Si tan solo no fuera... yo!

Capítulo 19:

 

“A VECES LA GENTE LLORA, NO POR QUÉ SEAN DÉBILES, SI NO POR QUÉ YA LLEVA MUCHO TIEMPO SIENDO FUERTES”

 

 

-Ponte ahí mi pequeño- Señalo el lugar.

- ¿Aquí? – Pregunta sonriendo, asentí con la cabeza, espere por unos segundos a que se acomodara y le tome una foto con la cámara y luego me aparte de la cámara y le tome una foto con mi celular y lo guarde, al mismo tiempo levanto la vista y veo a mi pequeño, su sonrisa, sus ojos con ese hermoso brillo de felicidad, su rostro que expresa todo lo que siente en este momento y sus sedosos cabellos alborotados. – Es… Hermoso. – Susurro para mí misma.

-Se te caerá la baba, hermanita. – Doy un pequeño salto al escuchar la voz de Kevin sorprendiéndome, se acerca a la cámara y comienza a mirar las fotos, mientras revisa las fotos su ceño se frunce. – No sales en ninguna de estas fotos. – Dice y me mira. - ¡Pequeñín! – Llama a mi pequeño con el apodo que le puso, él se acerca corriendo. - ¿Quieres salir en una foto con mi hermana? –

-Shii! – Responde con una sonrisa.

-Bien… Ponte ahí. – Me señala a mí, voy a cargar a mi pequeño en mis brazos mientras mirábamos la cámara y a mi hermano. - ¡Sonrían! – Habla y yo sonrío, siento un beso en mi mejilla que al mismo tiempo Kevin toma la foto, giro mi cabeza y me encuentro con mi pequeño con na enorme sonrisa en sus labios la cual devuelvo, me acerco a él y deposito otro beso en su frente cubierto por sus mechones ondulados, Kevin sigue tomando fotos.

-Feliz cumpleaños número cinco mi pequeño. – Lo felicito para luego abrazarlo, al abrazarlo veo detrás de él los montones de regalos que le dejaron niños y el resto de sus familiares, fue ahí cuando recordé del regalo que tenía para él, me separé un poco de él. – Pequeño, te tengo una sorpresa. – Dije entusiasma.

- ¿De verdad? – Asentí y lo bajé.

-Espera un momento aquí. – Asintió con la cabeza y yo fui corriendo a la habitación de mi pequeño.

Subí por las escaleras corriendo teniendo cuidado de no caer, llego a la habitación y voy asía uno de los cajones de la pequeña cómoda que tenía aquí; reviso el primer cajón moviendo todas las cosas que se encuentran dentro encuentro la llave, con la llave en mis manos salgo corriendo de nuevo y entro a la habitación de los padres de Evelin, abro el armario un poco desesperada y saco la pequeña bicicleta que se encontraba dentro, cierro de nuevo el armario y dejo las llaves sobre la mesita de noche, tomo la bicicleta y bajo otra vez al patio.

Salgo por la puerta trasera, veo niños corriendo de un lado a otro sin parar, algunos con globos y adultos hablando entre ellos, busco a mi pequeño con la vista, cuando logro visualizarlo voy a paso lento junto a él.

- ¡Ten mi pequeño! – Voltea a verme, sus ojos se abren como platos y su sonrisa más grande que antes, se acerca corriendo asía a mí y me abraza.

-Sii!! – Celebra cuando se separa de mí. – Mushas Gacias. – Asiento y le entrego la bicicleta.

- ¿Quieres probarla? – Le pregunto.

-Shi!... Pelo… - Se desanima un poco. – No ze colel en uno. – Mira el suelo.

- ¡Yo te ayudo! – Se acerca Kevin, por un lado.

- ¡Yo también! – Se acerca Evelin por otro lado.

- ¡SIII! – Grita feliz.

-Está bien… Vamos. – Hable.

Pasamos toda la tarde entre risas y diversión, celebrando el cumpleaños de mi pequeño.

 

(…)

 

Con cuidado lleve a mi pequeño a su habitación, entre y cerré la puerta con un pie, me acerque a su cama y me quite mis zapatos, hice a un lado las frazadas y baje a mi pequeño en su cama, ya se encontraba dormido, entonces fui a buscar mi ropa y me metí a bañar en la habitación de Evelin.

-Hoy será un día inolvidable para Pedro, ¿No lo crees? – Pregunta Evelin buscando ropa en su armario.

-Así es. – Respondí también cerrando la puerta del baño. - ¿Qué tengas una linda noche! – Me despedí de ella caminando asía la puerta de la habitación para poder salir.

- ¡Tú también! – Asentí mientras ella me veía, cierro la puerta de su habitación y antes de entrar en la de mi pequeño oigo que me llaman.

- ¡Jemisha! – Volteo a ver a mi hermano.

- ¿Umm? –

-Solo quería despedirme. – Habla sonriendo, asentí con la cabeza. Se acerca a mí y deja un beso en mi frente. - ¡Que duermas bien! – Habla con una sonrisa.

- Tú igual –

-Gracias… Adiós. – Se despide y se va.

Sonrío y entro a la habitación de mi pequeño, le doy un beso en su mejilla.

-Buenas noches, mi pequeño. – Lo acurruco bien entre las frazadas y vuelvo a salir.

Cuando salgo todas las luces se encontraban apagadas, así que, con pasos sigilosos de no despertar a nadie, salgo de la casa. Salgo a la vereda y busco con la vista a mi hermano, no hay nadie a estas horas por lo que logro visualizarlo bien.

- ¡Kevin! – Comienzo a caminar asía a él mientras lo llamo. - ¡Kevin! – Voltea a verme y con una sonrisa camina asía a mí.

- ¿Qué sucede mi niña? – Se para frente a mí.

Me acerque más a él y lo abrace, bastaron unos segundos para que me correspondiera el abrazo, y solo bastaron unos minutos para ser interrumpidos.

-Qué escena más tierna. – Se escucha la voz de ese maldito.

- ¿Qué quieres maldito? – Respondió Kevin mientras se posiciona frente a mí encarándolo.

-No me hables así niño, ¿Se te olvida que soy tu padre? – Con tono arrogante volvió a hablar.

--Tú ya no eres, ni serás mi padre. – Sentenció más que furioso. – Ahora lárgate, no quiero volver a verte y menos cerca de Jemisha… Por qué te mataré. – Solo empezó a reírse.

-No serías capaz niño. – Se burló.

- ¡No me provoques! – Alza más la voz.

- ¿Qué?, ¿No tienes agallas? – Kevin no respondió, apretó fuertemente sus puños. – La verdad es que… Nunca nos faltó dinero. – Habla con simpleza.



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En el texto hay: soledad, depresion problemas familiares

Editado: 22.03.2022

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