Si tan solo me hubieras querido

Cap. 12. El Contenido de la carta.

La discusión de Alejandro y los dos empleados llegó a los oídos de Katerin, a quien por supuesto no le hizo gracia. Las acciones de Alejandro la molestaban, su presencia y sus palabras no le causaban nada bueno, sólo se sentía cada vez más abrumada.

Mientras que, Alejandro se esforzaba por dar lo mejor de él. Cada día se mostraba aún más cariñoso y amoroso a ella, quien de manera indiferente lo trataba.

— Buenos días, Katy.
Exclamó Alejandro colocando una taza de café sobre el escritorio de ella. 
— Buenos días, Alejandro.
Respondió de mala manera.

«No entiendo por qué de repente está así conmigo, que yo recuerde no le he hecho nada malo. Además, ese día me confesó que yo también le gustaba» pensó Alejandro completamente desconcertado.

— ¿Estás bien?

Él quería saber que estaba pasando de una vez por todas, desde aquel día ella ya no era la misma. Hasta su mirada y sus gestos habían cambiado.

— Sí, ahora dime que tengo pendiente.
— ¿Sólo eso?
Preguntó un poco ofendido.
— Sí, que esperas.

«A que nos volvamos a amar como ese maravilloso día» quería decirle, pero con solo ver el duro semblante de ella todo se desvaneció.

— Tú... Yo... Ese día...
Titubeó indeciso y confundido.
— No sé de que me hablas, pero, es mejor que te apresures a decirme que esta pendiente para hoy.
Respondió desesperada.
— Está bien.
Contestó desilusionado.

Alejandro permaneció en silencio, las palabras no podían salir a través de su seca garganta, la indiferencia de Katerin le comenzaba afectar.

«¿Acaso sólo jugó conmigo? No, eso no puede ser. Sus palabras y sus gestos parecieron sinceros sólo debe ser un malentendido.» pensó dándose ánimos.

— Y, bien. ¿Qué pendientes hay?
Preguntó con desesperación.

Katerin no soportaba verlo, sólo con ver su rostro le recordaba que una vez se había humillado por ese hombre que ahora que lo observaba con detenimiento no tenía nada bueno.

— Tienes una reunión con el empresario de Reino Unido, a las 8:30 am. Otra con el de Nueva York y tienes un almuerzo con la empresaria de China.
— ¿Es todo?
Preguntó seria.
— No, después tienes una reunión con los ejecutivos.
Respondió Alejandro, mientras aún se preguntaba que es lo que le había ocurrido a su relación.

Katerin después de analizar todo, anoto y organizo sus deberes.

— Bueno, prepara los papeles necesarios.
Ordenó mientras revisaba su ordenador.
— De acuerdo. Eso significa que, ¿te voy a acompañar?
Preguntó con la esperanza de permanecer más tiempo a su lado.

Katerin esbozo una divertida sonrisa, con dificultad mantuvo su compostura y le dirigió una fría mirada a Alejandro, que la miraba con esperanzas.

— No, iré sola.
Respondió mirándolo.
— Oh, está bien. En un momento te tengo los documentos.
Dijo desilusionado, estaba claramente que algo le había ocurrido a su amada Katerin, a aquella que lo trataba con mucha amabilidad parecía haber desaparecido.

Salió de su oficina con el corazón destrozado y con el objetivo de descubrir que es lo que le había ocurrido. Tiempo después le entregó los documentos y Katerin se fue, sin decirle nada más.

Mientras estaba en su oficina dándole vueltas al asunto, finalmente Alejandro recordó la carta.

Aprovechó el momento que ella estaba afuera, así que busco la carta exhaustivamente, hasta que la encontró en uno de los cajones.

«Al fin sabré porqué ella es esa mujer fría conmigo, posiblemente podré defenderme y hacer algo para que vuelva a ser la misma» se dijo así mismo con una radiante sonrisa.

La carta decía lo siguiente:

Hola amor, ¿cómo te ha ido por allá? Espero que bien, por mi parte ya estoy apunto de volver de hacer mis asuntos. Estoy muy ansioso de poder verte de nuevo.
Pd. Te amo mucho.
Ansío el momento en que pueda tenerte de nuevo entre mis brazos. Estoy contento porque pronto nos veremos, mi amor ❤️❤️.

Al leer lo que decía se sintió muy triste y la guardo donde estaba y se marchó deshecho a su oficina. Pero él no se daría por vencido ya que sabía los sentimientos de ella...

— No me daré por vencido por solo una miserable carta, ella me ha dicho que me ama y son más fuertes las palabras dichas de la boca que escritas en una carta. Te haré cambiar de opinar y me amarás solamente a mí, ya lo verás Katerin.
Dijo confiado a la nada.

Estaba seguro que su amor era más fuerte que de aquel extraño.

Lo que Alejandro no sabía era que aquella carta no era la verdadera. Katerin había sido demasiado inteligente, ella ya venía ver esto.

La carta original sólo informaba sobre su regreso y sobre si todo estaba bien.

Katerin sabía jugar bien sus cartas, Alejandro era un pobre tonto, quien sí al menos le hubiera dado la oportunidad de conocerla lo suficiente bien, habría podido darse cuenta que a quien tenía a su lado era a la mujer que más daño había hecho.

Al finalizar la junta, Katerin observo detenidamente el lugar y se dio cuenta que Alejandro había estado ahí.

— Te conozco lo suficiente, mi querido Alejandro.
Dijo con una fría sonrisa.

Mientras tanto, Alejandro estaba buscando formas de seducirla, él no iba a permitir que alguien más le quitará a una mujer tan valiosa y hermosa como ella. Al fin había encontrado a alguien que valiera la pena.

— Con esto por fin lograré que me ames.
Exclamó con alegría.

Así fue, como pasó el tiempo. Alejandro se sentía cada vez frustrado. Katerin no lo miraba como antes, ella solo lo mandaba y le pedía trabajos, era tratado como cualquier empleado más.

A veces solía ser amable con él, lo cual lo confundía bastante y después volvía a portarse indiferente con él. Sus miradas y sonrisas coquetas lo desconcertaban, lo llamaba y le decía cosas maravillosas. Endulzaba su oído con dulces palabras y al otro día ni siquiera lo miraba.




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