Si tan solo me hubieras querido

Cap. 28. Un buen inicio.

A la mañana siguiente, cuando la pequeña vio a su padre, su sonrisa se ensanchó lo más grande que pudo, la comisura de él también se torció en una brillante sonrisa. Para Katerin esto era totalmente diferente, la sensación que sentía en su cuerpo era realmente extraña para ella, no obstante, no era para nada incómodo ni nada malo. Al contrario, sentía una gran tranquilidad, se sentía completa, ver a su pequeña siempre la había hecho sentir así, pero ver que sonreía más, era gratamente reconfortante.

Los días siguientes, la pequeña sonreía todo el día, no paraba de decir lo contenta que se sentía, tener a su padre a su lado la emocionaba bastante.

El día del padre se acercaba, por lo que en el colegio que ella asiste harían una celebración, por lo que ella lo invitó.

— Papi, debes ir, me lo prometiste.
Dijo Sandy en tono amenazador.
— De acuerdo, pequeña. Cuenta conmigo mañana, ¿sí?
— Sí, Papi.

Katerin sólo veía como su hija estaba siendo feliz con su padre. Aunque, tenía sus dudas, no podía confiar completamente en Alejandro, después de todo él la había lastimado bastante.

Llegó el día del padre, ella se estaba temiendo lo peor, no quería que su hija sufriera. Nunca le iba a perdonar a Alejandro esto, ni tampoco se lo perdonaría a ella misma.

Llevo a su hija antes de que el evento comenzará. Sandy se tenía que preparar para el programa que todos los niños iban a presentar. Katerin la despidió con una gran sonrisa. Aquella con la que trataba de ocultar su creciente temor.

Alejandro no llega, Katerin espera lo peor. Solo falta un minuto para que comience aquel programa, un minuto decisivo, en el que todas las cosas se decidirán al fin.

«¿Por qué no llegas, Alejandro? No le puedes hacer esto a Sandy» pensó molesta.

Todos los niños se encuentran listos en los vestidores, sus caras demuestran una mezcla de sentimientos: emoción, nerviosismo, felicidad.
Ya han dado la primera y segunda llamada para que todo comience.

La mirada inquieta de Sandy lo dice todo a Katerin, por lo que decide a salir a ver si ya viene Alejandro.

«Espero que llegues pronto, sino quieres conocer mi ira, Alejandro Magno» susurro mientras salía a la calle.

Observó a los lados de la calle, y nada. Se dio media vuelta, ya iba caminando de vuelta al festejo cuando, de repente, un carro frena a toda prisa que hasta se puede oír el rechinar de las llantas sobre el asfalto.
Sorprendida da la vuelta, se encuentra con un Alejandro agitado y con un bello ramo de rosas.

— Has venido.
Dijo atónita.
— Por supuesto, por nada del mundo me perdería a mi princesita.
Contestó con una brillante sonrisa.

Katerin se relaja, respira hondo y le da gracias al cielo. Al menos, no se había equivocado con él esta vez.

— Apresurémonos, ya casi van a comenzar.
Respondió tomándolo del brazo y llevándolo hasta donde el evento se realizaría.

Katerin y Alejandro se sientan en un buen lugar donde tienen buena visión del escenario. Dan la tercera llamada y los niños salen despavoridos vestidos de animalitos de la selva, cantando animadamente una canción. Todos van desfilando, en eso Sandy sale muy bonita con su traje de mariposa, al ver sentado a su padre lo saluda con una magnífica sonrisa.

— Nuestra princesa está feliz de verme.
— Sí, yo también lo estoy. Gracias a que mantuviste tu promesa, ella está feliz y si ella lo es, yo también lo soy.
Responde mientras aplaudía al compás de la música como todos los demás padres lo hacen.

Esto sorprende mucho a Alejandro, ¿será que aún tiene esperanza de tener otra oportunidad con ella?

Al término de la canción, cada niño da unas pequeñas palabras a sus padres. Toca el turno de la pequeña mariposita.

— Estoy muy feliz de que mi padre haya venido a verme, por años había esperado este grandioso momento, mi madre hizo de todo por traerlo de vuelta, estoy muy emocionada por eso, nos separaron por varios años, pero, ahora que lo tengo, espero que nada nos vuelva a separar jamás.

Todos aplaudieron conmovidos por aquellas palabras. Katerin estaba tan feliz que derramó lágrimas de la emoción, Alejandro sentía una inmensa felicidad, que también derramó pequeñas lágrimas.

Al finalizar todo, los niños fueron con sus padres. Sandy corrió a los brazos de su padre, él cual la tomó en brazos y la cargo como si de una ganadora se tratará, luego le entregó aquel ramo. Ella lo beso con gran ternura, Katerin los contemplo feliz.

Con este gran acto que había hecho hoy, se había vuelto a ganar su confianza, tal vez era tiempo de darle la oportunidad de que demostrará que ya había cambiado.

Tan solo aquella idea la emocionaba, no sabía el motivo, pero, sentía una completa felicidad.

Los tres comieron una agradable comida, felices platicando de la actuación que había tenido la pequeña. Al término de la comida, Alejandro se armo de valor y decidió invitarlas a que fueran al cine.

— ¿Qué les parece si vamos a ver una película?
— Sí, Mami. ¡Hay que ir! ¿Sí?
— Tú puedes ir con tu padre, anda disfruta el día con él, te lo mereces. 
— Pero, y, ¿tú?
Contestó la pequeña con tristeza. 
— Yo tengo asuntos que resolver, te prometo que en otra ocasión iremos, ¿sí?
Dijo Katerin acariciando el rostro de su nena. 
— De acuerdo, Mami.

La niña se subió felizmente al coche de Alejandro, mientras que ellos dos se encontraban afuera.

— Cuídala bien, nos vemos luego.
— Katerin, ¿No quieres venir porque te desagrado?
Preguntó Alejandro con tristeza en su voz. 
— No, no es eso. Tengo varios asuntos que tengo que resolver. Por favor, cuida de ella.

Le dirigió una última sonrisa a su pequeña, luego se metió a su coche y arrancó. Alejandro por su parte subió al coche, le sonrió a la pequeña y comenzó a manejar en dirección al cine. Después de todo, no la pasaría mal, estaba a lado de su hija. Que lo miraba con mucho amor.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.