Capítulo 13

Entré a mi habitación, dejando la puerta entreabierta, y me dejé caer en la cama con un suspiro largo. Aún podía sentir el aire frío del otoño en mis mejillas, y la tranquilidad del parque parecía seguir conmigo, envolviéndome en una calma inesperada. Cerré los ojos por un momento, dejando que los pensamientos se arremolinaran en mi cabeza…

El silencio que había en la casa le dio rienda suelta a mis emociones, no podía dejar de sentir esa alegría al saber que todo estaba bien, que todo había salido mejor de lo que hubiese esperado. La forma en como la conversación entre nosotros fue fluyendo tan bien, ese ambiente que habíamos creado, esa burbuja en la que nos quedamos por momentos… todo eso era algo que no había sentido hace tiempo, y era mejor que lo que alguna vez había podido sentir.

Había algo en él, algo que me estaba atrayendo, como la gravedad. No era la forma de hablar, de entender lo que pasaba, o de decir lo correcto en el momento adecuado. No era tampoco esa mirada que parecía entenderlo todo y expresar lo que decía. Era la sensación de que, de alguna manera, estaba descubriendo algo nuevo de mí misma a través de él.

Nos habíamos conocido hace poco, pero había una conexión que no podía ignorar, como si su presencia me empujara a ser más honesta conmigo misma. Sentía una comodidad extraña, una facilidad en abrirme, en compartir mis pensamientos, sin preocuparme por ser juzgada.

Mi teléfono vibró suavemente a un lado, sacándome de mis pensamientos. Lo tomé, esperando ver algún mensaje en el grupo de mis amigas, preguntando cómo había ido todo. Pero no, era de Yoongi.

Yoongi: “¿Llegaste bien a casa, Lizzy?”

No pude evitar sonreír al leer su nombre en la pantalla, como si esa pequeña atención de su parte hiciera que todo lo que había sentido durante el día cobrara más sentido. No era un gran gesto, pero era algo, una señal de que quizás él también estaba pensando en lo que había pasado.

Yo: “Sí, llegué hace unos minutos. ¿Tú?”

Yoongi: “Estoy bien, aunque congelándome un poco, el otoño se está poniendo serio este año. Fue un buen día.”

Leí su mensaje un par de veces antes de contestar. Necesitaba controlar primero la oleada de emociones que me sacudía.

Yo: “Sí, estuvo bien. Me alegro de que te hayas tomado el tiempo para salir.”

Yoongi: “Siempre hay tiempo para cosas importantes”.

Leí esa última frase al menos cinco veces. ¿«Cosas importantes»? Mi corazón dio un pequeño brinco, era lo que hacía últimamente a causa de él.

Me senté en la cama, como si la nueva postura me ayudara a pensar mejor. ¿Era eso lo que había sido hoy para él? ¿Algo importante? No pude evitar sonreír.

Decidí no darle demasiadas vueltas. A veces, las palabras eran solo eso: palabras. Pero no podía negar que una parte de mí comenzaba aferrarse a la idea de que esto, lo que sea que estuviera pasando entre Yoongi y yo, podría ser algo más que un solo, amigos, pero la otra parte de mí, seguía teniendo miedo de equivocarse, de volver a confundir las buenas acciones, de interpretar de una manera errónea todo.

Yo: “Sí, siempre es bueno dedicar tiempo, fue un buen descanso entre todo lo que tenemos encima.”

Él respondió casi de inmediato.

Yoongi: “Sí, lo necesitaba. Espero que podamos hacerlo de nuevo. Me gusta hablar contigo.”

Esa última frase me tomó por sorpresa, y no pude evitar sonreír aún más. ¿Quería volver a verme? ¿Quería que esto se repitiera? No podía creer que esas pequeñas palabras pudieran tener tanto efecto en mí. Pero ahí estaba, con una sonrisa tonta en mi cara y mi corazón latiendo más rápido de lo normal.

Yo: “Me encantaría. También me gusta hablar contigo.”

No hubo respuesta de inmediato, pero no me importaba. Sabía que eventualmente lo habría, y eso me daba una extraña tranquilidad.

Me dejé caer de nuevo en la cama, sosteniendo el teléfono sobre mi pecho, mientras mi mente volvía a recorrer cada detalle del día. Desde el momento en que Yoongi me saludó al llegar en la cafetería, nuestro paseo hasta el parque, hasta la despedida frente a la parada de autobuses, pasando por cada sonrisa y mirada que habíamos compartido.

Mis pensamientos fueron interrumpidos por otro mensaje. Esta vez, del chat grupal de mis amigas.

Sujin: “¡Cuéntanos todo ya!”

Yumi: “¿Qué pasó con la cita, eh?”

Yeji: “¿Fue tan romántico como en mis sueños? ¡Dinos que sí!”

Reí en voz baja mientras veía cómo los mensajes se acumulaban, y aunque sabía que mis amigas no me dejarían en paz hasta que les diera todos los detalles, sentí la necesidad de quedarme con algunas cosas para mí. Tal vez porque, por primera vez, no quería compartirlo todo. Quería que este pequeño rincón de mi vida, esta nueva conexión con Yoongi, fuera algo que pudiera descubrir a mi propio ritmo, sin alguna presión, nosotros a nuestro ritmo, con nuestras expectativas.

Yo: “Chicas, fue solo una salida normal, no se emocionen.”