses.
Todos los sospechaban, incluso mis abuelos lo pensaban dos veces para permitirme ir a casa de los Ivannov, ya que ellos más que nadie sabían cuánto daño me hacía estar cerca y a la vez tan lejos de Hades.
Y luego para secar mis lágrimas estaba Killiam.
Nunca me abandonó y es lo que ahora hace que yo me odie a mi misma, rechazarlo se sintió fatal pero no podía permitirle acercarse sabiendo de la advertencia de Hades.
Thomas, mi guardaespaldas, se sienta a mi lado. Él exhalé profundamente y ve al frente sin decir nada.
Hemos llevado una buena relación laboral, es mi amigo cuando no trae su uniforme de guardaespaldas y les juro que es uno de esos amigos leales que no reparan en decirte la verdad.
—¿Sabe, Señorita Mitchell? Yo creía fielmente que usted me tenía confianza.
—Eh, si. ¿Lo duda, Thomas?
Él asiente y procede hablar nuevamente:
—Hace varias noches, el día que nos dan de descanso, vi al Señor Hades Ivannov entrar a su casa.
Me da cierta vergüenza que nos hayan pillado juntos y solos.
—Esa noche fui una tonta.
—No la llamaría de ese modo, quizás pensaría que fue ilusa. Pero, por otro lado contemplo la idea de que usted está interesada en él.
—No quita que Hades me haya utilizado.
Me tomó a su antojo sin pensar en como me afectaría y en lo que dolería.
Thomas observa los alrededores de la playa en calma, es tan sereno y relajado que me hace pensar que nada en el mundo puede afectarlo.
A menos que le dé importancia.
—Quizás anda viendo a alguien más.
Thomas toma la oportunidad de mi desconcierto para pararse e ir con Vicencio a su posición inicial.
¿Hades con alguien más?
Lo único que me podría parecer real es que se esté viendo a escondidas con su ex esposa lo cual seguiría sin creer ya que terminaron en malos términos.
Me terminé marchando a mi casa después de media hora más en la playa, necesitaba reconectar conmigo.
Killiam.
1… 2… 3…
Estaba hiperventilando pero me negaba a detenerme ya que si lo hacía volvería a ser un preso de mis pensamientos.
No he querido hablar con ella desde que me rechazó y no es por resentimiento, es más bien para hacer de todo mi esfuerzo lo posible para olvidarla y les aseguro que viéndola seguido no me ayudará mucho.
Crucé por una esquina corriendo con más fuerzas sintiendo la gota gorda rodar por mi cabeza hasta perderse en algún punto de la calle.
4… 5… 6…
Me detuve en una playa adyacente a la ciudad y ahí estaba ella con sus guardaespaldas, viéndose tan inalcanzable como siempre, viéndose tan atractiva como todos los días. Hay veces donde busco una explicación más lógica de lo que me sucede con Julia, no entiendo cómo pude enamorarme tan fuerte de alguien como ella.
Antes de que me vea me marcho a dónde se que dejé mi auto aparcado, subo en el y lo enciendo para ir cuánto antes a mi casa. Al llegar reviso mi teléfono y lo primero que me aparece es una actualización del estado de Julia: una foto de ella desprevenida en la playa. Me tuve que armar de valor para no darle like, terminé apagando mi teléfono.
—es mi corazón que no te dice adiós… —. Canté al salir de la ducha, tras diez minutos.
El agua fría y la música me ayudan mucho cuando deseo dejar de atormentarme con mis pensamientos.
Le pedí a la ama de llaves que me traigan mi cena a mi habitación ya que mis ánimos para comer solo en el comedor son inexistentes, pero la presencia de una persona cambia el rumbo de mi noche.
Y ahí aparece él tan campante como siempre, siendo siempre el mellizo más sobresaliente.
—He de admitir que tú casa es mejor que la mía en ciertos aspectos. —. Ve con intensidad mis estatuas de mármol.
—Hades. —. Saludé, sin ánimos.— Creí que estarías en otra parte.
Es difícil de explicar su situación y a petición de él nadie que no seamos nosotros lo saben. Si mis padres, Hera o yo desvelamos lo que sucede en la vida de Hades nos cae una denuncia por exponerlo.
—Si estuve y fue difícil irme, pero tenía que regresar.
Él deambula hasta que se deja caer en el sofá que tengo en mi habitación.
—¿Y como fue está vez? —. Le pregunté, viéndome interesado en su vida.
Que me haya quitado el amor de Julia no quiere decir que deje de ser mi hermano.
—Fue difícil, por un segundo contemplé la idea de quedarme y no volver a Ámsterdam.
Editado: 08.08.2025