Si tan solo me hubieras querido

Cap. 25. Solo ella nos une, pero no hay más amor.

Escuchar las dulces palabras de su niña, toda ilusionada y emocionada por su supuesta gran historia de amor.
Esa que él no había permitido que se realizara, todo por su capricho y necedad de que ella no era lo suficientemente buena para él, cuando en verdad era todo lo contrario hasta ni se la merecía.

Mientras su hija estaba concentrada viendo la tele, a él de repente se le vinieron unos recuerdos.

~ Flashback ~
— ¿Qué te parece este vestido?
Preguntó Gyuri(Ahora Katerin) entusiasmada mientras sostenía un lindo vestido de noche color rosa.

Su fiesta de compromiso seria esa noche, por lo que ella se mostraba totalmente emocionada que no podía ver la dura expresión de Alejandro, quien sólo quería que esto se tratara de una horrible pesadilla.

— Ponte lo que quieras, no me importa.
Contestó desganado.
— Hijo, ¿estás tan nervioso, no?
Dijo su padre llamándole la atención y dirigiendo le una mirada seria.

Gyuri compartió una tímida sonrisa con ellos, los ánimos estaban al máximo y ella solo quería tranquilizarlos.

— Sí, debe ser eso. Pero, no es como si yo me vaya a salir corriendo de la boda y dejarte plantado
Contestó Gyuri bromeando con su suegro.
— Ojalá.
Balbuceo Alejandro con desinterés.

Ernesto lo miró  con molestia, la negatividad de su hijo era inminente, solo que Gyuri sabía como aparentar lo e ignorar sus palabras o sólo que ella era demasiado ingenua para darse cuenta.

— Hijo, ¿Qué dices?
Siseo su padre.
— Ojalá que no te atrevas.
Comentó serio.
— No, claro que no. Sabés que sólo te amo a ti.
Respondió con una gran sonrisa.

...

Las personas miraban con alegría y a la expectativa a la joven pareja, la cual estaba a punto de unir sus vidas.

— ¿Aceptas a Gyuri Reynosa como tu esposa, para amarla y respetarla hasta que la muerte los separe?
Preguntó el juez.

Gyuri miraba a Alejandro con plena felicidad. Esto era como uno de tantos sueños que había tenido, no esperaba que fuera un día a hacerse realidad.

— Acepto.
Respondió serio y con frialdad.

Aunque ella no lo noto. Por su parte, estaba tan emocionada que él pudo notar que le temblaban las piernas y las manos cuando le colocó el anillo.

— Puede besar a la novia.
Declaró el juez con una sonrisa.

Gyuri cerró sus ojos esperando por aquel beso que cerraría su pacto. Alejandro le dio un insípido beso.
Todos los presentes estaban felices por su matrimonio al igual que la novia. Mientras, que Alejandro estaba muriendo por dentro.

...

Por otra parte, otro recuerdo llegó.
Después del funeral de su padre, Alejandro se sentía con gran libertad y más confianza. Ya no estaba su padre para llamarle la atención y menos para impedir lo que había deseado desde que se habían casado.

— Quiero el divorcio.
Soltó con seriedad.
— ¿Qué? ¿Qué dices?
Preguntó incrédula.
— Lo que oíste.
— ¿Qué hice mal? Dímelo y yo lo soluciono pero no me hagas esto.
Dijo desesperada.
— No hiciste nada, sólo es que yo nunca te quise.
Confesó Alejandro con molestia.
— No, eso no es cierto. Estás mintiendo y no se porque lo haces.
Contestó con lágrimas en los ojos.
— Entiéndelo, yo nunca te ame ni te amaré, me case contigo porque mi padre así lo quería. Yo no... Te amo.
Lo dijo sin escrúpulos. Mientras tanto ella sentía que su corazón se rompía en mil pedazos.

...

En otra ocasión...
Gyuri regresaba después de una larga jornada en la empresa, mientras Alejandro se mantenía observando su celular y descansando en su cama.

— Ya, llegué, hoy tuve una larga junta. ¿Qué hiciste?
— ¿Qué te importa?, además a mí que me importa lo que hayas hecho.
Siseo molesto.
— ¿Estás bien?
Preguntó preocupada.
— No, déjame en paz.
— Está bien, si necesitas algo. Dímelo y yo con gusto te ayudaré.
Dijo sonriente y se fue.

Las duras palabras de Alejandro le dolían pero su amor la cegaba a creer que él sólo estaba mal, que él no la trataría así por ninguna razón. Ella creía todo, menos que él no la amará.

Mientras que Alejandro hacía de todo para alejarla de su lado por su propia voluntad. Pero, al intentar casi de todo. Ella aún seguía con él, hasta se preguntaba si en realidad ella se amaba.

~ Fin de los flashback ~

¿Cómo había sido tan duro con ella, tan malo? Cuando ella solo le daba amor incondicional, solo se preocupaba por él.

— Papi, tú y mamá, por fin, ¿van a estar juntos?
Preguntó con brillo en sus ojos.
— Eso todavía no lo hablamos, princesa.
Contestó conteniendo las lágrimas y el nudo que se le había formado en la garganta.
— Y ¿qué esperan?
Preguntó desesperada.
— Nada, solo que no hemos tenido tiempo, tranquila, ¿si?
— Está bien, papi. Prométeme que hablarán.
— Te lo prometo.

Y así pasaron la tarde juntos, cenaron todos juntos. Cuando cayó la noche, era momento en que Alejandro se fuera.

— Sandy, ve a lavarte los dientes y después a la cama.
Dijo Katerin amablemente.
— Sí, mami. Papá, ¿no se va a quedar?
Preguntó con una tierna sonrisa.
— No.
Respondió de inmediato Katerin.
— ¿Por qué?
Preguntó la pequeña con curiosidad.
— Porque tiene cosas que hacer.
— Papá, ¿es verdad?
Preguntó la pequeña mirando a su padre detenidamente. Mientras, Katerin observaba con una mirada seria a Alejandro.
— Sí, cariño. Luego vengo, te lo prometo. ¿Sí?
— Está bien, papá.

Y subió las escaleras, para después irse a su cuarto.
Mientras tanto...

— Katerin... Yo... ¿Podemos hablar?
Vaciló Alejandro con el corazón apretado.
— No, no tenemos nada de que hablar. Lo que teníamos que discutir ya lo hemos hecho. 
Respondió Katerin con indiferencia.
— Claro que sí, tenemos cosas que hablar aún . La niña quiere que estemos juntos, así que piénsalo.
Soltó Alejandro con una pequeña sonrisa.




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