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Había evitado a toda costa encontrarme con Killiam, en definitiva me sentía culpable por engañarlo y por no amarlo lo suficiente. Hoy nos reincorporamos a clases tras una semana de descanso y es la primera vez que veré a Hera luego del entierro de Thomas. La vi sentada en el fondo del aula sola y con una cara que demuestra lo mal que la está pasando.
—Hera. —. Yo me acerqué a ella con intención de hablar.
—Discutí muy feo con Killiam, me fui de su casa y ahora vivo con Hades. —. Sentí mal por ella y la abracé muy fuerte cuando comenzó a sollozar.
La quiero comprender como ella hizo conmigo cuando le confesé que había perdido a mis padres, quiero que sienta mi compañía así como yo sentí la suya. No la esta pasando bien y lo único que Killiam hace es enojarse con ella, es decir, Hera en estos momentos es susceptible emocionalmente. Cualquier palabra o acción le va a afectar.
—Entiéndelo, quizás creyó que lo suyo fue un capricho.
—Yo entendía sus gustos y lo entendí cuando me dijo que se había enamorado de ti, ¿Qué le costaba aceptar que por primera vez me interesó alguien? Thomas no pudo tener un apellido de renombre o millones pero me hacía feliz.
Y aunque quiera limpiar su nombre no había nada que lo salve porque sus acciones la han cagado y bien mal.
La clase inicia y Hera decide que no quiere seguir hablando de su hermano, por lo que procede a ignorarme.
Mi teléfono no dejaba de sonar encima de la mesa pero sentía mal revisarlo teniendo al profesor de frente, sin embargo la curiosidad me domina.
Iré por ambas, no me importa si debes ver a mi hermano.
Lo cancelas y te vienes conmigo.
Exhalé ruidosamente, y… mierda, odio que aún tenga cierto control en mi.
La clase llega a su final y yo decido irme con Hera a casa de Hades, aunque se lo mal que está todo esto no paro de emocionarme cada vez que lo veré o que estaremos en el mismo lugar. Hera estaba desecha, sus bellos cabellos rubios estaban hechos marañas y en parte se que se trata de su duelo. Ya en el estacionamiento vemos a Hades junto a su pretencioso coche.
—¿Qué le pasó a mi niña? —. Él le habla con un mote muy dulce a Hera, quien no duda en correr a los brazos de su hermano.
—La he pasado bien mal. —. Le dice ella, mientras que yo seguía a sus espaldas.
Hades la vuelve abrazar y me observa, farfulla aún en silencio un: “te ves hermosa, Julia”
Recibir halagos por parte de Hades aún me parece una locura pero no puedo negar lo bien que me hace sentir.
¿Es extraño no? Aquello que nos hace mal nos hace el doble de bien, mientras que aquello que nos hace bien nos lastima y hace mal. Es tan contradictorio todo esto de los sentimientos.
—Le daré una patada a Killiam si vuelves a sonreír como antes, Hera. —. Le dice Hades, ya cuando estamos dentro del coche.
—La violencia no es la solución. —. Le dice la rubia.
—Se que lo extrañas mucho, guapa, pero ya es momento de aceptar que él no saldrá del cajón a buscarte. Entiende que Thomas ya cumplió su misión en la tierra y era conocerse, es una lastima que lo suyo no haya podido ser, al menos no en esta vida.
Hera no dice nada y únicamente se dispone a observar por la ventanilla, se le escuchaba sollozando.
—Ya no se que hacer para subirle el ánimo. —. Me dice él, en un tono de voz baja.
—Si no sabes tu que eres su hermano, ¿Qué queda para mí que soy su mejor amiga?
Hades se encoge de hombros, y al verme me responde un:
—A nadie que he amado lo he perdido. No sé lo que se siente sufrir por amor.
Él vuelve a poner su auto en marcha y avanza hacia su casa.
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Hera.
Ellos no entienden,
Ella no me entiende.
Al parecer nadie puede comprender lo horrible que es perder a aquella persona que te amó sin miedo a ser juzgado, señalado o hasta expulsado. Thomas era aquel bálsamo que amaba tener en mi vida, me había dado otra perspectiva del amor y ni Hades ni Killiam pueden comprenderlo. Julia menos, ella no parecía ser la indicada a comprender mi dolor. O tal vez sea mi dramatismo aunque lo dudo, lo amé y ahora no se que hacer sin él.
Los recuerdos de aquella fatídica noche me persiguen, solo si Killiam no nos habría encontrado tal vez la historia fuera diferente.
Flashback.
Nos habíamos jugado de la fiesta a una zona mucho más privada donde podamos ser nosotros mismos, sin aquel horrible temor de ser descubiertos por algún miembro de mi familia. Thomas me carga en sus brazos dándome vueltas y robándome una que otra carcajada. Sentía nuevamente aquella calidez invadir mi pecho y únicamente ocurre cuando él aparece.
—¿Te he dicho hoy cuánto te amo, Hera?
Su voz, aquella voz que en medio de la oscuridad se vuelve mi luz.
—¡No más que yo!
Corro para entrar al laberinto que los abuelos de Julia tienen en el jardín trasero, pero nosotros ingresamos por una entrada escondida para que nadie de los invitados nos vean. Detrás de mi escuchaba sus risas y yo no paraba de correr para impedir que él me atrape. Hasta que en una sección del laberinto me detuve de golpe y los vi.
Eran Hades y Julia juntos.
—Ouh… —. Escuché a Thomas apenado atrás de mi.
—No entiendo porque está con Killiam si ama a Hades.
Nos alejamos para darles su privacidad y Thomas me toma de la mano.
—Ella sabe que nada es seguro con Hades mientras que con Killiam si. Sabes que Julia nunca va a dejar de amarlo y que siempre va a volver a él.
Si Hades es atractivo y no lo digo solo porque sea mi hermano y lo ame más que a nadie en el mundo, pero Julia debe comprender que jugar con ambos hombres está mal. Todos podrán ver a Killiam muy tranquilo y ser un santo, pero ese hombre se vuelve un demonio cuando se entera que lo han traicionado o engañado. Por algo mis dos hermanos están solteros.
Editado: 08.08.2025