Si tan solo me hubieras querido

Cap. 19. No todo está perdido, o, ¿Sí?

Con los sentimientos a punto de desbordarse, al fin comenzó a leer la carta :

«“*Querida Gyuri.

Sé que esto te lo debí haber dicho antes, pero, todo lo que te he dicho es mentira.
Mi hijo no te ama, yo tenía la esperanza que algún día te amará. Pero, como veo las cosas, creo que me he equivocado y te he atado a alguien que no te ama ni te merece, tú eres muy importante para esta empresa. 
Sin embargo, ante todo esto, está primero tu bienestar. Por favor, te pido que no tomes represalias contra mi hijo, él tampoco sabía nada, yo lo obligue para que se casara contigo, en verdad lo siento, no quería perder mi empresa, quería lo mejor para mi hijo, sé que hice mal y espero que me perdones.
Eres una mujer maravillosa y de buen corazón, espero que no haya llegado demasiado tarde.

Te quiero mucho hija*."»

Al terminar de leer la carta, Katerin rompió en llanto, y toda malicia de su corazón desapareció, ella se había convertido en lo que juro que no se convertiría. Se había dejado llevar por la venganza y se había olvidado de su esencia. Ella era una mujer gentil y de buen corazón, no como lo estaba siendo últimamente, una fría y calculadora mujer.

Salió rápido de su oficina y corrió a la de Michael aún con el rostro empapado de lágrimas. Michael al verla así se preocupo e inmediatamente la abrazo.

— Michael, nos vamos hoy — dijo de repente aún con lágrimas en sus ojos
—¿Qué? ¿Por qué tan de repente? ¿Qué pasó? — preguntó sorprendido.

Katerin con dificultad se tranquilizo, se limpio sus lágrimas, ella debía explicarle todo a Michael, quien la miraba con preocupación.

— Yo estoy arrepentida de todo lo que he hecho, es que... Esta no soy yo —respondió llorando una vez más.
— Tranquila, cálmate y cuéntame que sucedió — dijo abrazándola más fuerte. 
— Yo no soy ésta, yo no sé quién es, mira en lo que me he convertido, yo no era así, ésta no soy yo, ¿verdad que no? — dijo sollozando.

Michael acarició con cariño su cabello, le dio pequeñas palmaditas en la espalda, la tomó de los hombros y la miró detenidamente.

—  Ya te has dado cuenta, es bueno que lo reconozcas, pero no olvides que eres una mujer muy valiosa, así que no llores más y dime que sucedió — la animo mirándola con cariño.

Katerin lo miró, respiro hondo, exhalo y finalmente esbozo una pequeña sonrisa.

— Yo encontré esta carta — confesó mientras le entregaba la carta a Michael.

Él la leyó detenidamente, luego se la devolvió a Katerin, la tomó de nuevo de los hombros y le dirigió una atenta mirada.

— Entiendo, así que todo fue por obra del padre de Alejandro, aunque no hay que olvidar que él no es del todo inocente — comentó serio.

«Entiéndelo, jamás te querré. Nunca habrá nada entre nosotros» recordó las duras palabras que siempre le había dicho Alejandro mientras estaban casados.

—Sí, pero, él siempre me dejó en claro que no me amaba — argumentó con una mirada triste.

— Bueno, no estés triste, ya te has dado cuenta que lo que estás haciendo está mal y no te sientes bien con lo que estás haciendo, es mejor que regresemos a New York, además Sandy te está esperando — dijo dándole un beso en su mejilla.

El rostro de Katerin se iluminó, y no precisamente por aquel beso, sino que extrañaba a esa hermosa criatura que había llegado a alegrarle la vida.

— Mi niña, mi bella niña, la extraño mucho — dijo nostálgica.
— A ella le dará gusto volverte a ver — comentó feliz.

Katerin no se lo pensó demasiado, ella ya no tenía nada más que hacer aquí, por lo que decidió que era momento de volver.

— ¿Sabes qué? Hoy mismo regresamos, pero antes te quiero pedir un gran favor — respondió decidida.

Michael sonrió ante aquella decisión, ella y él al fin estarían lejos de aquel hombre que la había tratado mal.

— Sí, el que quieras — contestó contento.
— Haz los trámites para transferir le la empresa a Alejandro — respondió sería.

Michael la miró con incredulidad. No entendía porqué quería darle algo que ella misma había salvado de la ruina a alguien tan irresponsable como Alejandro. Sin embargo, era una decisión que él iba a respetar. Después de todo, ella sabía lo que hacía y él no se iba a interponer en sus decisiones.

— Pero, ¿Por qué? — preguntó sorprendido.
— No me gusta tener algo que no es mío, sabes que a mí me gusta hacer las cosas, no obtenerlas solo así, tampoco se la estoy regalando, solo le estoy devolviendo la empresa, haz un acuerdo para que te vaya pagando conforme a lo que vaya produciendo la empresa — contestó con tranquilidad.

«Esa es la chica de la que me enamoré, no podía esperar menos de ella» pensó Michael con una gran sonrisa.

— Está bien, será como lo has dicho. Por eso te admiro cada vez más, Katerin. Eres una mujer fuerte y admirable, ¿lo sabías? — respondió contento mientras la contemplaba.

Ella sonrió, luego él se retiro de su oficina, ahora tenía la importante misión de redactar aquel documento. En cuanto más alejados de su pasado estuvieran, mejor estaría ella, eso era lo que Michael pensaba.

— Bueno, manos a la obra, ya quiero regresar a casa.
Se dijo así misma.

Tomó sus cosas del escritorio y las comenzó a empacar, no podía esperar el momento en que volvería estar de nuevo en casa y disfrutar de su pequeña.

Luego realizo una llamada al aeropuerto, reservo su vuelo para esa misma tarde. Luego, le marco a su amiga y le informo de su regreso.

— Me da gusto que ya vienes de vuelta, ni te imaginas lo mucho que tu pequeña te ha extrañado, a pesar de hacer videollamadas ella te extraña bastante.
Dijo su amiga con una sonrisa.
— Yo también la extraño, ¿esta ella contigo en este momento?
— Claro, espera le voy a hablar.

Katerin espero pacientemente, hasta que la pequeña tomó su llamada. La emoción y la felicidad se apoderaron del momento, con el corazón palpitando con rapidez y con las lágrimas a punto de salir, escucho la dulce voz de su niña. 
 




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